Continuamos el análisis por posiciones y volvemos al ataque. Pero, ¿no teníamos una ofensiva espectacular, de fuegos artificiales, envidia de toda la liga? No os creáis todo lo que leáis por internet. Como cualquier cosa en la vida, todo es susceptible de mejorar, incluido nuestro “maravilloso” ataque. Porque en la NFL no todo es pase y recepción. Sin trincheras no se va a ninguna parte (y ya volveremos con este tema si nos queda tiempo); y sin un ataque terrestre, que proporcione estabilidad y balance, tampoco. Y aquí, ciertamente no hemos terminado de dar la talla.
Sería lo más fácil culpar a los runningbacks, pero esto solo nos daría la mitad de la realidad. Es evidente que sobre ellos recae buena parte de la responsabilidad, pero estaríamos menospreciando la importante labor que en este aspecto debe hacer la línea ofensiva (bastante deficiente en esta faceta del juego) y también la aparente poca disposición (o capacidad) de los entrenadores para hacer funcionar correctamente la carrera.
Sea como fuere, lo cierto es que carecimos de productividad por esta vía (apenas 95,5 yardas de promedio por partido, el 4ª peor de la liga). Es claramente un punto de mejora para un equipo que pretenda alcanzar el título. Como ya nos ocuparemos de todos los implicados en los diferentes resúmenes, que cada palo aguante su vela, y hoy toca la crítica a los corredores.
Resumen 2022

Comenzaba el año sin novedades. Repetía Hill como entrenador de la unidad después de un buen 2021, y la cuadrilla permanecía intacta: Mixon, Perine, Evans y Williams. El único cambio fue organizativo, con Pollack, entrenador de OL, “ascendido” a coordinador del juego de carrera. Con la continuidad como principal valor, y la mejoría en la línea ofensiva, esperábamos mejores aportaciones de este grupo respecto al año anterior. No se consiguieron.
Mixon empezó despacio. No anotó su primer TD hasta la 4ª jornada ni superó las 3 yardas de media por carrera hasta la 5ª. En principio, nada excesivamente preocupante, porque ya sabemos que es un jugador que va de menos a más, y esperábamos su explosión mediada la temporada. Sin embargo, esta vez no se produjo. Las 153 yardas de carrera y 4 TD, más 58 de pase y otro TD de recepción ante Panthers, record anotador de la franquicia, no fueron más que un espejismo. De hecho, poco después se lesionó y le perdimos para los importantes duelos contra Titans y Chiefs.
Mixon terminó cuajando una de sus peores campañas desde que es titular, pero al menos, mientras estuvo lesionado, nos permitió ver en acción a Perine, con un rendimiento superior. Mejoró ostensiblemente el promedio de yardas por carrera de su compañero sooner, e incluso anotó 3 TDs de recepción en la victoria en Pittsburgh. Esto nos hizo a todos subirnos a la “Perineta”, y reclamar para él un mayor peso en la ofensiva.
La diferencia, a mi modo de ver, estaba en la determinación. Perine atacaba el hueco (fuese más grande o más chico) con más decisión, mientras Mixon dudaba y terminaba chocando contra el culo de sus compañeros de línea. Tanto fue así, que Pollack decidió ordenar entrenamientos conjuntos para mejorar la coordinación. Además, Perine protegía mucho mejor a Burrow en jugadas de pase. Dentro de una faceta de juego envuelta en tinieblas, Perine aportó la única luz, pero los entrenadores le siguieron retirando la confianza.
Y tras ellos, nada más. Trayveon Williams apenas tuvo 6 carreras en todo el año. Su participación se limitó a una discreta intervención como retornador de kickoffs (apenas 16), donde salvo uno de 42 yardas, en la mayoría quedó por detrás de la yarda 25. Pero peor fue el caso de Evans. Le augurábamos una mayor participación, y ésta fue incluso menor. Ni una sola carrera le dieron, y recepciones sólo 3 (de las 15 del año anterior), eso sí, una saldada con TD ante Chiefs. La mayoría de las veces tuvo inactivo. Muy pobre aportación desde el banquillo, pero claro, poco puede hacer quien no tiene oportunidades.
En mi opinión, creo que nos empecinamos demasiado con Mixon cuando, viendo el ejemplo de otros equipos, no debería darnos miedo tener una mayor rotación. Abandonamos demasiado rápido el juego de carrera en cuanto nos paran los primeros intentos, antes de buscar alguna solución. Nuestra OL está configurada más para defender el pase que para ayudar a la carrera. Jugamos sin fullback, pero tampoco los tight-ends aportaron demasiado en el bloqueo (Sample, nuestro “especialista” se lesionó apenas comenzada la temporada). Está claro que sobre los corredores recae la mayor parte de la responsabilidad, pero también el staff técnico debería darle una vuelta a este asunto durante la offseason.
Agencia Libre

Prácticamente todos pensábamos que la renovación de Perine sería poco menos que automática, pero no fue así. Supuso una gran sorpresa su marcha a Denver, sobre todo, sabiendo que allí también tiene complicado tener minutos de juego con Javonte Williams como claro titular. Sin embargo, Sean Payton fue capaz de “venderle la moto”, asegurándole que allí dispondría de mucho más protagonismo. En cierto modo, es entendible que tras ningunearle a pesar de su buen rendimiento, hiciera una educada peineta a los entrenadores.
Más fácil resultó el regreso de Trayveon Williams. 1,2 millones por un año, que no comprometen a nada si finalmente decidimos cortarle. Sueldo de jugador de equipos especiales, no esperaría nada más.
Más complicado será saber qué va a pasar con Mixon. No es de recibo un sueldo de 13 millones para ser el 26º corredor de la liga. Renegociar su contrato para que se baje el salario solo sería posible si ampliamos su atadura con nosotros. Ya con 27 años y comenzando el declive, no parece lo más inteligente. Por otra parte, si le cortamos, no sólo nos quedamos sin RB con experiencia para llevar el peso del ataque de carrera, sino que nos comemos 5 millones y medio de dinero muerto (otra cosa sería cortarle con fecha posterior al 1 de Junio, lo que reduciría esa cantidad a la mitad). Así las cosas, mi opinión es que Mixon va a seguir siendo un tigretón, y que éste será su último año con nosotros (sus últimas controversias fuera de los terrenos de juego tampoco le hacen ningún favor).
No obstante, aunque simplemente sea por una cuestión numérica, si hemos perdido un miembro en esta unidad debemos reponerlo con otro. Todo apunta a que será en el draft, pero en los últimos tiempos, el sueldo de los runningbacks es tan asequible, que podemos adquirir un buen jugador a precio razonable. Zeke Elliott ya se ha ofrecido (aunque desconocemos sus pretensiones económicas, lo único que sabemos es lo destrozada que tiene la rodilla). Hunt ha sido muy productivo en Browns (aunque la dirección actual creo que huye de este tipo de jugadores potencialmente conflictivos), Fournette es posible que podamos exprimirle un último año. McKinnon o Drake tienen una amplia experiencia y también podrían aportar. Y quien sabe si, como nosotros podríamos hacer con Mixon, algún otro equipo pueda cortar a algún RB a quien, por el mínimo, sumar para la causa.
Draft
Jahmyr Gibbs #1 (Alabama)
Vivimos una época en la que se considera un “lujo” draftear un RB en primera ronda. ¿Desde cuándo hemos empezado a despreciar la posibilidad elegir un jugador diferencial? ¿Son jugadores con vida limitada en la NFL? Pues sí, ya lo sabemos, pero al menos, 5 ó 6 años buenos nos pueden dar. ¿Cuántos jugadores de primera ronda terminan renovando por sus equipos? No tantos como nos creemos. Así que, puestos a elegir entre un jugador más longevo, al que igual renovamos que lo mismo no; o un fenómeno que lleve a otra dimensión a una ofensiva ya de por sí explosiva, aunque nos dure menos años, yo me quedo con lo segundo.
Tampoco a nosotros nos es ajeno draftear un RB en primera ronda. Es cierto que desde Perry en 2004 no lo hemos vuelto a hacer, pero ya deberíamos tener superado el estigma que nos dejó Ki-Jana Carter. Todo es tan simple como elegir al jugador con más talento que nos llegue a nuestra elección, independientemente de la posición donde juegue. Creo que al pick#28 no van a llegar muchos jugadores mejores que Gibbs, otra cosa es evaluar hasta qué punto el valor actual de un RB lo compensa. Si sirve para tapar las carencias de los entrenadores para hacer funcionar el juego de carrera, su importancia aumenta.
Jahmyr Gibbs es un RB completo. Va bien con los pies (4,36 segundos en la prueba de las 40 yardas en la combine, la 2ª mejor de la promoción) con las manos (no sólo es un gran receptor, sino que se considera uno de los mejores RB híbridos salidos de la universidad en los últimos 10 años) y con la cabeza (está acostumbrado a echarse el equipo a la espalda). En la NFL moderna, donde un RB debe saber hacer muchas cosas, aporta un indudable valor añadido.
Como corredor, posee no solamente una extraordinaria velocidad, sino una aceleración fuera de lo normal para dejar atrás a sus perseguidores en campo abierto. Es un chico con una impresionante capacidad para lograr big-plays. Tiene visión para localizar los huecos, y mucha fluidez para colarse por ellos sin perder velocidad en los cambios de dirección. En sólo dos años en Georgia Tech se consolidó como uno de los mejores runnigbacks del país, pero, no contento con eso, solicitó el transfer para ir a una universidad de más nivel, como Alabama, donde siguió destacando. Una muestra más que evidente de su carácter competitivo.
Como receptor es explosivo. Puede salir desde cualquier posición del ataque, incluso en motion. Su árbol de rutas es probablemente el más extenso de toda la promoción, y eso que es de los más jóvenes (solo 21 años, así que tiene todavía mucha carrera profesional por delante). Su excelente control del cuerpo le permite adaptarse a cualquier pase, y sus buenas manos le dejan en disposición de salir disparado en cuando atrapa el oval para acumular yardas tras la recepción. Recordemos que en nuestro equipo, el 4º receptor no es el TE, sino el RB (de hecho, Mixon tuvo más recepciones que el propio Boyd).
El mayor defecto de Gibbs estriba en su tamaño. Es pequeño para los estándares de la NFL, así que cuesta imaginarle llevando un gran peso del ataque por tierra. Aunque es muy atlético, y juega con decisión en jugadas de pocas yardas y atacando al defensor que entre en blitz, ofrece muy limitada protección ante rushers grandes. Mucho músculo va a tener que ganar para poder sostener un bloqueo el tiempo necesario hasta que Burrow lance el pase. Por otro lado, también tendrá que adaptarse a la velocidad de la NFL, donde los huecos se cierran mucho más rápido, y deberá ser más decidido a la hora de atacarlos (la paciencia no siempre es una virtud).
Lo bueno: Gibbs no sólo es un gran runningback, sino que es un fantástico retornador. Con él, rellenaríamos de golpe dos necesidades… Si los entrenadores se atreven a utilizarle también para esta misión.
Lo malo: Quizá no sea un RB tradicional al que darle toda la carga de trabajo, pero puede realizar una extraordinaria función como “arma ofensiva” aprovechando su diversidad. ¿Es esto malo? En absoluto. Lo malo es que no tengo claro si nuestros entrenadores tendrán la imaginación y la valentía necesarias para utilizarle como mejor puede rendir.
Proyección: Es claramente talento de primera ronda. Si cae a segunda será más por lo devaluado de la posición que por demérito suyo. En nuestro caso, creo que draftearle en el puesto #28 no se podría considerar ningún disparate.
Zach Charbonnet #24 (UCLA)
Pese a que, como decía antes, no debemos temer draftear un RB en primera ronda, es en segunda donde solemos hacerlo. Ahí tenemos los recientes casos de Bernard, Hill o Mixon. Por tanto, siendo éste un año donde hay una alta probabilidad de draftear a uno, ésta sería mi recomendación a los apostadores. Además, creo que, tanto por valor del pick como por la profundidad y calidad de la posición, sería el momento ideal para atacarlo.
Durante este apartado, vamos a hablar de las cualidades de Zachariah Charbonnet; pero si por una debemos comenzar, es por su impresionante producción. En 2022, lideró la nación en yardas conseguidas por cualquier vía, con una media de 168 por partido. Si de Gibbs decíamos que era pequeño, Charbonnet es todo lo contrario: es el último modelo de runningback de destrucción masiva. Un tipo con una potencia descomunal, pero dotado de una alucinante velocidad para su tamaño.
El nativo de Camarillo, California, pasó sus dos primeros años en Michigan, pero pidió el traslado a UCLA para los dos últimos. Tiene por tanto una amplia experiencia en dos programas distintos, pero de alto nivel de exigencia. Antes de conformarse, prefirió arriesgar en el cambio para perfeccionar sus puntos débiles, como por ejemplo, su capacidad de receptor, que perfeccionó con los Bruins. El sobrenombre que recibió a la vuelta a la costa oeste, “Terminator”, muestra perfectamente su estilo de juego.
Estamos ante un típico corredor norte-sur, capaz de superar placajes por fuerza, asfaltando defensores a su paso. Pero también es un fiable receptor cuando sale del backfield. No es un jugador a quien alinear en el slot, o que vaya a ser una amenaza profunda, pero es una perfecta válvula de seguridad en situaciones comprometidas, o en jugadas diseñadas de screen. Igualmente, es muy valioso en el juego de pase quedándose a proteger al QB. Su agresividad con el balón en las manos es la misma que emplea contra quien ose entrar en blitz.
Obviamente, todas estas cualidades están por encima de la media, pero tampoco son perfectas. Es muy rápido, pero difícilmente conseguirá big-plays por velocidad. Le cuesta recuperar aceleración si debe hacer un cambio de dirección. Tiene una gran visión, pero a veces es excesivamente paciente bailando en espera de que le abran huecos. Corre demasiado alto. Su habilidad como receptor no está exenta de algún que otro drop. Su técnica de pies como bloqueador es muy mejorable. Algunas deficiencias son innatas, pero la mayoría, corregibles con entrenamiento.
Y si hablamos de entrenamiento, aquí tenemos otra de sus virtudes: la actitud. Su ética de trabajo ha sido muy valorada tanto por entrenadores como por sus propios compañeros. Es una rata de gimnasio. Además, nuestro sistema de bloqueos en zona es el que mejor se adapta a sus condiciones. Por más que nos entusiasme el juego de pase, en la AFC Norte, sobre todo cuando llegan los días fríos, el equipo que no sepa correr va a estar en desventaja. Tendremos partidos apretados en los que necesitemos comernos el reloj, lo que no podremos hacer sin un juego terrestre solvente. Con Charbonnet nos podemos olvidar de este riesgo.
Lo bueno: Su capacidad para absorber bloqueos, así como sus buenas manos como receptor, le capacitan como runningback de tres downs, en una versión muy mejorada de Perine.
Lo malo: Ha sufrido varias lesiones durante su etapa universitaria (rodilla, gemelo, bíceps…) que serán necesarias monitorizar. Aunque está para ser titular (o RB de tercer down) desde el primer minuto, su techo quizá no sea muy alto.
Proyección: Siendo indiscutiblemente uno de los mejores RBs del draft, es altamente probable que incluso nos llegue a nuestro pick#60 de segunda ronda.
Tank Bigsby #4 (Auburn)

Estoy hablando de seleccionar un RB en primera o segunda ronda cuando, en realidad, estando todavía Mixon con nosotros, tampoco hay ninguna necesidad de buscarlo tan pronto. Si lo malo de los RB es su vida deportiva tan corta, lo bueno es que pueden jugar desde el primer momento. Bien podemos escoger un nuevo titular en 2023 si decidimos cortar ataduras con Mixon tras este año, y limitarnos en este draft a elegir un complemento que reemplace a Perine en alguna ronda más baja. Además, tengo la impresión de que esta promoción de corredores es tan extensa, que de tercera ronda en adelante se van a conseguir muy buenos jugadores.
Bigsby no es muy alto, pero es muy fornido. Corre con determinación y potencia para arañar hasta la última pulgada. Muy físico entre tackles, se para y vuelve a arrancar con extrema violencia. Su balance, flexibilidad y aceleración puede dejar pasmado al defensor que intente detenerle. Su pasado como atleta le beneficia aquí, pero sobre todo, posee una intuición especial cuando está cerca de la zona de marca para resultar letal. Es rápido de pies, pero también de mente, para detectar y atacar los puntos débiles de la defensa.
En protección de pase está por encima de la media. Su tren inferior es muy poderoso, lo que le permite absorber bloqueos, y con su agresividad, neutralizar a los defensas que entren en blitz. En cambio, como receptor no ha sido muy probado. Las pocas veces que ha intervenido como tal ha demostrado sólidas manos, pero su volumen de recepciones no es suficiente como para valorarle. Tiene experiencia como retornador de punts.
Uno de sus principales defectos es la falta de consistencia. A veces, es un poco errático en sus movimientos. Abusa de la paciencia para ver el hueco, bailando demasiado tras la línea, y le cazan para pérdida de yardas. No tiene la velocidad necesaria para ser una amenaza como receptor en profundo. Su tamaño no le va a permitir ser el RB1 en ningún equipo. Además, ha tenido problemas con los fumbles.
Aunque no tenga talento elite, Bigsby es un corredor que hace todo bastante bien. Con capacidad para “hacerse pequeño” y salir indemne entre el tráfico, y potencia para ser imparable a campo abierto. Formando parte de una rotación, es un RB que puede tener mucho futuro en la NFL, siendo una elección sólida y muy aprovechable en diferentes áreas.
Lo bueno: Procede de los “Tigers” de Auburn, por lo que ya está familiarizado con nuestra mascota e idiosincrasia.
Lo malo: Al contrario que Gibbs y Charbonnet, nuestros entrenadores no se entrevistaron con él en la combine, así que las posibilidades de que recale en Bengals pueden ser solo imaginaciones mías.
Proyección: Tercer día. La ronda en concreto es más indeterminada. Hay quien le pone en tercera y otros de quinta en adelante. Yo, como buen ecuánime, le daré una proyección de cuarta ronda, a tiempo para nuestro pick #131.
Otros nombres de interés:
/cdn.vox-cdn.com/uploads/chorus_asset/file/24462468/1445065988.jpg)
Bijan Robinson #5 (Texas)
Su tío abuelo Paul fue nuestra elección de 3ª ronda en el draft de 1968, el año del debut de los Bengals, y tiene el honor de haber anotado el primer touchdown de nuestra historia. Esa temporada fue nombrado “Rookie del Año” de la AFL, la liga en la que jugábamos. Para sorpresa de nadie, es otro de tantos buenos jugadores injustamente olvidados por militar en nuestras filas. Con Bijan, si tuviésemos la fortuna de que cayese a nuestra elección de primera ronda, daríamos la vuelta al destino. No sólo es el mejor RB de la promoción, sino que por sus cualidades atléticas apunta a crack dominante durante muchos años. Tamaño prototípico y excelente corredor, receptor y bloqueador. Agilidad lateral, visión, elusividad, aceleración, conocedor de todas las rutas y capacidad de big-plays son sus principales virtudes. Como principal defecto, correr muy alto, lo que puede ser un problema en jugadas de pocas yardas. Sería una auténtica vergüenza para la NFL que un jugador con talento top-5 del draft caiga tanto simplemente por ser RB.
Devon Achane #6 (Texas A&M)
Un corredor compacto, lo que suele ser un eufemismo para decir de él que es pequeño. Pequeño pero matón, porque fue uno de los solamente 4 RBs de la conferencia SEC en superar las 1000 yardas en 2022. Es explosivo, veloz como una centella, y no tiene miedo a correr entre tackles. Talentoso para ganar yardas donde no las hay, se puede alinear en la posición que queramos, y desde todas puede conseguir big-plays. Un auténtico peligro como retornador. Sin embargo, no puede ser el RB1 por su tamaño, y como receptor, su radio de atrapada es limitado y está en desventaja contra LBs más fuertes que él. Debe salir el 2º día, entre 2ª y 3ª ronda.
Roschon Johnson #2 (Texas)
El RB que complementaba a Robinson en los Longhorns podría resolver una de las dudas existenciales que atormenta a la humanidad: el roscón, ¿con o sin fruta escarchada? Es un corredor muy físico, pero poco imaginativo para encontrar huecos por su cuenta. Rompe muchos placajes, pero debe intentar correr más bajo. Puede no tener la fluidez para recortar al defensor en un palmo de terreno, pero en carrera, cambia de dirección sin perder potencia. Tiene que mejorar las rutas, pero es un receptor por encima de la media para un RB de su fisionomía. Su técnica para bloquear el blitz es más que aceptable. Su consistencia y experiencia en equipos especiales le convierten en una pequeña joya para el equipo que lo draftee en, probablemente, 5ª ronda.
Camerun Peoples #6 (Appalachian State)
Ignoro si las gentes de Camerún estarán tan entusiasmadas con él como parecen estarlo nuestros entrenadores, que se reunieron con él durante la combine. Estamos ante un corredor muy físico, que sabe utilizar su tamaño prototípico a plena potencia, capaz de llevar por sí solo el peso del ataque terrestre. Tiene experiencia como retornador, aunque le falta movilidad lateral. Buena visión de juego, pero escasa elusividad. Carece de talento como receptor, lo que le condiciona a un papel rotacional. Sufrió una lesión de ligamentos en 2019. No lo veo antes de 6ª ronda.
Tavion Thomas #9 (Utah)
Natural de Dayton, Ohio, pasó sus dos primeros años universitarios en Cincinnati. Los entrenadores se vieron con él en la combine. Es un armario empotrado, que juega con ferocidad y competitividad. Muy instintivo, sorprende la fluidez de movimientos que tiene para lo grande que es. Carece de velocidad elite, pero es implacable en jugadas de pocas yardas. Corre muy alto. Tiene problemas de fumbles. Inexistente como receptor. Inconsistente en protección al QB. 7ª ronda o undrafted para el equipo de prácticas.

Redactor en Bengals.es
Redactor en Spanish Bowl
Ex-Redactor de la AFC Norte de la NFL en el Diario AS
Colaborador de «La Perrera Brown».
Integrante del foro de los Cincinnati Bengals en NFLHispano.com