AnalisisBengals 2018

Falcons 36 – Bengals 37

4 minutos y 15 segundos para el final. Necesitábamos un touchdown y sólo nos quedaba un tiempo muerto. El reto no sólo era anotar (algo que nos había costado horrores en la segunda mitad), sino no dejar tiempo a Atlanta para que le diese la vuelta (y lo hubiera hecho, con su facilidad para avanzar). Un escenario repetido en la mente del avezado seguidor bengalí. Nadar para morir en la orilla. Alguien cometerá un turnover, o una penalización absurda. Esta situación ya la hemos vivido otras veces: es cuando nosotros no llegamos, pero que si fuera a la inversa ellos sí llegarían.

 

Y sin embargo, el destino tuvo compasión de nosotros. Habíamos sufrido la devastadora lesión de Eifert. Otros jugadores, como Walton, Ross, Jackson… estaban jugando con evidentes limitaciones físicas. El arbitraje, pues como viene siendo habitual. Pero esta vez, la fortuna se apiadó de nosotros, y en un drive agónico, que tuvo prácticamente de todo, fuimos capaces de girar nuestro sino y traernos una importantísima victoria del feudo de los Falcons. No diré que fuese merecida (tampoco los locales hicieron muchos más méritos), pero fue de aquellas que antes siempre se volvían en nuestra contra. Quizá algo esté cambiando. Ojala.

 

Ganar sin jugar bien es el estigma inconfundible de los grandes equipos. No somos un gran equipo, pero demostramos carácter, y esto siempre es digno de destacar. Es fácil jugar con el viento a favor, pero también hay que apretar los dientes cuando rola en tu contra. Cometimos errores en todos los frentes: ataque, defensa y equipos especiales. Hay mucho trabajo por hacer y, por desgracia, cada vez con menos piezas. Aquí va mi análisis, empezando por lo positivo.

 

 

ME GUSTÓ

Tyler Boyd

Para mí, el jugador del partido. 11 recepciones para unas redondas 100 yardas. Se quedó sin touchdown, pero lo que hizo fue más importante. De esas recepciones, 4 vinieron en el último y decisivo drive, y todas generaron un primer down. Las más destacables, dos milagros en 4º down que nos dieron la vida.

 

Se ha convertido en un objetivo fiable para Dalton. Como consecuencia del sobremarcaje al que fue sometido Green (a los Falcons no les importaba quién moviera el balón siempre que A.J. estuviera bajo control), nuestro pelirrojo le buscó en 15 oportunidades, casi el doble que a nuestra estrella con el #18. Siempre se ofrece, y de su compromiso ya no quedan dudas. Green ya tiene a su “Houshmandzadeh”.

 

 

Don Giovani

No podemos apearle el tratamiento de “don” al gran Bernard. No sólo fue el mejor RB del equipo, sino por momentos el único (Walton tuvo que retirarse al vestuario a ser examinado, y la decisión de dejar otra vez fuera a Rawls empieza a plantear dudas sobre su fichaje). Como siempre, Gio dio todo lo que tenía: en protección, entrando con potencia pese a no ser su fuerte, haciendo un escorzo para adaptarse a los particulares lanzamientos de Dalton, buscando huecos inexistentes entre la línea, y a veces, incluso encontrándolos… Un promedio más que aceptable de 4,6 yardas por carrera.

 

Entonces, la pregunta es: ¿por qué no le utilizamos más? Pues porque, en mi opinión, no es un RB para llevar más de 15 veces el balón (que fue las veces que lo hizo). Hay que destacar las ganas de Walton. El chico demostró coraje e intensidad aunque entre Dalton y la OL le dejasen vendido en múltiples ocasiones. Sin embargo, como ya veníamos diciendo, es el mismo tipo de RB que tenemos con Bernard (y Mixon). Con sus virtudes, pero también carencias.

 

 

Andy Dalton (a ratos)

Sobre todos, los ratos de la primera mitad, donde encadenó una serie increíble de pases completados (por supuesto, en cuanto salió la estadística en televisión, falló el siguiente). Pasó un bache, como el resto del equipo, desde la lesión de Eifert hasta mediado el último cuarto. Sin embargo, en el drive decisivo, supo mantener el tipo y llevarnos a la victoria con pases precisos e incluso corriendo (¿es cosa mía o está más fondón?).

 

El domingo le cortaron las vías de comunicación con Green, pero supo adaptarse y conectarse bien con Eifert y Ross mientras se mantuvieron sanos. A destacar que esta vez sí pudo encontrar a Ross en un pase largo, y que éste tuvo además una excelente recepción sobre la línea de banda cuando Dalton buscaba ayuda. No soy un excesivo amante del estilo de Lazor, pero se nota que es un coordinador ofensivo, no lo que teníamos antes.

 

Hubo como siempre cosas a criticar en nuestro QB: pases criminales, sacks que no debió encajar, jugadas de pase donde hubiera sido mejor correr, incluso una carrera donde pudo haber avanzado más él que pasando el balón a un compañero. En el drive final se le apareció la virgen en forma de “tuck-rule” que anuló un sack y evitó perder el tiempo muerto, pero podría haber sido muy grave. Desde luego, mejoró bastante la imagen dada el domingo anterior en Carolina. Estuvo muy implicado y ejerciendo de líder.

 

 

Bates y Dennard

De lo poco que salvaría de la defensa. El novato estuvo sólo ante el peligro todo el partido. Tuvo que apagar los continuos incendios que le provocaban a sus compañeros de secundaria, y además estar al quite con quienes los LBs dejaban pasar. Le pillaron fuera de sitio un par de veces, pero debo reconocer que el rookie está superando las expectativas que tenía sobre él para esta temporada.

 

En un día en que Kirkpatrick volvió a ser Kirkpatrick, pero William Jackson dejó de ser el CB capaz de sellar una banda, tuvo que emerger Dennard para salir en auxilio de los compañeros. Tuvo unas cuantas intervenciones de mérito en una noche en que la defensa prácticamente al completo decidió tomarse vacaciones.

 

 

La compostura de Eifert

La lesión fue impactante. Si no la habéis visto, por favor, no la veáis. Es muy fea. Tenía el pie completamente girado. No puedo imaginar el dolor, pero sólo de verlo, lo que debió sentir Eifert por dentro debió ser aún peor. Estaba ante quizá la última oportunidad de demostrar que no era “de cristal”. Estaba haciendo un buen partido (había anotado un TD por primera vez desde 2016). Y de pronto, tiene la mala fortuna de que un defensor le cae encima y le tronza el tobillo. Esto no es ser frágil, es tener el infortunio sobre él. Pero aun así, aguantó el tipo. No dio en ningún momento muestras de desesperación o sufrimiento. Aceptó estoico los ánimos de compañeros y rivales. Sólo se vino abajo en la soledad del vestidor.

 

Esta temporada ya está perdida. ¡Quién sabe lo que pasará la que viene! ¿Quién se va a arriesgar a hacerle un contrato? ¿Le merece la pena volver, a sabiendas que está destrozando su cuerpo? ¿Podrá incluso volver? La lesión es seria y aún no conocemos del todo su alcance. Hay una posibilidad nada descartable de que el del domingo haya sido el último partido de Eifert en la NFL. Una pena para todos los aficionados a este deporte.

 

 

Carácter

Quería terminar la lista de sensaciones positivas con el carácter demostrado por el equipo. No resulta fácil remontar un varapalo así. Ver a un compañero, a un amigo, tendido en el césped, sabiendo que no podrá volver, es muy duro. Anímicamente, el equipo quedó muy tocado. A esto hay que sumar que deportivamente, los ajustes del descanso fueron, otra vez, mucho mejor para los Falcons. Teníamos todo en contra, y la derrota casi la aceptábamos como un mal menor si no perdíamos a nadie más.

 

Sin embargo, el grupo sacó fuerzas justo al final para revertir la situación. Lawson logró al fin un sack milagroso. McRae bloqueó el field-goal, aunque los árbitros anulasen la jugada (la salida falsa fue muy justa, quizá debimos haberla revisado). En la repetición le volvieron a penalizar (esta vez más claro), pero me gustó su actitud de no rendirse, de que aunque sea casi imposible, había que intentarlo. Este es el carácter que quiero que tenga mi equipo siempre.

 

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