Bengals 2020Draft 2021

Análisis 2020 y previsión draft 2021: DL-exterior

Terminamos el análisis de las trincheras con la línea defensiva exterior. Los denominados edge-rushers, aunque su finalidad vaya más allá de la presión al quarterback. En nuestra particular formación defensiva, donde la línea igual está compuesta por 3, 4 ó 5 componentes, estos jugadores están llamados a marcar la diferencia. En la NFL actual, tan volcada hacia el pase, no descubro la pólvora afirmando que un equipo que sea capaz de presionar con regularidad al QB rival, tiene mucho ganado.

Nuestro equipo fue el último de la liga en número de sacks en 2020. En esta agencia libre, hemos perdido a Lawson, que no sólo era el mejor pass-rusher, sino el único. La situación pasa de ser preocupante a alarmante. Sobre su relevo, Hendrickson, sobrevuelan más incógnitas que certezas, puesto que solamente ha tenido un año destacado (precisamente el que terminaba su contrato rookie).

De poco sirve tener la mejor secundaria del mundo (y la nuestra dista mucho de serlo) si el QB rival tiene todo el tiempo del mundo para pasar, porque tarde o temprano terminará encontrando algún compañero desmarcado. El año pasado tuvimos buenos ejemplos de esto en finales apretados (Eagles, Browns,…). Para darle la vuelta a la tendencia (los Bengals tienen el record de más partidos perdidos por una anotación desde que Taylor es nuestro entrenador) es imprescindible que el pass-rush empiece a funcionar de manera contundente.

 

Resumen 2020

La historia más lamentable de la línea defensiva exterior bengalí de 2020 no fue su mal rendimiento, sino la manera es que salió Carlos Dunlap, líder histórico de sacks de la franquicia.

 

La agencia libre 2020 trajo muchos refuerzos a la defensiva. Sin embargo, para el exterior de la línea, nuestras esperanzas pasaban porque Lawson tuviese al fin un año sin lesiones (se había perdido hasta la fecha el 25% de los partidos). No obstante, con el veterano Dunlap en una banda, y el prometedor Hubbard en la otra, Lawson simplemente tendría que intervenir para rematar la faena en terceros downs de pase. Para dar profundidad, en 5ª ronda del draft llegó Kareem, un especialista en frenar la carrera.

El inicio liguero confirmó lo que sería una constante todo el año: nuestra incapacidad para llegar al QB rival. Sin nadie que les acosara, una y otra vez desarbolaban a nuestra secundaria, donde Bates debía multiplicarse. Lawson encabezaba estadísticas de zafarse de la vigilancia de sus oponentes, pero sus esfuerzos quedaban en nada. A tal punto llegó nuestra ineptitud, que Anarumo optó por hacer cambios: Dunlap perdería la titularidad y sólo entraría en downs de pase. Más allá de lo incomprensible de la medida (relegar al banquillo a uno de los pocos pass-rushers de la plantilla), la decisión le sentó a cuerno quemado al veterano DE, quien reaccionó de la peor manera posible.

Mensajes de protesta en redes sociales, filtración de las formaciones defensivas, críticas en público a entrenadores… la situación se vuelve irrespirable y estalla al final de la derrota en casa contra los Browns. Una airada discusión entre Dunlap y los entrenadores Eason (DL) y Anarumo, termina con unas palabras de éste diciendo que no volvería a jugar. Ante esta situación sin remedio, la directiva decide buscar un traspaso a toda prisa. Todavía podemos darnos por contentos que Seattle nos diese por él una 7ª ronda y un OG (Finney) que apenas llegó a jugar.

Más allá de la pésima imagen mostrada, estamos ante un caso donde todo se hizo mal. Si Anarumo no pensaba contar con Dunlap, debió avisarlo antes, para que la directiva buscase un traspaso más beneficioso (sobre todo por el impacto contra el tope salarial de su sueldo). Por su parte, el jugador debió reivindicarse en el campo, y no en internet. Por discutible que fuese la decisión de Anarumo, lo cierto es que Dunlap tampoco puso de su parte para darle la vuelta.

Por lo demás, en lo deportivo llegó un goteo de jugadores, a cual menos relevante. Bledsoe, un undrafted de 2º año, se convertía en titular; y nuestro estonio favorito, el recordado Hunt (no siempre por los motivos correctos) regresó al equipo a sus 33 tacos para jugar incluso más snaps que el propio Lawson, antes de caer contagiado por el covid. Un cúmulo de mediocridad más que sumar a un equipo que a esas alturas, con Burrow ya lesionado, iba a la deriva.

La patética actuación de Eason, el entrenador de unidad, con su pésima gestión del caso Dunlap, y por extensión, del juego de toda la línea en general, y su lamentable gestión de los terceros downs (24º peor equipo en esta disciplina) le convirtieron en la cabeza de turco con la que Anarumo salvó la suya. El desbarajuste en la línea defensiva, con una variedad de formaciones que ni los propios jugadores llegaron a entender, y sobre todo, el humillante papel al que destinaron a dos leyendas de la franquicia, me hace pensar que quizá estamos dilapidando nuestro escaso potencial en manos de un coordinador defensivo que no da la talla, y de un entrenador en jefe incapaz de tomar decisiones drásticas por delegar demasiado en él.

 

Agencia Libre

Hendrickson llega con la urgencia de producir en una misión donde estamos entre los peores de la competición (foto de www.thejetspress.com).

 

Uno de nuestros objetivos prioritarios, si no el principal, era retener a Lawson. Incluso se llegó a especular con colocarle la etiqueta de franquicia. Se pasó la fecha, y al no ponérsela, entendimos que estaba cerca de un contrato multianual. Nada más lejos de la realidad. Ante la falta de una oferta en condiciones, terminó marchando a la gran manzana, mientras que nosotros tuvimos que recurrir a Hendrickson, nuestro plan “B” (aunque algunos sospechamos que desde el principio, éste era nuestro plan “A”).

Probablemente en la decisión hayan pesado las numerosas lesiones sufridas por Lawson, como si ingenuamente pensáramos que el bueno de Hendrickson no se pudiera lesionar también. En mi opinión, perdemos calidad en el pass-rush. El recién llegado viene de hacer una destacada campaña, pero sus números son más bien consecuencia de saber aprovechar la labor de sus compañeros más que generarlos por sí mismo. En cualquier caso, para bueno o para malo, se adapta mucho más a la idea que Anarumo tiene en mente para la línea defensiva: jugadores grandes cuya principal preocupación sea cerrar la carrera, y si cae algún sack de casualidad, bienvenido sea.

En todo caso, la unidad está escasa de personal. Los titulares, si mantenemos la formación 4-3, serían Hubbard y Hendrickson, pero el único relevo ahora mismo es Kareem, cuyo año rookie nos dejó a todos un poco fríos. Sospechamos que Bledsoe, ante la falta de oferta de otros clubes, renovará por el mínimo más adelante, aunque sea para añadir profundidad a la posición durante el training-camp. No quiero ser agorero, pero Hubbard está en su último año de contrato. Si no conseguimos que firme una extensión, la necesidad de añadir elementos, y de calidad, a esta posición, puede pasar de recomendable a urgente.

 

Draft

Las matemáticas no engañan. Si hemos perdido 2 edge-rushers (Lawson y Dunlap) y sólo fichado 1 (Hendrickson), está claro que necesitamos otro más. Los últimos traspasos de elecciones en primera ronda parecen dejar claro que nuestro elegido en el pick#5 se llamará Sewell o Chase. Por lo tanto, el refuerzo de cualquier otra posición tendrá que venir a partir de 2ª ronda. Es desde aquí donde empezaremos nuestra búsqueda.

 

Joseph Ossai #49 (Texas)

Nacido en Nigeria y llegado a USA con 10 años, la vida de este chico ha sido una continua historia de superación. Justo lo que necesitamos nosotros (foto: www.texassports.com)

 

Imaginad que vivís en Ketu Ijaniki (Lagos, Nigeria), y que con 10 años, a vuestra madre la toca la lotería de visados de tarjetas verdes para emigrar a los Estados Unidos. Llegas a un nuevo país desconocido, y de pronto, ves por televisión un deporte maravilloso, y decides que quieres hacer de él tu futuro. Eso es lo que le pasó a Ossai. Creciendo entre las risas de sus compañeros por no hablar bien el idioma y desconocer muchas de las reglas básicas de football, Joseph destacó en levantamiento de peso, donde estableció el record del instituto. Poca broma a partir de entonces.

Comenzó en los Longhorns como ILB, pero pronto descubrieron su talento para cazar quarterbacks, así que le pasaron a OLB. A pesar de dejar la universidad como junior, acumula 36 partidos, 24 de titular, donde logró 165 placajes y 11 sacks. Capitán del equipo y MVP de la Alamo Bowl frente a Utah, estamos ante un jugador que no pasa en absoluto desapercibido.

Su ansia por destacar, y su ambición por progresar, los demuestra a cada snap, con un motor infatigable y una pasión desbordada. Es muy violento en la terminación de la jugada, por lo que no es extraño que provoque turnovers. Posee largos brazos que sabe cómo utilizar en su beneficio en el contacto. Manos muy activas, que no dejan de ejecutar un amplio surtido de maniobras para zafarse de su par y atacar al portador del balón. Puede iniciar la jugada tanto de pie como con una mano en el suelo.

Su físico privilegiado le permite ganar penetración, pero debe fortalecer su tren inferior para ser más poderoso a la hora de contener su gap. Su juego es más bien reactivo a lo que hace su oponente, en vez de llevar él la iniciativa. Tiene problemas a la hora de retroceder en labores de cobertura. Su velocidad tampoco es elite, y esto puede limitar su producción en la NFL. En todo caso, a día de hoy, estamos más ante un especialista en el pass-rush que ante un titular consolidado capaz de desempeñar distintas tareas.

Lo bueno: Sus inicios en football fueron como wide-receiver antes de pasarle a la defensa, lo que da buena muestra de su agilidad y flexibilidad. Además, de niño jugaba futbol (soccer), por lo que quizá con un poco de práctica le podemos convertir en kicker y conseguir 2 jugadores en uno.

Lo malo: Si ya le falta experiencia en el cambio de ILB a OLB, para pasarle a DE ni os cuento la paciencia que habría que tener. Está todavía muy verde como para pretender que pueda ser útil desde el primer día. .

Proyección: Aunque las tablas donde he consultado le sitúan en mitad de 2ª ronda, los edge-rushers son jugadores muy cotizados, que suelen salir antes de lo previsto. Más aún este año donde tampoco hay precisamente una promoción demasiado destacada. No creo que fuera ningún reach si le escogemos en nuestro pick#38.

 

Dayo Odeyingbo #10 (Vanderbilt)

Si en alguna posición necesitamos un jugador «10», es la de edge-rusher

Si pese a todo, la directiva cree que no estamos tan mal posicionados en el puesto de edge y podemos esperar al tercer día, Temidayo Jordan Odeyingbo podría ser nuestro objetivo. Dada la variedad de formaciones que le gusta introducir a Anarumo, un jugador versátil como él, que tanto podría quedar de DE en 4-3 como moverle un poco más al interior en 5-tech, tendría un encaje perfecto. Su tamaño, me atrevería a decir prototípico, aún podría ganar en masa muscular para moldearle a la posición que más nos interese.

Como el anterior, sus padres también son nigerianos, aunque él nació en Brooklyn, New York. Destacaba anteriormente su versatilidad. En Vanderbilt, mucho talento a su alrededor no tenía, así que todo lo logrado ha sido a base de puro esfuerzo personal. Los entrenadores le rotaban por toda la línea, tratando de encontrar la ubicación donde pudiese hacer más daño. Así ha jugado de OLB, DE, DT e incluso NT. Como decía, tiene un tamaño imponente que le permite rendir bien en todas esas posiciones, pero lo fundamental es cómo se mueve a pesar de su corpulencia.

Sus manos son poderosas, lo que unido a sus largos brazos y explosividad en el snap, le hacen casi imparable para su par. Tiene además un amplio surtido de movimientos, que le permiten superar los bloqueos ya sea moviéndose lateralmente o por pura fuerza. Su capacidad atlética le permite desembarazarse rápido de su oponente y llegar, por agilidad y velocidad, al portador del oval. Si pensamos en un tradicional OLB de 3-4 o un DE de 4-3, Odeyingbo está por encima de estos convencionalismos. Es otro nivel, y lo mejor es que todavía tiene capacidad para seguir creciendo, físicamente y como jugador de football.

Quizá sea éste su mayor defecto. Aún está un poco verde en su desarrollo. Aunque posee un gran control de su cuerpo debe mejorar su balance para no ir al suelo. También tiene que refinar sus movimientos como pass-rusher. Posee todas las herramientas para convertirse en un jugador diferencial, pero necesita buenos entrenadores que le enseñen a utilizarlas. Espero que si le drafteamos, seamos capaces de saber desarrollarle. No sólo por potencial, sino también por actitud (capitán del equipo), es uno de los proyectos de jugador más infravalorados de este draft.

Lo bueno: Si le drafteamos, podrá disculparse personalmente de esta entrada que le hizo a Burrow y que le provocó una de sus escasas intercepciones.

Lo malo: Torcedura del tendón de Aquiles en la preparación para la Senior Bowl. Con suerte, podría estar para la segunda mitad de la temporada si no sufre ninguna recaída. No se perdió ningún partido en su etapa universitaria, donde jugó 43 partidos (28 como titular), y viene a hacerlo en el momento más inoportuno.

Proyección: Debería salir entre 2ª y 3ª ronda, pero su lesión puede hacerle bajar hasta finales del segundo día. Es complicado que nos llegue al pick de 4ª ronda, pero si se pone a tiro, se podría intentar subir posiciones para adquirirlo.

 

Daelin Hayes #9 (Notre Dame)

Hayes puede ser el jugador que nos permita salir de la nebulosa en que se encuentra nuestra posición de edge-rusher (foto Indy Star)

 

Si no nos convence un Fighting Irish como Kareem, probemos con otro. Hayes empezó como OLB, pero la naturaleza le hizo crecer y crecer, y ahora se proyecta más como un jugador para la línea defensiva. Quizá le falte algo de tamaño, pero su constitución es muy compacta, y él es un jugador muy duro. Explosivo y con dinamita en las manos, los OT grandes sufren contra él, como se vio en la Senior Bowl. Es contundente, sabe ganar la posición, pero también tiene la suficiente habilidad para desengancharse de su par y lanzarse a por el portador del balón.

De los que he analizado, es probablemente el que mejor cualidades tenga para caer en cobertura, lo que le convierte en aprovechable para todos los downs. En su último año se le vio más ligero, lo que le permitió ganar en flexibilidad y mejorar su aportación como pass-rusher. Sin embargo, en sus condiciones atléticas predomina la movilidad lateral, lo que le convierte en mejor contra la carrera, cerrando su gap, que contra el pase.

No es rápido, por lo que no le veo futuro como OLB. Esta carencia de velocidad también le impide finalizar jugadas. Su producción es escasa. En ocasiones se le ve perdido, sobre todo cuando parte como titular. Sus prestaciones aumentan cuando sale del banquillo como revulsivo para jugadas puntuales. Para DE interior le falta fuerza, y puede ser dominado por OGs que cortocircuiten su ángulo de ataque.

Así las cosas, le veo como un DE en 4-3 con un papel rotacional. Posee excelentes condiciones físicas, y disciplina de trabajo y de juego, por lo que nada indica que no pueda progresar en la NFL como proyecto a medio plazo, con paciencia y buenos entrenadores.

Lo bueno: Capacidad de liderazgo. Capitán del equipo y muy involucrado en tareas de ayuda humanitaria en su comunidad. Aprovechó su lesión para graduarse. Enamorado del gimnasio. Ética de trabajo fuera de toda duda. Un joven inteligente y centrado, maduro, de gran carácter, un valioso añadido para nuestro vestuario.

Lo malo: Sendas lesiones de hombro, una en su último año de instituto y la última en 2019 que le hicieron perderse todo el año. Estar en un gran programa como el de Notre Dame es de gran ayuda para progresar técnicamente, pero al mismo tiempo, la presencia de buenos jugadores, como Okwara o Kareem le restaron minutos de juego y, por tanto, experiencia.

Proyección: Yo diría parte baja de 5ª ronda. Es posible que pueda caer hasta 6ª, donde sería un chollo. Tengamos claro que estamos ante un jugador de rotación, por lo que resulta complicado determinar cuánto estaría dispuesto a invertir cada club en hacerle progresar.

 

Otros nombres de interés

Con Dunlap y Atkins no sólo perdemos dos grandísimos jugadores, sino dos líderes en el vestuario. Necesitamos jugadores carismátios que tiren del equipo en los momentos malos, que en nuestro caso suelen venir a menudo (foto: ESPN)

 

Gregory Rousseau #15 (Miami)

Nuestra línea defensiva necesita una revolución, y para ello, nadie mejor que el homónimo del ilustre filósofo héroe de la Revolución Francesa. Líder de sacks en su conferencia en 2019 (el 2020 se lo saltó por la covid-19), posee una capacidad atlética deslumbrante. Explosivo, ágil, veloz… en definitiva, imparable. No tan bueno defendiendo la carrera, se perdió casi todo el 2018 por una lesión de tobillo, por lo que realmente, a este jugador reconvertido de WR y SF apenas se le ha visto 1 año. Es indiscutible pick de 1ª ronda. La única opción para que nos llegase sería haciendo un trade-down, posibilidad que nunca hay que descartar.

 

Carlos Basham Jr. #15 (Wake Forest)

Tremendamente productivo en sus últimos 3 años, nos encontramos con un jugador que no sólo comparte nombre con el recordado Dunlap, sino también posición en el campo, en el lado izquierdo de la línea de 4. Intenso, instintivo, poderoso, versátil, técnico y tenaz, hubiese salido mucho más alto en el draft de haberse presentado el año pasado. Aún así, se calcula que saldrá sobre 3ª ronda. Necesita encontrar un plan B si el A no le funciona, así como sumar algo más de músculo y mejorar su reacción al snap. Todos estos defectos pueden ser superados a medida que gane experiencia, porque sí le veo para jugar desde el inicio.

 

Hamilcar Rashed Jr. #9 (Oregon State)

Obviamente, alguien autodenominado “Magón” como un servidor, no podía dejar de mencionar a este jugador llamado como “papá” Barca. Aparte de compartir nombre con el invicto general cartaginés, fundador entre otras de la ciudad de Barcelona, Rashed es un jugador con la suficiente capacidad atlética como para sellar la carrera por su lado, ya sea plantado en su posición o moviéndose de lado, y la agilidad para penetrar en el backfield. Todavía muy verde en sus movimientos de pass-rush y técnica de manos, se proyecta para final de 3ª o principios de 4ª.

 

Chauncey Golston #57 (Iowa)

Los novatos proyectados para rondas altas se llevan toda la atención, pero donde realmente destaca la buena gestión de un grupo de analistas de un equipo es en los aciertos en rondas bajas. Estos pueden ser la diferencia entre un equipo normal y otro con aspiraciones. No se puede dejar al azar ni una elección, y por eso enviamos ojeadores al Pro-Day de Iowa para ver en acción a Golston. Eléctrico, pasional, técnico, con buen control del cuerpo y buena movilidad para el pass-rush, carece de la fuerza necesaria para quitarse bloqueadores de encima que requiere la NFL. No apunta a titular, pero puede dar relevos sin que se note un acusado bajón de nivel. Se espera que salga en 7ª ronda.

 

Elijah Ponder #93 (Cincinnati)

Tan importante como confeccionar una gran plantilla es disponer de un buen equipo de prácticas que permita asumir las irremediables bajas que se sufren durante la temporada sin tener que recurrir a un mercado esquilmado. Entre los undrafted, una buena zona de pesca suele ser lo más próximo, especialmente en el equipo universitario local, cuya defensa bate records de menos puntos recibidos. El Bearcat es un jugador versátil que puede encajar como DE en 3-4 o como ese 4-3 fuerte que busca Anarumo. Eficiente defensor contra la carrera, y letal cuando penetra por el interior. Sin embargo, no tiene muchos más movimientos aparte de éste, debiendo suplir con inteligencia sus carencias en otras aéreas más atléticas. Además, siempre es un guiño para los aficionados de la ciudad.

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