Se acercaba la navidad en Cincinnati y el ex entrenador de instituto Marvin Levi’s se sentía muy feliz. Llegaba al hospital para ver a su amigo y antiguo jugador suyo Ickey Woodson que estaba ingresado desde hacía unas semanas.
Al entrar en la habitación el médico le estaba explicando a su amigo todo lo que había sucedido. Woodson no entendía como pudo contagiarse del covid.
- Pero si estaba inmunizado, fui expresamente hasta Wisconsin para recibir el mismo tratamiento que Aaron Rodgers. – decía Woodson.
- Verás, aquí está precisamente el problema. Pero bueno, te voy a dar ya el alta que veo que te han venido a buscar. – respondió el médico, que era el mismo que le trató el día que llegó al hospital. Su diagnóstico para darle el alta fue day to day, y así se mantuvo hasta que fueron pasando las semanas y los meses.
- ¿Y en qué momento me contagié? – preguntó el paciente.
- Según me contaron sus amigos fue en la fiesta de celebración de un fichaje de los Benga…
El médico fue interrumpido por Levi’s.
- No exactamente, fue en la fiesta de celebración del corte de Bobby Hart, que fue un auténtico despelote y el virus fue pasando de unos a otros. Por suerte él fue el que salió peor parado, bueno quiero decir lamentablemente.
El médico salió de la habitación sin dar crédito a semejante idiotez e irresponsabilidad.
Woodson salió del hospital acompañado por Levi’s sorprendido por haberse perdido prácticamente toda la temporada y además de que el equipo fuera líder de la AFC Norte a falta de tres jornadas.
- ¿Por lo tanto, Zac Taylor ahora es bueno? – preguntó Woodson.
- Bueno, lo que se dice bueno tampoco. Pero para mi gusto toma demasiados riesgos. Mira si está loco que cuando quedan menos de dos minutos para el descanso se pone a pasar para intentar anotar. ¿A quien se le ocurre? ¿Recuerdas lo que os enseñé en el instituto? Lo más seguro es correr o poner la rodilla al suelo para llegar al descanso sin perder el balón. ¡Imagínate que nos interceptan! -dijo Levi’s.
- Pero de esta manera no ganábamos nunca. -respondió Woodson.
Levi’s hizo una mueca de desaprobación y siguió conduciendo.
Al llegar a casa de Marvin, donde Ickey pasaría unos días para recuperarse, sus amigos lo estaban esperando. Woodson empezó a pellizcarse porque no se creía lo que estaba viendo. Se quedó mirando a Leon Hall’s absolutamente atónito, y dijo.
- ¿Pero qué haces con esta camiseta?
- ¿Te gusta? Es la de Eli Apple, uno de mis ídolos, la semana pasada dejó a Jerry Jeudy sin ninguna recepción. -dijo Hall’s.
- ¿Has empezado a beber antes de la Nochevieja? ¡Que me estás hablando de un puto bust! Creo que me estáis tomando el pelo. ¿Y tú qué haces con esta? -le dijo a Carlos Dunlop.
- Es la 91, el fichaje estrella de este verano, Hendrickson. ¿No te acuerdas?
- Claro que me acuerdo, me acuerdo que estabas indignadísimo por no renovar a Lawson y fichar a este tío que solo se beneficiaba del trabajo de sus compañeros. -dijo Woodson.
- ¡Qué va! Si es un jugador que te cambia una defensa, lleva 13 sacks el tío. Fue una ganga de contrato. -dijo emocionado Dunlop.
Woodson estaba flipando y dijo dirigiéndose a André Smits.
- Vale, si no te has ido de viaje y te has comprado la camiseta del país al que fuiste, no entiendo nada ya.
- No hombre, Spain está jugando realmente bien y es una de la claves de la leve mejora de nuestra línea ofensiva. -contestó un satisfecho Smits mirando su camiseta, mientras pensaba que en verano tendría que quitársela para salir a correr sus 40 yardas matinales si quería ligarse a la vecina que siempre le espiaba tras las cortinas. Pero lo que Smits no sabia era que la vecina, esperaba que se metiera en casa para poder salir sin encontrárselo, porque le daba asco ver a ese hombre de más de 300 libras sin camiseta por delante de su jardín.
El grupo entró en la casa de Marvin donde pasarían la navidad. Al bajar a la men cave, Woodson se sorprendió al ver un nuevo televisor, hasta que Levi’s le dijo…
- Sí, el viejo Phillips tuve que tirarlo. La mujer se había ido el día que jugábamos ante los niners. Entonces quisimos subirlo al salón pero no lo agarré bien y se cayó al suelo. Se rompió la pantalla pero lo enchufamos y todavía se veía alguna cosa. Así que decidimos retornarlo a su sitio antes de que lo viese mi mujer, pero al bajar la escalera se nos resbaló y se rompió del todo. No nos centramos en el partido hasta la segunda parte.
Después de una gran cena de nochebuena, llegaba el día más esperado, el día de navidad. Ickey Woodson parecía un hombre feliz, se levantó de un salto, puso el “All I want for Christmas is you” de Mariah Carey a todo volumen. Se vistió con un jersey de navidad con los colores de los Bengals, después bajó por la barandilla de la escalera para ir a desayunar y abrir los regalos. Allí estaban ya todos sus amigos. No podía sentirse más feliz después de tanto tiempo.
Ken Henderson abrió su regalo y parecía encantado con unas deportivas de Bob Esponja, mientras Woodson no entendía nada.
Por otro lado, Tim McGiver recibió un muñeco del TE de los Bengals con un audio incorporado que repetía Yew-Zah- Mah. Tim se reía sin parar y Ickey también aunque no entendía de qué iba.
Continuó Leon Hall’s abriendo un regalo con un traje de cuadros y un colgante con la bandera nigeriana. Parecía encantado pero Ickey seguía sin comprender nada de aquellos regalos.
El que se volvió loco de alegría fue Chad Jones, que recibió como regalo un juego de baile donde se puntuaban los pasos de baile que según entendió hacia Ja’Marr Chase después de cada TD. Woodson no podía sentirse más desplazado de aquel ambiente.
Un regalo para jugar en grupo fue el de Marvin Levi’s, que recibió un juego de mesa que se llamaba Risk. Debías conquistar el mundo del fútbol americano o cumplir tu objetivo. Que podía ser desde tanquear para conseguir el QB franquicia, hasta salvar la temporada ganando los duelos divisionales, o llegar a los playoffs. Incluso había el objetivo de caer simpático al propietario y seguir un año más. Para ello disponías de unas tarjetas que te permitían pedir un challenge, jugarte un cuarto down, lanzar un pase largo buscando la interferencia y la preferida por Levi’s, decir que había problemas de ejecución para así cumplir el objetivo de caer bien al propietario.
Dunlop y Smits recibieron unas entradas para ver un partido de football de play off de los Cincinnati Bearcats. Woodson no entendía nada, los únicos Bearcats que conocía eran el equipo universitario, así que pensó que el equipo del colegio en que jugaban sus hijos también debía llamarse así.
En medio de tanta felicidad y alegría le dieron su regalo, algo que no tenía, la nueva camiseta naranja de los Bengals, estaba apunto de romper a llorar de la emoción cuando…
- ¡Me cago en la puta! ¡Mirad, el cabrón de Papá Noel me ha traído carbón! -gritó indignado Woodson.
Sus amigos le miraron con incredulidad y sorprendidos sin entender nada. Mientras, Ickey seguía gritando a pleno pulmón.
-¿Es que no decís nada? ¿Es una broma de mal gusto o qué? ¡Una camiseta de Germainne Pratt! ¡Nadie se merece esto! ¡Nadie!
Entre todos intentaron calmarlo diciendo que ahora estaba jugando bien y que era un buen regalo. Pero no había forma de calmar a Woodson y se fue dando un puertazo.
No podía soportarlo más, la gente por la calle estaba contenta y feliz y él con una triste camiseta de Pratt en el bolsillo. Llegó hasta la orilla del río Ohio y se sentó en un banco. Sin darse cuenta se encontró sentado en medio de 3 señores mayores con los que entabló conversación.
- Te veo triste, ¿no has recibido el regalo esperado? – preguntó un señor que llevaba un abrigo y un sombrero.
- Pues no, me han regalado una camiseta de Pratt. Con jugadores así no ganaremos nunca un Lombardi.
- Yo conocí a Lombardi cuando era joven, toda una leyenda. Y él también. – comentó otro señor con una sonrisa. – Me llamo Forrest por cierto.
- Anda como el de la peli. -dijo Woodson.
- Yo soy bastante anterior a él pero yo era más de bloquear que de correr. -dijo riendo.
- Deberías estar contento con tu vida, debes ser positivo, piensa que podrías vivir en Cleveland. -le dijo el que todavía no había hablado y que llevaba una gorra de los Bengals. -mientrastanto el señor del sombrero de descojonaba con el comentario.
- Eso es cierto pero a veces me pregunto, ¿Por qué me hice de los Bengals y no de un equipo ganador? -dijo desanimado Woodson.
- Piensa que somos una de las franquicias más importantes de la historia. El juego no se entendería sin los Bengals. Creamos la West Coast Offense, la Isaac Curtis Rule, el ataque no huddle, las zone blitz y la cláusula Pickens, aunque en esto, nosotros ya no tenemos nada que ver. -dijo el señor del sombrero que parecía entender más de football que la gente de Twitter.
- Todo eso es cierto, pero yo me hice de los Bengals por el casco. -respondió Ickey.
- Es fantástico, la primera vez que lo vi, quedé maravillado. Esa es una de las cosas por las que uno es de los Bengals, por el amor a unos colores, además de toda la buena gente que llegas a conocer gracias a esto. Piensa que tenemos seguidores en muchos rincones del mundo, desde Méjico, Argentina o España y vete a saber cuántos países más sin tener ninguna necesidad de ser promocionados por la liga. ¡Así que si hay una opción de ir a play off hay que ir a por ella! ¡Ponte la camiseta de Pratt, vete al campo y apoya al equipo hasta el último minuto! ¡Who Dey! – gritó el señor del sombrero subido al banco.
Woodson se estaba poniendo la camiseta y empezó a andar hacia el estadio hasta que Forrest dijo.
- El partido es mañana Paul, hoy es Navidad.
- ¡Chico, vete a casa y celebra la Navidad, que el partido es mañana! Venga Sam, Forrest, vámonos de aquí que por este año, ya lo hemos hecho todo.
Ickey se giró y vio como esos tres seres extraordinarios se subían a un trineo empujado por unos tigres de bengala y desaparecían por el cielo del Paul Brown Stadium.

Escribo para la jungla hispana y participo en su podcast. También podéis leerme en sexto anillo. Podéis seguirme en Twitter @xeviht81.