Jungla ficción

Menudo cuento por Navidad

Faltaba un día para la Navidad en Cincinnati y Ickey Woodson estaba de mal humor porque se moría de sueño. Pero era día de partido y por eso el objetivo del día era acudir al Gillette Stadium para colgar una pancarta, ver el partido y volver con una victoria. Así que quedó con algunos de sus amigos que querían hacer lo mismo.

Cuando aún no había amanecido Leon Hall’s pasó a buscarle con su furgoneta para ir hacia el aeropuerto. Le acompañaba André Smits como copiloto, quién nada más ver a Ickey que bajaba con el equipaje abrió la ventanilla del coche y rompió el silencio sepulcral del barrio gritando a través de un megáfono.

  • ¡¡¡HOY ES GAMEDAY BITCHES!!!

Woodson se subió al vehículo y le gritó indignado.

  • ¡Estas loco liarla así a estas horas de la madrugada, que esto no es Cleveland, es Cincinnati! ¡Quieres hacer el favor de dejar de gritar eso cada mañana de partido! He recibido 17 denuncias de los vecinos por escándalo público desde el verano por tú culpa!
  • ¡Pero si solo llevamos 14 partidos! – se quejó Smits.
  • Debes sumar los 3 partidos de pretemporada amigo. – contestó Woodson.
  • Joder, no lo entiendo. ¿Cómo puede ser que la pretemporada también cuente para tus vecinos y no para Taylor? – replicó enfadado Smits.

Para acabar con la conversación, Hall’s que vestía con orgullo la camiseta de Eli Apple que se había comprado el año pasado, subió el volumen de la radio. Woodson se puso las manos a la cabeza al comprobar que ponía otra vez el All I want for christmas de Marey Carey y se ponía a cantar desafinando como nadie.

Al llegar al estadio cada uno sacó su pancarta. Hall’s había escrito The Big Apple is in the Jungle. Woodson sacó la suya que ponía Pratt comeback next year. Mirando su pancarta, Ickey Woodson recordaba como se cabreó las pasadas navidades tras volver del hospital por el Covid, al recibir de regalo una camiseta de Pratt. En cambio ahora era el mayor fan de Germaine en Cincinnati y desde esta semana tenía en el recibidor de su casa una imagen suya a tamaño real con la bandera del grupo de fans de La Jungla Hispana. Pero su sonrisa se borró cuándo Smits desplegó la pancarta que llevaba y leyó Jonah is better than Mahoma.

  • Esta no la vamos a colgar André. Veras… no vale la pena. -dijo Woodson muy nervioso.
  • Sí, nos puede traer problemas. Hay mucha gente enfadada con él. No es el LT que esperábamos. – titubeaba Hall’s.
  • Cierto, no todo el mundo ve su talento como tú. -añadió Woodson mientras le guiñaba el ojo a Hall’s.
  • Vale puede que tengáis razón, por un momento había pensado que teníais miedo que se ofendiera alguien por un motivo religioso. -Contestó Smits.
  • Para nada, si es por eso tranquilo. -intervino Hall’s que intentaba salir de aquel jardín.
Si entras en una casa con esta imagen de Pratt uno se siente como en casa (Bengals.com + Carles)

Mientras tanto en Cincinnati…

Marvin Levi’s hacia los últimos preparativos para la nochebuena pero sus suegros por desgracia para él llegaban ya a la hora de comer. Levi’s no paraba de hacer viajes al sótano.

  • Voy a abrir la ventana que hay abajo que el ambiente está muy cargado de cuando vino el revisor del gas. – explicó Levi’s con miedo a que su mujer lo pillara.

Llegó al sótano, donde tenía el televisor grande. También varios barriles de cerveza, la bodega, el whisky del bueno y los puros de la caja con el número 9 que compró en el último viaje a Louisiana. Todo contento abrió la ventana que quedaba a ras de suelo del jardín y gritó en voz baja.

  • Deprisa, entrad por aquí que mi mujer no puede ver que habéis venido a ver el partido de los Bengals por Nochebuena cuando llegue su familia.

Mientras Chad Jones se metía dentro de la casa, Ken Henderson empezó a correr huyendo de un tigre que había salido al jardín nada más oírlos. Ante la persecución del tigre, Henderson intentó pasarle el jamón que llevaba a Tim McGiver, pero el jamón salió rebotado tras impactar con una pata del tigre que había saltado para hacerse con él. Henderson tubo muy mala fortuna porque el rebote fue a parar a la boca de otro tigre que salió disparado hacía unos arbustos ante la mirada atónita de Henderson.

Cuando Henderson ya se había metido dentro del sótano Levi’s le preguntó donde tenía el jamón.

  • Verás…no te lo creerás pero tenías a dos tigres en el jardín que han venido a por mí y me lo han interceptado. – explicó Henderson que aún no se había repuesto del susto.
  • ¡PERO TÚ ERES IMBÉCIL O QUÉ! Como puedes perder un jamón pata negra importado de España con la pasta que vale el transporte hoy en día. ¡Era el momento de comprarlo! ¡Que hay 20 céntimos de descuento con la gasolina todavía!
  • Si quieres 20 céntimos te los doy. Prefiero esto que me coma un tigre. – se defendió Ken al ver a su ex entrenador más enfadado que cuando le interceptaban un pase en el instituto.
  • ¡Pero que no eran tigres hombre! Eran mis perros disfrazados, que lo hago cada vez que viene la suegra a comer. Como ya no ve muy bien la pobre se pega unos sustos que no veas. Me parto con ello, la última vez tuvo que venir la ambulancia. Ha ha ha. – se reía de forma maléfica Levi’s.

Los demás se miraban a Levi’s absolutamente sorprendidos con la maldad que tenia. Hasta que llegó Carlos Dunlop que intentó entrar por la ventana pero con su tamaño se quedó encallado. Los demás intentaron estirarle por los brazos pero no se movía y empezó a gritar porque le hacían daño en los brazos. Levi’s quién estaba más preocupado por si los oía su mujer los hizo detenerse.

  • Esperad. Y dejad de gritar, tengo una idea. – Levi’s volvió un minuto después con un hueso para el perro y se lo puso en la boca a Dunlop y dijo. -Vale, si te hacen daño muerde el hueso con la boca y ya no te oirá mi mujer. Estirad chicos.

Todos se pusieron a estirar para que Dunlop se moviera pero no. Entonces Chad Jones dijo.

  • No hay nada que hacer, deberás quedarte a ver el partido así. Ya te daremos comida y bebida. Mira que te han faltado pulgadas pero estás más encallado que Mixon a inicios de temporada.

Entonces Tim McGiver dijo.

  • ¡Hostia! ¡Tengo un chicle!
  • ¡BIEEEEN! -Gritaron los demás esperando que esa fuese la solución mientras esperaban que dijera el plan.
  • Ah, no, que no sabia que lo tenía en la chaqueta y me van muy bien para dejar de fumar. – continuó McGiver ante las miradas de desanimo de los demás.

Entonces a Levi’s se le acudió algo. Se fue hacía su habitación para coger algo, salió al jardín y empezó a quitarle los pantalones a Dunlop, que se indignó.

  • ¡Qué haces, no me pongas las manos encima! ¡Qué te crees que soy Deshaun Watson o qué pervertido! ¡Como me saques tú Big Ben te vas a acordar de mí puto violador!
  • Estate quieto coño, que no es eso, que te cambió los zapatos y los pantalones por unos de rojos de cuando hice de papá Noel, así cuando lleguen mis suegros creerán que eres decoración navideña y no que estamos mirando el partido de los Bengals. -de repente se dió cuenta que el hijo de los vecinos estaba horrorizado con esa imagen y le dijo.- ¡Qué miras bobo, qué miras bobo! Tira pa llá.

Cuando llegaron los suegros toda la tropa estaba de pie haciendo playback porque estaba sonando el himno americano y no querían hacer ruido. Levi’s tuvo que subir a abrir la puerta y intentar hacerles creer que no estaba pendiente del partido. Su suegro le dijo.

  • ¿No juegan los Bengals? Aunque estén en playoffs debes estar pendiente del resultado imagino.
  • No hombre no la familia es lo primero. ¿Qué quieres que me ponga un portátil al lado para ver el partido o organice la comida en el bar para verlo? No haría nunca algo así. -dijo con cierto nerviosismo ante la mirada fija y seria de su mujer.

Levi’s, fue bajando al sótano cada vez que sus amigos gritaban como locos fruto de la emoción y de todo lo que estaban bebiendo mientras Levi’s se quejaba del ruido ante la familia.

  • Joder con los vecinos, menudo lío tienen montado. ¿Queréis otra botella de vino? voy a bajo a buscarla.

Entonces salía pitando hacía bajo, pero cada vez que llegaba había una pausa y no conseguía ver nada del encuentro. Cuando volvían a conectar su mujer le llamaba y tenía que subir de nuevo.

Mientras tanto en Boston…

  • Chicos, va a empezar la segunda parte, debemos cambiar el ritmo del partido como siempre. – explicaba Ickey Woodson a sus amigos.

Aprovechando que en el descanso los asistentes bajaban al vestuario Woodson se quitó la ropa de abrigo y quedó con la gorra, la sudadera y el chándal de los Bengals. Después se metió en el box que ocupan los entrenadores en la parte alta del estadio y le quitó el playbook a Callahan. Nada más salir se lo dio a Hall’s que se había comprado la misma indumentaria pero de New England en la tienda de los Patriots y se metió en su box. Allí intercambió los playbooks como venían haciendo desde la pasada temporada.

Una vez terminado el cambiazo se pusieron a recordar viejas historias.

  • ¿Te acuerdas del playoff del año pasado que me pilló la media parte comiendo una hamburguesa y se me cayó huevo en el playbook de los Chiefs y algunos comentaristas decían que Mahomes había plantado un huevo? -explicaba riéndose André Smits.
  • Como no me voy a acordar, el pobre Bienemy aún se acuerda de nosotros. Aún oigo a su asistente gritando de pie en la cabina gritando, “me han plantado un huevo o qué? Y Mahomes sin entender ninguna jugada mientras él limpiaba el libro como podía. – explicaba Woodson.
  • Lo fuerte fue la primera vez que un miembro de la NFL nos pilló haciendo el cambiazo y al ir vestido de los Patriots el pobre Bellichick tuvo que pagar una multa. Ha ha ha. – se partía Hall’s.
Los jugadores de los Bengals formarán parte de nuestra decoración (Bengals.com)

La mañana siguiente Marvin Levi’s se levantó para abrir los regalos sin haber podido ver nada del partido. Eso sí, cerca de la chimenea ya estaban sus amigos con una resaca del copón. Su mujer y sus suegros se sorprendieron al verlos tan pronto.

  • Hemos ido a correr y ya no hemos vuelto a casa, por eso vamos con las camisetas de los Bengals, porque hay que quemar los turrones. -intentó justificar Chad Jones.
  • Cierto, pero todas esas manchas de vino y el olor a cerveza y puro es porque hemos desayunado en el bar. Me encanta la birra con cereales a primera hora de la mañana. -decía Ken Henderson mientras la mujer de Levi’s que ya estaba con la mosca tras la oreja estalló.
  • Dejaos de historias ya, que lo sé todo desde antes de que entraseis en la casa ayer por la mañana. Hace unos días fui a comprar unos adornos y en la tienda me encontré a Ickey, Leon y André que compraban material para hacer unas pancartas. Entonces me contaron que veníais aquí a ver el partido. Pero no dije nada porque así después de esta a Marvin, no le queda otra que dejarme comprar lo que quiera sin rechistar. ¡Por eso tengo aquí unos abonos de los Reds! Ha ha ha, ¡sé que no te gusta el beisbol como a mí, así que jódete capullo! – dijo la mujer de Marvin eufórica ante la sorpresa de todos.
  • ¡Con el año que nos dieron los Reds, me cago en la puta que te parió mujer! – contestó entre resignado y enfadado Levi’s que abandonó la casa.
  • ¿Me acaba de decir puta? – le preguntó la suegra a su marido.
  • Ahora que lo dices…técnicamente, eso ha dicho. – afirmó su marido.

Levi’s arrancó el coche pero de repente empezó a escuchar una vocecita que le decía.

  • ¡Para, para, para por favor, que me vas a matar!

Unos metros después Levi’s paró el coche y se encontró a Dunlop atado a la parte trasera del coche. Sus amigos habían tenido esa brillante idea para sacarlo de la ventana en la que estaba atascado desde hacía casi 24 horas. De cintura para abajo Dunlop estaba helado y tenía heridas en el cuerpo. En ese momento sentía que tenía la durabilidad de un RB. Pero de repente aparecieron los mismos 3 señores que se le habían aparecido un año antes a Ickey Woodson en la orilla del río Ohio. Le curaron las heridas y Levi’s les preguntó si podía subirse a su trineo que empujaban unos tigres.

-Lo siento no ha llegado tú hora. – le dijo Sam que llevaba una gorra muy antigua de los Bengals.

– ¿Pero si tenéis sitio para 4 no? – dijo Levi’s.

– Sí, antes cabíamos 3 pero hemos rediseñado el trineo para que quepan 4. Pero el sitio está reservado para Zac, esperemos que de aquí a muchos años. – explicó Forrest.

– Vale, vosotros os lo perdéis. Otra pregunta, ¿por qué uno de los tigres que lleváis es blanco?

– Sí, es que  el blanco es mío y lo tenemos desde esta temporada. – Dijo Paul que vestía con sombrero y una gabardina gris.

– ¿Y los demás tigres? – preguntó Levi’s .

– Los demás también son míos. Ha ha ha. – se reía Paul mientras aquellos fantásticos personajes desaparecían por el cielo de Cincinnati. Y gritaban.

– ¡¡¡ FELIZ NAVIDAD, JOE, JOE, JOE!!!

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