Riverfront Stadium
Hay quien puede considerar un estadio un trozo de cemento pero en realidad es mucho más que eso. En los grandes estadios se viven emociones. Es un lugar donde se juntan amigos y familias para animar a su equipo. Todos hemos ido a alguno aunque no sea de fútbol americano. Recuerdas con quién fuiste por primera vez, la llegada de los aficionados al estadio con sus camisetas y banderas. También los olores de los bares del estadio, aquella sensación de que este año sí, del primer partido de la temporada. Es un lugar especial para miles de personas, supongo que por eso cuando un equipo cambia de estadio todos estos recuerdos y sentimientos están a flor de piel de los aficionados. Por todo ello cuando los Bengals y los Reds dejaron el Riverfront, el equipo de baseball de Cincinnati cuantificó que unas 25.000 personas siguieron su demolición en ambas orillas del río Ohio el 29 de diciembre de 2002.
Fue a mediados de los 40 del siglo XX cuando se inició en Cincinnati el debate de construir un estadio cerca de la orilla del río Ohio. En 1948 Cincinnati desarrolló un Plan Maestro Metropolitano que incluía la remodelación del área frente al río conocida como The Bottoms. En ese plan se debían conectar las carreteras interestatales 75 y 71, que se convirtió en Fort Washington Way. A mediados de los 50 los Reds de la MLB estaban insatisfechos con el Crosley Field y los discusiones no avanzaban. En 1962 DeWitt pasó de general manager a propietario de los Reds. Los líderes locales querían mantener el equipo en el centro de la ciudad y DeWitt no. Al final cedió a las presiones y vendió los Reds a un grupo de inversores, que aceptaron un arrendamiento de 40 años para un nuevo estadio. Finalmente decidieron construir un estadio polivalente y luego el entonces gobernador James Rhodes, anunció que la AFL le concedía a la ciudad una franquicia de fútbol americano en 1967. El 1 de febrero de 1968 se iniciaron las obras para construir un estadio circular cookie cutter polivalente, el tercero de la liga. El primero había llegado 5 años antes a cargo de los estudios de arquitectura FABRAP y Heery & Heery, con el Atlanta-Fulton County Stadium. Serían los mismos que construirían el Riverfront. El St. Louis Busch Stadium se acabó 4 años antes que el nuestro. Mientras que el nuevo estadio de Cincinnati se acabó 2 semanas antes que el Three Rivers Stadium de Pittsburgh. Fue el primer estadio totalmente cubierto por Astroturf (hierba artificial) a excepción de los recortes alrededor de las bases de los partidos de béisbol. Había 35 puestos de comida y 50 baños. La construcción del box de prensa y el Stadium Club (zonas vip para eventos privados) no se terminaron nunca. El coste de la construcción fue de 45 millones de dólares, se calcula que en la actualidad representarían unos 300 millones de dólares.
Durante la construcción los Bengals jugaron sus 2 primeras temporadas en el Nippert Stadium, en el campus de la universidad de Cincinnati. En 1969 tenían 22.000 abonados, llegaron a 44.000 a finales de abril. Hasta que el 20 de septiembre de 1970 los Bengals juegan su primer partido en el Riverfront Stadium ante los Oakland Raiders. El estreno terminó en victoria de Cincinnati por 31-21 con Paul Brown de entrenador y con el QB Sam Wyche anotando el primer TD del nuevo estadio en una carrera de 5 yardas.
Cuando no jugaban los Reds el proceso de conversión de un deporte a otro fue relativamente sencillo. Los asientos de la caja del campo de béisbol se movían con ruedas para que se pudiera convertir en un campo de fútbol americano. El marcador estaba ubicado debajo del borde del techo del estadio. Los aficionados accedían al estadio al nivel del suelo y tenían que bajar por unas rampas hasta llegar a sus localidades (zona azul). El estadio estaba rodeado por un gran estacionamiento de tres niveles con capacidad para 2.500 coches.
A lo largo de los años uno de los pocos cambios que hubo en el estadio fue el cambio de nombre a Cinergy Field Stadium. A mediados de los 90 Reds y Bengals querían su propio estadio. Mike Brown amenazó con llevarse la franquicia a Baltimore. Fue algo que funcionó y Cincinnati y el condado de Hamilton acordaron construir os nuevo estadios con un aumento de los impuestos. En 2011 el Wall Street Journal calificó el acuerdo como uno de los peores del deporte profesional jamás alcanzados por un gobierno local. El Paul Brown Stadium incluyendo la adquisición de tierras costó 455 millones de dólares (654 millones actuales). Los Bengals contribuyeron con 44 millones, el resto fue dinero público. Finalmente los votantes eligieron la construcción de un nuevo estadio de béisbol y uno de football mediante un referéndum en 1996. En 1997 los Reds llegaron a un acuerdo con la empresa pública Cinergy Corporation para cambiar el nombre del Riverfront, que pasaría a llamarse Cinergy Field. El 12 de diciembre de 1999 los Bengals jugaron allí su último partido. Al año siguiente empezarían a jugar en el Paul Brown Stadium. Mientras que los Reds siguieron jugando en el Riverfront/Cinergy Field Stadium. Con tal de construir el nuevo estadio se retiraron 14.000 asientos. Los Reds se mudaron después del año 2002 hasta que el 29 de diciembre de ese año se llevó a cabo su demolición.
Hoy en una parte del espacio que ocupaba el estadio está el Great American Ball Park donde juegan los Reds y también el National Underground Railroad Freedom Center. Un museo que recordareis porque fue el lugar donde el equipo de los Bengals se dirigió para dar un mensaje público tras el asesinato de George Floyd. También hay espacios de aparcamiento, el museo y el Hall of Fame de los Reds y Main Street que se amplió con el cambio de estadio.
Cachitos especial Riverfront
Llegados a este punto me veo obligado al momento cachitos del artículo. Así entenderéis porque no seré guionista del programa musical de TVE. El estadio también se utilizó para conciertos. El primer concierto fue de la banda de rock británica Jethro Tull en agosto del 1976. Quién sabe si a partir de aquí la NFL entendió que si los grupos de música podían actuar en otro continente, también podían hacerlo sus equipos.
Unos días después lo hicieron The Eagles, que repetirían concierto en 1978. Síntoma que los hoteles de Cincinnati no tienen nada que envidiar al Hotel California.
En 1989 tocaron los incansables Rolling Stones, que repetirían en 1994. Por desgracia años después hemos descubierto que era un aviso de que tenían la misma durabilidad de Andrew Whithworth pero Mike Brown no lo pilló.
En 1990 también llegó el momento de las boy bands. Con el concierto de New Kids on the Block. Un grupo del que originalmente formaba parte el actor Mark Wahlberg, con 13 años, pero lo dejó a los pocos meses. Pero quién sí que hizo carrera con el grupo fue su hermano mayor Donnie.
En 1993 tocó el turno a Paul McCartney, el de los Beattles siempre tuvo el mismo tirón mediático que Boomer Esiason en su primera etapa en los Bengals. (Para los jóvenes, explicar que generaban la misma expectación que un artículo o un podcast con Antonio Magón).
En el año 2000 llegó el turno al country con el concierto de George Strait. La verdad es que fue una pena que el primer concierto de country en nuestro estadio no fuera de nuestro ex linebacker Mike Reid.
El mismo 2000 actuaron y repitieron en 2001 los NSYNC. Otra boy band donde estaba Justin Timberlake y que llegaron a actuar en la Super Bowl XXXV entre Ravens y Giants del que pasamos de decir el resultado. Centrándonos en el show del descanso, cantaron el tema Bye Bye, que fue un zazca en toda regla a la gente de Baltimore. Como habéis adivinado era una clara referencia a lo que les dijo Mike Brown cuando le dijeron que construían el Paul Brown Stadium. En el show del descanso también actuaron Aerosmith con el tema I don’t want to miss a thing de la película Armageddon, claramente inspirada en la demolición del Riverfront. También colaboró Britney Spears cuya relación con Justin Timberlake acabaría de forma muy parecida a la de Carson Palmer con los Bengals.
Además de conciertos también se celebraron algunas ceremonias religiosas, aunque para algunos, su religión sean sus equipos deportivos.
El futuro de nuestro estadio
El equipo siguió en Cincinnati gracias a la construcción del Paul Brown Stadium que ya tiene más de 20 años. El contrato de arrendamiento termina en 2026 y las negociaciones empezarán 2 años antes. Los Bengals pueden extender el contrato actual con 5 extensiones de 2 anos hasta 2036. Desde el año 2000, 10 estadios de fútbol americano han rehabilitado las suites de lujo y los marcadores con un coste de más de 90 millones. Para que el estadio se mantenga competitivo con los demás, el coste medio de estas mejoras según Enquirer sería de 214 millores de dólares. ¿Cómo lo pagarán Cincinnati y el condado de Hamilton? Los impuestos del 0,5% de las ventas aprobado en 1996 genera 80 millones de dólares anuales y se destina a la deuda de los estadios y el mantenimiento. La deuda de ambos estadios se acabará de pagar en 2032. El impuesto sobre las ventas no tiene fecha límite y se seguirá pagando por ley. Por lo que podría usarse si se realizan mejoras. Pero si no se ha pagado la deuda y las mejoras son muy importantes se deberá encontrar otra fuente de ingresos.
Según Tom Gabelman abogado que representa al condado de Hamilton en el desarrollo del riverfront “no vamos a volar nuestro estadio 25 años después de su construcción. Si realizamos mejoras que sean competitivas para las ligas en las que juegan estos equipos, ambos estadios pueden permanecer allí hasta 2050.”
De los estadios nuevos construidos en los últimos 10 años, el más barato costó 1.100 millones de dólares (el U.S. Bank Stadium de los Vikings). Pero de los estadios construidos a fines de los 90 y principios del 2000, todos están siendo rehabilitados. El motivo es porque se construyeron mejor que los de los 60 y 70. Y el Paul Brown “es uno de los top por su ubicación. Todo el mundo mata por la orilla del río “ explica Kevin Reichard editor de Football Stadium Digest, con publicaciones especializadas en la industria de la construcción de estadios.
Veremos que nos depara el futuro, ser de una ciudad pequeña significa que los contribuyentes deben pagar más porque tienes menos potencial para grandes patrocinios. Otro aspecto importante es conseguir varias temporadas ganadoras como la pasada. Donde los ingresos que pudo llegar a tener el área de Cincinnati por los buenos resultados podrían tener un impacto de unos 100 dólares por cápita. El valor de los Bengals es de unos 2.400 millones de dólares, mientras que la media de las franquicias de la liga es de 3.500 millones. Mantenernos como un equipo ganador varias temporadas podría facilitar la llegada de nuevos patrocinios como pasó con los Chiefs (otro mercado pequeño), en las últimas temporadas. Incluso se podría ganar dinero vendiendo el nombre del estadio, aunque parece que los Brown no están por la labor.
Han pasado muchos años desde los mejores momentos de Riverfront Stadium, donde se vivieron grandes momentos como el récord de yardas de carrera en un partido de Corey Dillon o los dos pases a la Super Bowl. Han cambiado muchas cosas desde entonces, incluso el clima. Si habláis con algún aficionado que estuvo en la freezer bowl os dirá, en la época del Riverfront hacía más frío. Pero sus hijos les contestan que 31 años sin ganar un partido de playoff sí que es pasar frío. Per afortunadamente nuestro equipo vuelve a estar on fire.
Escribo para la jungla hispana y participo en su podcast. También podéis leerme en sexto anillo. Podéis seguirme en Twitter @xeviht81.