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Análisis 2018 y previsiones draft 2019: Defensive Tackles

Draft

Ed Oliver #10 (Houston)

Foto: Orlando Sentinel

 

Durante la carrera de Geno Atkins hemos sido incapaces de colocarle un compañero a su altura. Es así, debemos asumir nuestro fracaso. Ahora ya la misión no es insistir en esta cuestión, sino la de encontrar un relevo a nuestro particular “demonio de Tasmania”, toda vez que la fecha de su jubilación se acerca a angustiosa velocidad. Hemos vivido muy bien con él como referente, reclamando para sí dobles bloqueos que liberaban de responsabilidad a sus compañeros. El hueco que deje su ausencia puede ser del tamaño de un agujero negro que engulla al resto de la defensa.

 

Dice el refrán que si la vida te da limones, hagas limonada. Este draft viene bien surtido con una posición de defensive-tackle que muchos califican como histórica. Probablemente deberíamos aprovechar esta oportunidad para solidificar la posición de cara al futuro más que pensar en el presente. Ahora bien, este mismo razonamiento nos valdría para argumentar que habiendo tantos tan buenos, podríamos esperar a rondas medias donde también pescaríamos jugadores de calidad.

 

Por tanto, este análisis girará en torno a estos planteamientos: conseguir un crack fuera del top-10, adquirir un presumible buen titular optimizando una selección no tan alta, o simplemente, pensando que no nos hace falta en absoluto y lanzar una apuesta al azar en ronda baja esperando acertar, como pasó con Atkins en 4ª ronda.

 

Desde luego, con Ed Oliver sería no fallar. Es un escándalo de jugador. No entiendo cómo hay mocks que lo ponen más abajo del pick-10. Es mi jugador favorito para el draft. Si se lo llevan antes de nuestra elección, mala suerte; pero si está disponible y no le drafteamos, voy a agarrar un cabreo del 15. Es probable que necesitemos más un linebacker, o incluso un offensive-tackle, pero no todos los años se tiene la oportunidad de conseguir en una primera ronda que no sea de las privilegiadas un talento de semejante categoría.

 

Estamos ante un jugador con una potencia brutal. Para lo pequeño que es (ya hablaremos de esto después), mete cada golpe a jugadores más grandes que les dejan temblando. Además, antes de que se lleguen a dar cuenta, porque su explosividad es tal que apenas producirse el snap ya lo tienen en la cara, y con su técnica de manos, con la batalla perdida. Es digno de ver a alguien de su tamaño moverse lateralmente como lo hace. Por agilidad o por fuerza, pero sobre todo por inteligencia, sabe colarse entre la OL y vivir continuamente en el backfield rival.

 

Es un atleta excepcional, como bien puso de manifiesto en un Pro Day para enmarcar. Su mayor crítica ha sido el tamaño, en opinión de muchos insuficiente, para la NFL. Sin embargo, ha ganado peso (está en 287 libras, un peso similar al de Aaron Donald, por ejemplo, que es el mejor DT de la NFL), pero sin perder velocidad (su tiempo en las 40 yardas estaría entre las 3 mejores de todos los jugadores de línea defensiva).

 

Oliver tampoco es muy alto, pero tener un centro de gravedad más bajo le permite ser muy equilibrado y tener un excelente control de su cuerpo; ya sea para “escurrirse” y atacar al QB o para anclar a su par. No tiene los brazos más largos, pero los utiliza estupendamente para desembarazarse de sus contrarios. Digo “sus”, porque a lo largo de su carrera universitaria se ha visto continuamente sometido a dobles bloqueos y aún así ha conseguido destacar con una productividad bárbara (los 53 placajes para perdida de yardas es una cifra asombrosa).

 

Este chico ya destacó en el instituto, de donde salió como promesa de 5 estrellas. Fue entonces cuando hizo historia, al desestimar las ofertas de grandes universidades tejanas para seguir en su Houston natal, jugando junto a su hermano. Si destaco este hecho es porque tengo la impresión que Oliver antepuso otros factores al hecho de jugar en una gran conferencia. No tiene miedo a los retos si se encuentra cómodo en su entorno. Esto es importante si pretendemos conservar a nuestra primera ronda por muchos años.

 

Decía antes que si se nos lesionaba Atkins estábamos fastidiados (en realidad, dije jodidos, pero hablar bien no cuesta un pijo). Pues bien, con Oliver tras él estaría mucho más tranquilo. Nos aseguramos continuar en la elite en este puesto con un jugador que promete ser un constante ProBowler. Pero además, para todos aquellos que tuerzan el gesto por draftear tan alto a un “suplente” (de momento), decirle que en los Cougars, Oliver estuvo jugando de nosetackle. Es decir, aunque en la NFL su posición natural sería la de DT de 3-tech, podría llegado el caso acompañar a Geno para formar una dupla mortal. Es un rusher excepcional, pero contra la carrera también es una absoluta maravilla. Es un jugador de 3 downs, y no todos pueden decir lo mismo.

 

Obviamente, el tamaño va a ser un factor a tener en cuenta. En la NFL se enfrentará a los mejores jugadores del mundo, por lo que no será tan dominante como en college. No obstante, su compromiso está fuera de duda. No para en todo el partido, no se rinde hasta que pita el árbitro, y no es extraño verle correr detrás de un atacante que haya superado la barrera defensiva. En esta NFL orientada al pase, donde cada vez se valora más un pass-rush interior que es muy difícil de encontrar, pasar de Oliver puede ser un error que nos penalice una década.

 

 

Lo bueno: Los de Route Running lo comparan con Geno Atkins. Aquí finaliza mi alegato, señoría.

Lo malo: Dejando de lado una lesión de rodilla que le apartó 4 partidos, pero de la que ya se encuentra plenamente recuperado, el lunar más oscuro de su curriculum, se produjo en un altercado con su entrenador por no querer ponerse la chaqueta de suplente estando en la banda lesionado sin poder jugar por tanto. Abandonó el estadio en el descanso, y si bien para algunos puede ser síntoma de competitividad por querer sentirse uno más, para otros puede indicar cierta tendencia al exceso de protagonismo que habría que vigilar.

Proyección: Top 10. La sobrevaloración de los QBs es la única explicación para que esta opinión no sea unánime. Lo normal es que no nos llegue al pick#11, pero ¿y si sí?

 

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