Sigamos con los análisis previos a un draft que cada vez está más cerca y, por tanto, será más que difícil que podamos ver todas las posiciones. Centrémonos por tanto en las básicas, y aunque os pueda parecer que no, la de wide-receiver es una de ellas. Es cierto que tenemos una tripleta envidiable, pero nada, ni en la vida ni en la NFL, es para siempre. A las dudas sobre si en el futuro podremos retener a Higgins o Chase, está la certeza (o casi seguridad) de que 2023 será el último de Boyd como bengalí (es complicado mantener a todos y, ya con 29 años, resultaría poco realista pensar en una renovación).
Por otra parte, es ésta una posición en la que, de forma habitual, solemos alinear 3 efectivos en cada snap, por lo que, por simple cuestión numérica, es importante dotarla de calidad y cantidad suficiente. Estamos teniendo relativa suerte al respecto de que los lesionados en esta unidad no han sido de larga duración, pero la obligación de la directiva debe ser la de estar preparados ante cualquier circunstancia.
El hecho de que sea Burrow quien les lance nos aporta tranquilidad en el sentido de que puede hacer bueno a quien sea. Pero si queremos aspirar a lo máximo, debemos ser imparables en lo que sin duda es nuestra principal baza ofensiva: el juego aéreo.
Resumen 2022
La primavera 2022 pasó sin sobresaltos en esta unidad. Consolidados los 3 titulares, los únicos movimientos fueron las renovaciones, por prácticamente el mínimo, de Taylor, Morgan, Irwin y Thomas. Nos dio algo de pena la marcha de Tate, pero era inevitable. El draft pasó de largo sin incorporaciones, pero cayeron varios WR undrafted, de los cuales destacaremos dos: Pryor y Lassiter. El primero brilló en pretemporada, convirtiéndose en uno de los favoritos de la afición; pero inexplicablemente, optamos por quedarnos con Thomas (a quien mediada la temporada terminamos cortando por su inutilidad), mientras Pryor había fichado por Jaguars. Por su parte, Lassiter, tras una pretemporada de altibajos y fracasando como retornador, se quedó en el equipo de prácticas, y ahí sigue.
Por lo demás, el trío maravillas siguió a lo suyo, demostrando ser la auténtica fortaleza ofensiva del equipo (influenciado sin duda por el declive del juego de carrera). Boyd, quizá un poco menos utilizado que años anteriores, mantuvo su nivel de fiabilidad. Chase volvió a demostrar su categoría de estrella, convirtiéndose en el segundo jugador de la historia menor de 23 años en lograr más de 2000 yardas y 20 touchdowns de recepción. Pese a perderse 5 partidos por lesión, volvió a superar en 2022 las 1000 yardas. Por su parte, Higgins demostró en su ausencia capacidad más que sobrada para ser el WR principal. Volvió a superar las 1000 yardas de recepción por 2º año consecutivo y sus 7 TDs son de momento su mejor marca. También batalló con lesiones (tuvo hasta 3 diferentes) que, sin dejarle fuera “oficialmente” en ningún partido), limitaron su tiempo de juego. Como curiosidad del potencial de nuestra tripleta, en el partido contra Falcons, Higgins se quedó a 7 yardas (hizo 93) de que los 3 superasen las 100; y en el partido de Tampa Bay, cada uno anotó un touchdown (la primera vez que lo hicieron los tres a la vez).
Si alguien tiene todavía dudas entre aferrarse a los restos del team-Sewell o subirse definitivamente al barco del team-Chase, un dato que habla por sí solo de que estamos ante una auténtica estrella de la NFL: contra cobertura individual, Chase lideró la liga con una graduación de 91,2 en la web de PFF, con 26 recepciones para 417 yardas y 5 touchdowns ante este tipo de defensa (sólo otros dos WR de la liga llegaron al grado de 90). Esto indica la dificultad que provoca en el rival su marcaje, y cómo condiciona el tipo de defensa que nos plantean. Además, es un jugador que no se esconde en los momentos importantes (no como Green), ya que fue el 2º mejor receptor de la postemporada NFL con 20 recepciones para 220 yardas y 2 TDs. Como recordatorio de su clase, os recomendaría visionar de nuevo el TD de 50 yardas con el que conseguimos la victoria en un partido tan emotivo para él como el jugado en su estado de Louisiana ante Saints.
Por lo tanto, estamos ante un jugador insustituible. Durante su ausencia, la ofensiva fue mucho menos fluida, y nos costó encontrar soluciones. Y eso que Higgins estuvo magnifico, con dos partidos de más de 100 yardas para un total de 371 en 26 recepciones y 2 TDs en ese periodo. No es, ni mucho menos, un WR2, sino que es un legítimo WR1. Higgins quedó entre los 5 mejores de la liga en recepciones contestadas. Fue su segundo año consecutivo con 16, solo por detrás de las 19 en un año de Green desde que la web PFF toma registro de esta estadística. Si Chase es el líder de la franquicia en yardas en postemporada con 588, Higgins es el segundo en esta categoría con 457.
Estos números ponen de manifiesto la importancia de esta pareja en nuestro ataque, y lo complicado que resulta reemplazarles. Sobre todo, cuando existe un salto tan importante entre los 3 titulares y los suplentes. Thomas no resultó, con drops criminales, Morgan apenas intervino en ataque como bloqueador (aunque realizó una gran labor en equipos especiales), y Taylor quedó prácticamente relegado a su función de retornador. El único que respondió al desafío fue Irwin. Nuestro actor infantil acabó con 231 yardas en 15 recepciones para 4 touchdowns, sin duda, por encima de expectativas.
En definitiva, estamos ante lo que es sin duda la mejor baza de nuestro ataque, pero de la que tenemos tener dos cosas claras. La primera es que la clave es Burrow, quien puede convertir a un receptor mediocre en bueno. La segunda es que ya no nos conformamos con ser buenos, queremos ser los mejores, y esto pasa por no permitirnos debilitar la que es nuestra mejor arma, el juego aéreo.
Agencia libre 2023
Mínimos movimientos aquí, más allá de la renovación por otro año más de Taylor. Más que su capacidad como receptor, se valora su función como retornador de punts y dar una voltereta en cada formación de victoria. Creo que seguirá en el equipo, pero va a ser uno de los puestos que deban ganarse en pretemporada. La otra noticia relevante fue el cambio de dorsal de Higgins, quien a partir de ahora portará el #5. Muchos rumores de renovación, pero hasta el momento de publicación de este artículo, no hay nada definitivo.
Echar un vistazo a lo que queda en la agencia libre es desolador. Vejestorios o lesionados. Por increíble que parezca, nada que mejore lo que tenemos como WR4 (los 3 primeros están claros). Tampoco parece probable un trade en esta posición.
Sin embargo, no podemos olvidar una cosa: 2023 va a ser el último año juntos de nuestra tripleta mágica. Es el último de contrato tanto de Boyd como de Higgins. Por edad, dudo que renueven a Boyd. Por dinero, será complicado retener a Higgins. Así las cosas, puede que para 2024 necesitemos no uno, sino dos receptores titulares. Realmente, no veo a Irwin asumiendo este papel de continuo, y con el precio que están adquiriendo en la agencia libre, veo que sólo nos queda el draft para reforzarnos, y que deberíamos empezar a hacerlo ya. No quiero recordar a mi amigo Xavi preguntando dónde están sus WR, ni que cada vez que perdamos uno muera un gatito.
Draft 2023
Rashee Rice #11 (SMU)
El objetivo de estos artículos consiste en ponernos en la peor de las situaciones (en nuestro caso, normalmente, la más real de las situaciones). Partamos de la base de que perdemos a los dos WR que acaban contrato. Aunque apreciamos mucho a Boyd, todos estamos de acuerdo en que será más fácil sustituirle (incluso por Irwin) que a Higgins. Por tanto, debemos encontrar un fiera que sea capaz de, al menos, encajar en su papel sin perder demasiado. Y todo esto, sin la posibilidad de elegir en una elección alta como fue el caso del de Clemson, y con otras necesidades en otras posiciones en mente.
Rice es un portento físico. Alto, corpulento y con brazos largos; pero también muy dinámico y veloz. Sabe usar perfectamente su cuerpo, con el que “castiga” a sus oponentes. Su obsesión es quedarse con el balón, ya sea en el combate cuerpo a cuerpo o haciendo malabarismos. El rival lo único que puede hacer es tratar de placarle después. Buena suerte con ello, porque es habilidoso con los pies en los cortes laterales y posee una aceleración explosiva. E incluso cuando le alcanzan, tiene la capacidad de romper placajes con su potencia y ganar yardas extras.
Pero no es sólo una amenaza con el balón. Rice es un excelente bloqueador para sus compañeros. Agresivo, competitivo, y con innegable liderazgo, tiene un talento innato para localizar el balón en el aire. Por su calidad diferencial, ha sido alineado en múltiples posiciones y, ya sea en espacios reducidos o en campo abierto, ha demostrado su potencial para las big-plays. Es el jugador al que buscan para las situaciones delicadas, y responde con autoridad.
Sin embargo, aún tiene áreas en las que mejorar. Aunque su curva de productividad ha sido siempre ascendente en los Mustangs, es todavía un producto por pulir. Por ejemplo, su árbol de rutas es muy reducido, y deberá aprender a ser más versátil en la NFL. Su velocidad es muy buena, pero tampoco es tan elite como para romper una defensa en vertical. Es más un receptor de posesión, aunque en ocasiones le traicionan los drops. Confía tanto en su superioridad atlética que parece no esforzarse en conseguir separación. Es muy inconsistente, combinando acciones espectaculares con apagones mentales a la jugada siguiente.
En mi opinión, ya en su primer año sería una clara mejoría sobre Morgan, y del segundo en adelante, si sigue en esta progresión, podríamos pensar en él como posible titular. O al menos, sumar otra variante ofensiva diferente a nuestro cuerpo de receptores (donde incluyo a los tight-ends, que no digo que pueda alinearse como tal, sino que puede absorber buena parte del trabajo como receptor que le corresponderían a estos).
Lo bueno: De las 28 franquicias que fueron a su Pro-Day, sólo 4 enviaron varias personas de su departamento técnico y de la directiva. Una de ellas fue la nuestra. El interés, es innegable que existe, otra cosa es que se den las condiciones para draftearle.
Lo malo: Ojo a las lesiones. Durante todo 2022 estuvo con molestias en el pie muy similares a las que solían dejar fuera a A.J. Green.
Proyección: Creo que saldrá en 3ª ronda, aunque antes de que llegue a nuestra elección. No sé si les gustará tanto como para subir por él.
Parker Washington #3 (Penn State)
Antes de intentar buscar sustituto a Higgins, vayamos a lo que nos dicta la lógica: el jugador con más papeletas de no volver es Boyd (se especulaba que incluso este mismo año podría ser cortado para hacer espacio salarial), así que lo primero sería buscar un receptor de slot. Pero no uno cualquiera, sino alguien que pueda darle un plus al alicaído apartado de retornos.
Christopher Parker Washington encajaría dentro de este perfil. Aunque es pequeño para la posición de receptor, lo que le encasillaría en el slot, su cuerpo es compacto y sólido. No es el más atlético de la clase, pero sabe maximizar sus cualidades en la zona entre 1 y 10 yardas, sin miedo al tráfico, inteligente para encontrar las zonas donde conseguir más yardas tras la recepción, y sin dejar de percutir para arañar yardas extra cuando es placado.
Tiene un instinto natural para las recepciones. Una rara combinación de flexibilidad, solidez en las manos (apenas un 5,2% de porcentaje de drops), coordinación, y capacidad para localizar el balón en el aire o adaptarse a lanzamientos erráticos. El QB sólo tiene que poner el balón lo bastante cerca de él, que ya se encargará de atraparlo. Además, con el oval en las manos, tiene una gran visión para hacer daños a las defensas, lo que le hace ser productivo además como corredor en jet-sweeps o sobre todo, en retornos de punt.
Todavía le quedan cosas por mejorar. Por ejemplo, es un receptor tan duro que no parece importarle absorber el golpe en vez de conseguir separación del defensa. Tiene que ampliar y mejorar el recorrido de sus rutas. Carece de explosividad o aceleración para batir a sus rivales en una carrera larga, confiando más en su agilidad lateral. Por más esfuerzo que le ponga, su radio de atrapada está limitado por su baja estatura y cortos brazos. Su productividad está un tanto sobredimensionada por las numerosas jugadas de screen o pases en ruta hook (frenarse y darse la vuelta) y no se ha probado mucho contra cobertura individual.
En mi opinión, no va a ser tan bueno como Boyd, pero no estará muy lejos de él, y nos costaría mucho menos que la segunda ronda del de Pittsburgh. En cambio, la posibilidad de ser el titular en los retornos le permitiría estar activo todos los partidos para ir entrando poco a poco en juego mientras pule los defectos que todavía arrastra. En un trabajador incansable, y con apenas 21 años, tiene aún mucho margen de mejora.
Lo bueno: Tiene un primo que juega en la NFL (Joshua Dobbs, QB suplente en Cleveland), otro en la MBL (Tyler Tolbert, SS en los Royals) y otro que jugó basket. Pedigrí deportivo en la familia no le falta.
Lo malo: Una lesión de tobillo le hizo terminar antes de tiempo la campaña 2023 y no poder realizar pruebas físicas ni en la combine ni en el Pro Day de Penn State.
Proyección: Por su físico por debajo de los estándares, su presumible falta de versatilidad más allá del slot y, sobre todo, por la reciente lesión, creo que no va a salir hasta 5ª ronda.
Antoine Green (North Carolina)
Es posible, amigos lectores, que hayáis llegado hasta aquí y todavía os estéis preguntando qué demonios estáis haciendo leyendo un artículo, tan interminable como todos los que escribo, sobre la necesidad de reforzar precisamente la posición más poderosa del equipo. Pues aparte de demostrar vuestra paciencia y, probablemente, un grado de aburrimiento sin nada que hacer superior a la media, es probable que estéis en lo cierto. Pero si habéis empezado es porque sois unos fanáticos del draft, y como tales, debéis saber que no sólo se draftea lo evidente, sino que hay que pensar en el futuro y, por qué no, en la posibilidad de encontrar en una ronda baja a alguien con quien nadie cuenta y de pronto se convierte en una estrella. Sería entonces el momento de fardar ante vuestros amigos y decir: “¿veis?, yo ya lo sabía”.
Este podría ser el caso de Green, un receptor con 5 años de experiencia en los Tar–Heels, y con una capacidad atlética (practicó football, baloncesto y atletismo) de la que un avispado coordinador ofensivo podría sacar mucho partido. En este caso, sí que estamos hablando de una auténtica amenaza profunda, de un chico con la velocidad y la complexión (altura y longitud de brazos) necesaria para intimidar a los receptores y alargar el campo lanzándole en largo.
Nada de ubicarle en el slot (el 97% de sus snaps fueron por el exterior). Green es explosivo en el arranque de la jugada y sabe utilizar muy bien sus manos y movimientos laterales para liberarse de la presión del CB y correr en vertical como alma que lleva el diablo. Tiene una gran habilidad para localizar el balón, y una increíble capacidad de salto, lo que sumado a sus buenas manos, le convierte en un peligro real para las defensas que le dejen en 1-contra-1. Es un especialista tanto en alargar las manos para las recepciones imposibles, como en el control corporal para pisar en el suelo cuando está cerca de la banda para que la recepción sea válida.
Por desgracia, esto es prácticamente lo único que sabe hacer. Su árbol de rutas solamente tiene esta rama. Por tanto, su participación, en principio, quedaría limitada a situaciones de múltiples receptores para estirar el campo o aprovecharse de un CB más lento, o en equipos especiales. En ocasiones, no es lo bastante decidido ante defensores físicos en balones divididos, se desentiende de la jugada cuando no interviene, y a veces se frena antes de terminar su ruta, lo que le lleva a descoordinación con su QB (¿de verdad no es pariente de A.J.???).
Para terminar, no digo que Green particularmente tenga que ser el elegido, pero en mi opinión, el salto de calidad entre nuestros 3 titulares y los suplentes es tan alto que deberíamos hacer algo para acortarlo. Hemos sufrido cuando se nos ha lesionado uno de los tres mosqueteros un puñado de partidos, no quiero pensar cómo quedaría nuestro ataque con ausencias más prolongadas o de más de algún miembro. Es una posición en la que no sería mala idea apostar en rondas bajas, donde habría mucho que ganar y muy poco que perder, en una promoción como la de este año, bastante extensa en cuanto a talento.
Lo bueno: Sin lugar a dudas, el nombre. Llamándose Antoine y apellidándose como uno de los mejores wide-receivers que han vestido la camiseta atigrada, el éxito lo tiene asegurado. Además, si veis sus fotos, posee un impresionante pelazo, lo que siempre es un plus en estos análisis.
Lo malo: Su productividad ha sido un tanto decepcionante para sus cualidades atléticas. Hay quien dice que su promedio de 19 yardas por recepción deberían haberse traducido en más anotaciones a pesar de las lesiones, pero es una incógnita si será capaz de romper esta barrera en los profesionales.
Proyección: Es un jugador residual, de los de la última ronda. De aquellos que si se quedan por el camino nadie va a echar de menos, pero si por un azar del destino resultan útiles permiten colgarse medallas al equipo que lo escogió.
Otros nombres de interés:
Tyler Scott #21 (Cincinnati)
Probablemente, lo más parecido a cambiar un “Tyler” por otro sea Scott por Boyd. Como aquel, Scott también tiene un pasado como runningback, lo que le aporta una visión del juego para conseguir yardas tras la recepción superior a sus colegas de promoción. Pero sin duda, lo que le destaca sobre el resto es su velocidad, como representante estadounidense en las olimpiadas junior en la prueba de 100 metros. Era el encargado de abrir el campo en Cincinnati, liderando su universidad en recepciones, yardas y touchdowns desde que le hicieron titular el año pasado. Es un jugador en claro ascenso, cuya explosividad y habilidad para encontrar los huecos le hacen imparable en carrera. Por supuesto, es un excelente retornador. Por su pequeño tamaño y radio de atrapada, va de cabeza al slot en la NFL. Tiene problemas ante receptores físicos, por lo que será más eficaz en rutas cruzadas o screens. Creo que saldrá elegido alrededor de la segunda mitad de la segunda ronda.
Jayden Reed #1 (Michigan State)
Jay “bird” Reed puede parecer un poco pequeño, pero tiene un tren inferior tan poderoso que le convierte en un receptor explosivo, con una capacidad natural para las big-plays. Versátil arma ofensiva desde todas las posiciones, incluyendo, sobre todo, la de retornador. Tiene aceleración y potencia para romper placajes. El Spartan tiene también la habilidad y la inteligencia para conseguir rápidamente separación de su par en la distancia corta, así como una excelente coordinación para la recepción y ponerse en disposición de conseguir yardas tras la recepción. Con carácter de líder, altamente competitivo y muy apreciado por entrenadores y compañeros, por su escaso físico, su posición en la NFL será la de WR-slot. Problemas en balones disputados y press-coverage. Cumplirá 23 años el 2º día del draft, precisamente cuando se espera que salga elegido, probablemente en tercera ronda.
Jonathan Mingo #1 (Ole Miss)
Probablemente, en la posición de wide-receiver, la importancia del tamaño sea más relativa, ya que si no te adaptas al exterior, siempre puedes ganarte el pan trabajando por el interior. Pero si tuviéramos que definir unas proporciones prototípicas, serían las de Jonathan Ondreal Mingo. Poderoso en lo físico, es capaz de arrollar a los CBs que le salga al encuentro. Se quita de encima la press-coverage como quien espanta un mosquito, y con el balón en las manos, es muy difícil de placar. Sin embargo, todo lo que gana en el arranque de la jugada no se trasforma en productividad después por su reducida velocidad. Es más un receptor de posesión que una amenaza profunda. Comete drops por falta de concentración a lo largo del partido. Su técnica (rutas, separación, etc.) es muy limitada, aunque es una fuerza de la naturaleza bloqueando para sus compañeros. En mi opinión, sería una opción muy interesante si llega a caer a 4ª ronda.
Tre Tucker #1 (Cincinnati)
No suele ser habitual que cite a dos jugadores del mismo equipo, pero en este caso, Tucker podría ser una “marca blanca” de Scott. Con él, podríamos tener la mayoría de sus virtudes (jugador local, nativo de Ohio) a menor coste. Como miembro de una familia de 11 hermanos, tuvo que aprender a ser rápido desde chico, hasta llegar a ser 3 veces campeón estatal en atletismo. Capitán del equipo, destaca por su combo de habilidades como retornador (velocidad, agilidad, visión,…) pero también por su capacidad de playmaker en ataque, donde puede ser una pesadilla para los coordinadores defensivos rivales. Es duro como bloqueador y no tiene miedo a meterse entre el tráfico. Su cuerpo, pequeño aunque compacto, es su mayor limitación para la NFL, donde sería WR-slot por su escasa envergadura de brazos. Si no logra rápida separación, los CBs pueden sacarle de su ruta. Para mí, sería una mejora respecto a Taylor, y un pick de quinta ronda más que aprovechable por todo lo que puede aportar al equipo.
Jake Bobo #9 (UCLA)
Contrariamente a lo que por su nombre pudiera parecer, Bobo tiene numerosos galardones académicos. Capitán del equipo en Duke antes de su traslado a UCLA, tiene un prestigioso pedigrí deportivo (padre y abuelo paterno en football; madre, tío y abuelo materno en hockey sobre hielo; otros dos tíos en lacrosse…). En los Bruins se convirtió en el jugador al que buscaban cuando la situación se volvía peluda. 57 recepciones para 817 yardas y 7 TDs fueron sus números en 2023. Es un jugador grande, que pelea cada balón por su físico imponente pero también por sus habilidosas manos. Gran control de su cuerpo y muy inteligente. Le falta velocidad para ser una amenaza profunda y agilidad para conseguir separación. Estaría limitado a ser un receptor de posesión, lo que reduciría su capacidad de progresar en la NFL, más allá de situaciones de tercer down, red-zone o como bloqueador para la carrera. No va a salir hasta sexta o séptima ronda, pero su adquisición haría feliz a nuestros amigos argentinos por su incuestionable conexión con Lionel Messi.
Redactor en Bengals.es
Redactor en Spanish Bowl
Ex-Redactor de la AFC Norte de la NFL en el Diario AS
Colaborador de «La Perrera Brown».
Integrante del foro de los Cincinnati Bengals en NFLHispano.com