5.- Nuevo kicker

La campaña pasada fue espantosa, horrorosa, penosa, y todas las “osas” que queramos pero…

Acabamos 6-9-1. De no haber sido por los fallos de Nugent en Londres (field-goal y extra-point), nos deberíamos haber llevado el partido sin llegar al tiempo suplementario. Contra Buffalo, dos fallos en sendos extra-points nos hicieron llegar a la última jugada 4 puntos por debajo, y desde field-goal range, en vez de tener que buscar el TD, nos hubiera bastado un FG para ganar. Contra Houston, en esta ocasión fue Bullock quien erró el FG que nos hubiera dado la victoria. Sin estas cagadas de los pateadores, el balance final hubiera sido de 9-7. Simplemente con haberlo hecho un poquito mejor el partido que perdimos contra los Giants de sólo un punto, nos hubiésemos metido en playoffs con 10-6. Sí, en esa misma temporada que a todos nos parece tan asquerosa. ¡Al loro, que no estamos tan mal!

Por tanto, como queda demostrado, tener un buen kicker no es una cuestión banal. En la NFL, apostar por lo barato muchas veces sale caro, y esta máxima la hemos sufrido en nuestras carnes con reiterada insistencia. Cuando un equipo aspira a las cotas más altas (es decir, lo que deberían pretender todos) no vale cualquiera, hay que conseguir al mejor disponible. Y si no resulta, se le corta sin sentimentalismos. Esto es un negocio, aunque nuestros dirigentes lo confundan con una ONG. Por tanto, traer este año una competencia REAL en la posición de kicker durante el verano sólo nos puede traer beneficio.

De todas formas, ya nos conocemos, y muy mal lo tendrá que hacer Elliot para que su nombre no figure entre los 53 elegidos al roster final (Bullock nunca ha sido más que un jornalero, con más bajos que altos). El novato es seguramente el kicker más fiable de la promoción, con mejor técnica y precisión demostrada durante todos los años de su etapa universitaria. Quizá no tenga la potencia de pateo que tanto se reclama en la NFL actual, pero tanto en kickoffs como en disparos a palos, sus patadas siempre van bien dirigidas, incluso con mal tiempo.

Sirva este ejemplo para poner sobre la mesa que pese a la decepcionante temporada 2016, no estamos tan lejos de volver a formar parte de la elite de la Conferencia. Se perdieron por poco partidos que se debieron haber ganado, incluso alguno con polémica arbitral incluida (yo sigo creyendo que en el fumble de Boyd contra PIT había tocado la rodilla en el suelo, pero en fin, ya sabemos esto cómo va). Quiero decir que pese a la deprimente sensación generalizada, con un poco de suerte aquí y unos pequeños ajustes allá, estamos en condiciones de ser contendientes.