AnalisisBengals 2020

Bengals 33 – Jaguars 25

Nada sabe tan bien como una victoria. Especialmente si es la primera. Sobre todo, cuando ésta se estaba haciendo de rogar. Cuando se nos había escapado un par de veces por pequeños detalles. No es como la del año pasado que, al llegar en la 13ª jornada, supuso más un respiro que una alegría. Continuamente digo que el objetivo este año no son los triunfos, pero anímicamente era necesario. Completar el primer cuarto de competición sin una victoria hubiera sido duro. E injusto.

Además, esta victoria vino acompañada de buen juego. No siempre ocurre así, pero se agradece que coincidan ambos hechos. También con su consiguiente carga de errores. No en vano, somos un equipo en construcción, en apenas la cuarta jornada, de una temporada con una menor preparación. Esta evidente mejora en el juego nos vendrá muy bien para las importantes citas que se nos avecinan, pero no adelantemos acontecimientos.

Mixon se ganó el sueldo

Durante toda la temporada, se había cuestionado mucho si Mixon merecía el contrato que le habíamos hecho, dentro del eterno debate sobre si se debe pagar o no a los runningbacks. Las 3 jornadas anteriores, lo cierto es que había que dar la razón a sus detractores. Podemos culpar (y con razón) a la línea ofensiva por sus deficiencias, pero esperábamos más de un corredor cuya principal virtud era precisamente saber buscarse la vida a despecho de líneas ofensivas.

El pasado domingo se sacó la espina. Con rabia indisimulada. Ayudado, todo hay que decirlo, por un playcall mucho mejor adaptado a sus características (más carrera exterior y checkdowns), así como por una evidente mejoría de la línea ofensiva, y una defensa rival algo más vulnerable. Con la broma, ya es el 5º RB de la liga en número de yardas.

En cualquier caso, marcó el camino a seguir. 34 carreras de todo el equipo por 36 pases. Una ofensiva más balanceada que en encuentros precedentes. Necesitamos que siga funcionando, porque generará un mejor rendimiento de Burrow.

Mixon cuajó el mejor partido del año, pese a haber pasado el día anterior en el hospital por problemas en el pecho, y era seria duda su participación (foto: www.theathletic.com)

Burrow se echó el equipo a la espalda

Sin duda Mixon se llevó los focos (y el merecido premio a Jugador Ofensivo semanal de la AFC), pero cuando el partido estuvo en el alambre, fue el carácter de nuestro joven QB quien lo sacó adelante. Por fortuna, esta vez estuvo mucho mejor protegido. No encajó ningún sack, y en ocasiones, hasta dispuso de tiempo para que se desarrollasen las jugadas. Pero sobre todo, supo cuidarse él mismo mucho mejor, soltando más rápido el balón y realizando (o intentando) slides para evitar ser golpeado. “Estoy aprendiendo”, no paraba de repetir, y me gusta esta actitud.

Durante fases del partido, hubo momentos en que la carrera estaba colapsando. Entonces surgió la figura de nuestro QB, sacando el brazo a pasear. El pase profundo aún se le resiste, pero también habría que ver qué parte de culpa tienen los drops de los receptores en esta cuestión. Aparte de sus 300 yardas de pase (la primera vez que un rookie firma esa cantidad 3 partidos consecutivos en la NFL) destacaría su precisión. De los 36 lanzamientos, solo 11 se quedaron sin alcanzar su objetivo. Entre ellos, los comentados drops de Higgins, uno donde Boyd se llevó un golpe tremendo ante el consentimiento arbitral, y los dos pases a Sample en la red-zone (un incompleto y una intercepción) donde francamente, creo que nuestro TE podría haber hecho mucho más.

 

El “efecto Redmond” revitaliza la línea ofensiva

El encuentro contra Jaguars nos enseñó el potencial que podría tener este equipo si tuviera una línea ofensiva que respondiera así todos los días. Obviamente, esto no va a pasar. Redmond aportó solidez al centro de la OL, pero no es el futuro. Tampoco Su’a-Filo, de quien no sabemos nada, aunque ya podría ser reactivado. Pero es importante que funcione como unidad, ya que, sin ella, ni habrá progreso de Burrow, ni de los receptores, ni de los corredores… Ya la arreglaremos el año que viene.

En todo caso, pese a su notable mejoría, no los libramos de sus inevitables cagadas. Un holding de Hopkins anuló un buen TD de Burrow a Boyd. Tampoco Redmond se escapó de su habitual penalización. Las puntuaciones del quinteto en pro-football-focus tampoco fueron para volverse loco, lo que lleva a demostrar, como ya proponíamos desde “La Jungla”, que había otros métodos, mediante una mejor elección de jugadas, de minimizar los defectos de la OL.

La Línea Ofensiva, esta vez sí, ofreció a Burrow un pocket mucho más limpio para que pudiera ejecutar sus pases con mayor precisión (foto de Ian Johnson/Icon Sportswire via Getty Images)

 

Relevo de hegemonía en el cuerpo de receptores.

Que Boyd se ha convertido “de facto” en nuestro WR1 es tan evidente como la decadencia de Green. El de Pittsburgh se ha convertido en el receptor favorito de Burrow. Nuevamente fue el wide-receiver con más “targets”, que convirtió en 90 yardas ofensivas. Es además su válvula de seguridad, la primera opción a quien mira cuando se encuentra en problemas.

Este hecho se contrapone con el evidente bajón de Green. No tengo claro si se trata de un problema de falta de conexión con Burrow, de no encajar en la ofensiva de Taylor, o simplemente de molestias físicas. No tiene velocidad para encontrar separación, y hasta pareció que cojeaba. Todos sabemos que se perdió 2019 y buena parte del training-camp, pero esta excusa ya no vale cuando llevamos consumido un cuarto de competición. Sus manos siguen siendo prodigiosas, pero si sus pies no le permiten liberarse de la presencia pegajosa del defensor, difícilmente va a poder ayudarnos. Lleva solamente 14 recepciones en 33 lanzamientos hacia él. Apenas 119 yardas para un jugador que en su carrera ha promediado 8.8 yardas por target.

Por el contrario, quien emerge como gran esperanza es Higgins. 2º WR del equipo en targets, recepciones y yardas. Y eso que algunas se fueron al limbo. Es un rookie que aún tiene camino por recorrer, pero es destacable que está siendo muy utilizado, y no desentona en su papel. Esto contrasta con la nueva inactividad de Ross. No consigue hacerse un hueco en el equipo, lo que es síntoma de que no continuará con nosotros. Una de las evidencias de esta temporada es que el futuro es Boyd y Higgins como WRs 1 y 2, con el acompañamiento de Tate y Thomas, con Erickson en la recámara al estar activo como retornador.

Green es muy importante en nuestro equipo como para descartarle tan pronto, pero debe empezar a volver a ser el gran receptor que ha sido siempre (foto de Bryan Woolston para AP Photo).

La defensa estuvo firme… excepto en los minutos finales de cada parte.

Era necesario recuperar al mejor Lawson, y el domingo confirmó las sensaciones mostradas en Philadelphia. Está en último año de contrato, y deberíamos atarle, ante la previsible decadencia, más pronto que tarde, de Dunlap.

Reader volvió a demostrar ser el fichaje del año. Tenía miedo al juego de carrera de Jaguars, pero se mostró muy sólido, permitiendo a sus compañeros libertad para presionar a Minshew. Su juego sólo puede mejorar cuando por fin podamos verle compartiendo el centro de la línea defensiva con Atkins.

Ya no nos acordábamos de él, pero Evans destacó en cuanto le dieron oportunidad. Relegado para permitir el progreso de Wilson y Davis-Gaither, aprovechó muy bien la ausencia del primero para reivindicarse. Su intercepción y su sack sobresalieron, pero también le vi descolocado en ocasiones, evidenciando falta de continuidad. En definitiva, podemos afirmar que la línea de linebackers ya no es la mayor debilidad defensiva.

Porque esta debilidad se ha trasladado al cuerpo de cornerbacks. La lesión de Waynes nos está haciendo mucho daño, y con la ausencia de Alexander, que originó el paso al slot de Phillips, nos castigaron bastante la zona cubierta por Sims. El ex de Titans al menos placaba a su defendido cuando éste recibía, pero dejaba demasiada libertad. Si no se llega a lesionar Shenault hubiésemos tenido un problema.

Y menos mal que Bates estuvo soberbio. Exceptuando el “pequeño detalle” de que sigue sin saber placar (un día se va a hacer daño), mostró una gran visión, anticipación, velocidad y contundencia para evitar la recepción. La tarde hubiese sido mucho más sombría sin su acierto.

La consecuencia de estos problemas en cobertura se evidencia sobremanera cuando defendemos jugadas de “two minutes drill”. Somos el equipo de la liga que más puntos encaja en estas situaciones. No es tan grave cuando faltan apenas segundos y llevas una ventaja de 2 anotaciones, pero nos estamos yendo al vestuario con más puntos en contra de los que deberíamos. Cuando un equipo no tiene una superioridad manifiesta sobre el contrario, como es nuestro caso, difícilmente vamos a cosechar éxitos si no somos capaces de evitar que nos anoten en estas circunstancias.

El partido no pudo empezar mejor. Una mano de Bates corta un pase a Eifert (parece acertado que no le renovásemos) y el balón en el aire lo atrapó Evans, quien se reivindicó con una importante intercepción, de la que por cierto, no obtuvimos rédito en el ataque posterior (foto: www.bengals.com)

Los entrenadores hicieron su trabajo

No solo Turner fue capaz de consolidar la línea ofensiva con la inclusión de Redmond. También Callahan, desde su posición en las alturas, ofreció una variedad de jugadas inédita hasta ahora. Mixon tuvo más carreras exteriores, así como más recepciones. Aparecieron más pulls de jugadores de la línea. El juego de pase se repartió hasta para 9 jugadores. Vimos a Carter como fullback. Ha convencido a Burrow de no tomar riesgos y que se desprenda antes del oval. Por fin algún síntoma de reacción ante los problemas evidentes.

No obstante, se nos siguen atascando las jugadas de red-zone. No tengo claro que en 3ª y 1 la mejor opción fuese un pase sobre Sample bien marcado por Jack en vez de un QBsneak o una carrera de potencia de Perine, una vez que Mixon se había mostrado incapaz de superar esa mínima distancia en 2º down.

En defensa, creo que Anarumo hizo lo que pudo ante las ausencias de titulares como Atkins (y su reemplazo Daniels), Alexander o Wilson, que ya casi tiene esta categoría. No obstante, me sorprendió que, al comienzo de la segunda mitad, Jaguars renunciara al juego de carrera, volcándose en el pase y exponiendo las carencias de Minshew. Tampoco entiendo, y agradecería que alguien me explicara, por qué se jugaron la conversión de 2 en vez de chutar un extrapoint para ponerse solamente a distancia de 7.

No me gustaría terminar el análisis del equipo sin tener una mención para Bullock. Esta vez no falló ningún lanzamiento a palos, y eso que alguno era complicado tanto por la distancia, como por la lluvia y, sobre todo el último, por la tensión del momento; como tampoco ningún kickoff, provocando muchos touchbacks.

Bullock lidera la tabla de kickers de la NFL con 45 puntos (empatado con Blankenship, pero éste tiene un fallo más). Su 87,1% de porcentaje de acierto en field-goals es la mejor cifra en la historia de los Bengals. (foto: Aaron Doster / The Associated Press).

De nuevo, sufrimos un arbitraje pésimo

Ya he dicho otras veces que ningún culpable hay más responsable en una derrota que uno mismo por no hacer bien las cosas. Recordemos que si Rosas no falla su primer intento de field-goal, y Minshew no tropieza cuando avanzaban hacia la end-zone, ambas jugadas de la primera parte, quizá el resultado final hubiese podido ser diferente.

Sin embargo, esto no supone que no se pueda comentar la labor arbitral. A mí, personalmente, no me gustó en absoluto. En la primera parte, el primer cuarto en concreto fue un absoluto festival sin sentido de pañuelos amarillos. De hecho, estoy convencido que el árbitro principal debió dar un toque de atención a sus ayudantes, porque lanzaron 10 en este periodo, por 8 en los otros 3 juntos.

Esto supuso un exceso de rigurosidad, a mi modo de ver, en el TD anulado a Boyd, o en las faltas personales que propiciaron el acercamiento de Jacksonville para el TD de Chark. Después bajaron el listón, pero el mal ya estaba hecho. Incluso algún golpe a Burrow se quedó sin marcar (lo cual no me parecería grave si hubiesen llevado siempre el mismo criterio de permisividad, pero ya vimos que no). No nos tienen el más mínimo respeto (a Jaguars tampoco, ojo), y esto se demuestra en que probablemente en estas 4 jornadas nos han tocado las 4 peores cuadrillas arbitrales.

Como resumen final, alegría por la victoria y, sobre todo, por la forma en que se produjo. Ahora es el momento de refrendar esta mejoría ante los rivales más difíciles que nos tocan en el camino. El siguiente, nuestro rival divisional de Baltimore.

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