Los partidos de Londres son la gran fiesta europea del futbol americano. Por desgracia, para nosotros, sufridos seguidores bengalíes, la fiesta la disfrutaremos la próxima semana cuando nuestro equipo cumpla su obligatoria jornada de descanso. Una nueva derrota nos deja con un humillante balance de 0-8, y la triste sensación de que irremediablemente seguirá aumentando la cosecha de fracasos.
El pasado domingo los Bengals enseñaron al público en general, y al londinense en particular, un compendio de lo que está siendo la actual temporada. Una primera parte entregada al rival (308 yardas encajadas), una segunda donde se trata de maquillar el marcador en los minutos de la basura (esta vez sin conseguirlo pese al esfuerzo de Tate), desaparición del pass-rush, secundaria de chiste, abandono del juego terrestre, línea ofensiva en descomposición, y por encima de todo, un Dalton que solo pasa bien a Green, aunque éste esté en la banda.
Sin embargo, lo que quedó en evidencia ante tan nutrida audiencia, es la bisoñez de nuestros técnicos. Entrañable hasta cierto punto en los primeros partidos, inexcusable cuando se lleva cumplida la mitad de la competición. Esto es una actividad profesional, no una ONG ni un campamento de verano para ayudar en su aprendizaje a chicos desfavorecidos. A Zac Taylor se le está poniendo cara de Dave Shula, y ya sabemos cómo acabó aquella historia (balance de 19-52 entre 1992 y 1996).
La derrota, toda vez que viendo la trayectoria del equipo estaba prácticamente asumida, es dolorosa porque impidió culminar con una inesperada alegría el viaje de nuestros compañeros de “La Jungla” a Londres. Deseamos que al menos, disfrutasen de la compañía mutua, los atractivos de la capital británica, el espectáculo de un partido NFL, desde el tailgate hasta las cheerleaders,… y de las cervezas del Admiralty.
ME GUSTÓ
Kevin Huber
Es realmente triste tener que comenzar la sección de “me gusta” con nuestro punter, pero la realidad manda. En la tarde-noche londinensa fue nuestro mejor hombre. Preciso cuando tuvo que clavarles muy cerquita de su zona de marca, y potente cuando hubo que alejarles de la nuestra todo lo posible. Un día más, los equipos especiales fueron lo mejor del equipo. Nunca he sido fan suyo, pero Simmons podría mover la silla a Taylor como no enderece el rumbo.
Auden Tate
Nuestro compañero Gerardo nos confirmó que les hizo levantarse varias veces de sus butacas en Wembley, y realmente no es para menos. Todas sus atrapadas fueron de un mérito colosal. Incluida aquella con la que le anularon el touchdown (siendo irrelevante, yo hubiera dejado lo pitado en el campo, porque realmente tampoco había una evidencia tan clarísima del incompleto). Cuando tienes un QB como Dalton, más vale tener flexibilidad y amplio rango de atrapada. Y Tate lo tiene.
Quizá le falte velocidad (aunque ni siquiera el mismísimo Usain Bolt que quiere entrar a la NFL hubiese llegado a ciertos envíos inalcanzables de Dalton), pero se está desenvolviendo mucho mejor para conseguir separación, y aprendiendo a usar su cuerpo para ganar ventaja en la recepción. No es Green, pero sin duda es lo más parecido que tenemos. Y solamente por el hecho de esquivar mejor las lesiones (ya hemos comentado muchas veces las “patas de alambre” de A.J.), quizá deberíamos replantearnos la conveniencia de retener a toda costa a Green si alguien nos hace una buena oferta.
Tyler Boyd
Pese a sufrir la pegajosa marca de Ramsey, apareció en momentos clave. Salvó los 2 cuartos downs que Taylor se jugó en mitad del campo (probablemente lo mejor que hizo nuestro entrenador), especialmente meritorio el 4ª y 13 a falta de 5 minutos que nos mantuvo con un hilo de esperanza. No entendió por qué no le buscaron después en la red-zone, cuando es probablemente el receptor con mejores manos. Su entrega, y su compromiso con el equipo y los aficionados firmando gorras y accediendo a ser entrevistado por Spanish Bowl, le hacen claro merecedor de entrar en esta sección por la puerta grande.
Tyler Eifert
Pedíamos a gritos que le buscásemos y respondió con una buena actuación. También salvó varias situaciones difíciles (5 de sus 6 recepciones fueron para primer down), siempre rodeado de contrarios. Incluso superó un golpe en la espalda, que le llevó renqueante a la banda, cuando todos ya nos temíamos lo peor (es decir, lo de siempre). Espero que no haya sido una circunstancia puntual, y que en posteriores partidos le demos idéntico o mayor protagonismo.
Joe Mixon
No sé si hubo charla en el vuelo de ida a Inglaterra, pero desde el inicio se vio una actitud diferente en él, buscando con más ahínco unos huecos que nunca aparecen, y por parte de los técnicos para convertirle en piedra angular de la ofensiva. El resultado fueron 66 yardas de carrera (que no es mucho, pero es su segunda mejor marca de la temporada), 4 recepciones (igualando su mejor aportación) y un touchdown de recepción (como los dos que ya llevaba, por cierto, aún no ha anotado de carrera).
Por el centro, es complicado encontrar huecos, salvo ayuda puntual de algún tight–end en movimiento hacia el interior. Pero las jugadas de picth para carreras exteriores sí funcionaron. Creo que deberíamos seguir con ellas, así como hacerle receptor en jugadas de play-action. A pesar de su buena aportación, los entrenadores se volvieron a olvidar de él en la segunda mitad. Tan sólo 7 carreras para 13 yardas y un pase para 3. Sin Green, es nuestro jugador más talentoso en el campo, y me resulta inconcebible que no tenga más participación.
NO ME GUSTÓ
Planteamiento de Zac Taylor
Como máximo responsable de la debacle en que se está convirtiendo la temporada 2019, la lista de culpables debe encabezarla él. Como coordinador ofensivo “de facto” (no sé qué pinta Callahan, la verdad), se le debe atribuir totalmente el desastre del ataque. El pasado domingo se consumó la tormenta perfecta: pésima elección de jugadas + desacertada selección de jugadores + deficiente ejecución.
Aquí dejo unos cuantos ejemplos. Pase alto a Erickson, nuestro receptor más bajo. Pase en profundidad para que corra Eifert justo cuando acaba de volver al campo tras lesionarse. Pase por delante de la goal-line en cuarto down a Morgan, nuestro receptor más inexperto. Innecesario pase profundo a Tate al final del 2º cuarto (incompleto) cuando había que conservar la posesión para evitar devolver el balón. Buscar pases desde la yarda 30 en vez de asegurar primero field-goal range con carreras (resultado: sack y punt, 3 puntos al limbo).
Podría continuar, pero creo que con esto dejo claro mi argumento. El playcall de Taylor fue más que discutible, y no es algo nuevo. Otra vez nos volvimos a estrellar en la red-zone (8 jugadas desde dentro de su yarda 10 resultaron infructuosas). Estoy convencido que en caso de necesidad, los Rams hubiesen apretado el acelerador, pero fueron 14 puntos que dejamos de anotar, que sumados a los 3 del párrafo anterior, nos hubiesen hecho ganar el partido.
Por encima de todo esto, me gustaría reseñar, en mi opinión, la falta de rumbo concreto. No entiendo a qué jugamos, ni por qué hacemos según qué cosas. Para un día que medio nos funciona la carrera, nos olvidamos de ella en la segunda parte (quizá por no saber reaccionar ante el cambio de formación en la línea defensiva angelina, con los dos DT en técnica 3, como bien nos apuntó nuestro compañero Sergi). Nos jugamos de forma valiente dos 4ºs downs,
pero en otros drives, yendo por debajo en el marcador de varias anotaciones y quedando poco tiempo, seguimos con el mini-football de pasecitos cortos que no van a ninguna parte. De no ser por los milagros en tercer y cuarto down de Eifert, Boyd y Tate, no nos comemos un rosco. Los dos primeros downs de cada set son irrelevantes.
Por ejemplo, no entiendo por qué en el último drive del partido, sin posibilidad alguna de remontar, juega Dalton y no Finley. Y menos aún, que mandase pasecitos cortos al medio al siempre esforzado Erickson, que ni consiguen avanzar ni detener el reloj. De nuevo una bomba ante los reservas de Rams salvó una situación estrambótica, pero este juego de ni arriesgo ni conservo, no nos va a llevar a ninguna victoria.
Como bonus: tiempo muerto en el tercer cuarto (que nos hubiese venido muy bien al final) para preparar una jugada que culmina con pase de Dalton… para el propio Dalton tras rebotar en la línea defensiva (otra vez, y van…). ¡Bravo!
Andy Dalton
Las estadísticas podrán decir lo que quieran, pero yo sé lo que vi. De nuevo, matatopos en acción. Su obsesión con Green es tal, que le pasa aunque vaya de paisano en la banda. No tiene toque en los pases largos, y cuando contrasta con los perfectos arco-iris lanzados por Goff, la comparativa se convierte en más sangrante. Recuerdo varias jugadas donde, habiendo conseguido nuestro receptor separación del defensa, el lanzamiento fue excesivamente largo (en jugadas donde de haber atrapado el oval, no tenían a nadie delante para evitar el TD).
Como siempre, parece tener los pies clavados al suelo. Ya no es que no corra para anotar un touchdown, es que no lo hace ni para salvar el cuello. Nuestra línea es lamentable, de acuerdo, pero hay veces donde simplemente moviéndose un poco, podría conseguir esas décimas de segundo que le faltan para sacar el pase.
El domingo lanzó otros 52 pases. Con ellos, ya suma 338 en lo que va de temporada. Una media de más de 42 por encuentro, cuando en su carrera la cifra más alta fue de 36,4. Es el QB de toda la NFL que más pasa (24 lanzamientos más que Goff, más que Brady, más que Rivers, más que Murray… y apenas rozando el 60% de efectividad, la más baja de todos los citados). No creo que las circunstancias de ir por debajo en el marcador justifiquen todo (de hecho, el domingo los Rams sólo se van entre el final del primer tiempo y principio del segundo). Está pasando mucho (y quizá esto no sea todo culpa suya), pero está pasando mal.
Además, declinó ser entrevistado por Spanish Bowl Radio porque tenía que ir a la rueda de prensa. Mal hecho, Andy.
Los bailecitos de la línea ofensiva
No puedo con Hart, de verdad que no puedo. No sé qué narices festejaba bailando la música ambiente de Wembley. Desde luego, no creo que Dalton estuviese muy contento después de dejar que le sackearan 5 veces. Aunque el mérito aquí es compartido con su amiguito Redmond, cuyo sack permitido a Dalton nos sacó de FG-range. Se fue lesionado, al parecer de importancia, por lo que con suerte, ya no le volvemos a ver (no le deseo mal a nadie, pero en la situación actual del equipo, que no vamos a ningún lado, creo que lo mejor es dar minutos a Jordan y al menos, que sirva para 2020).
Otro “bailecito” inoportuno fue la salida falsa de Hopkins, que en 3er down nos retrasó de la yarda 8 a la 13 de Los Angeles (al final tuvimos que conformarnos con un field-goal), o la de Jerry, retrasándonos de la 4 a la 9, también en tercer down en el drive final. Todo esto salpicado de holdings o siendo superado una y otra vez por su respectivo par. Se espera que tras el bye vuelva Smith al LT, lo que no es necesariamente una buena noticia.
El pass-rush se perdió en el aeropuerto
¿A quién no le han perdido alguna vez una maleta en el aeropuerto? Pues esta vez creo que se extravió el equipaje que contenía el pass–rush bengalí. A pesar de la vuelta de Dunlap a la titularidad, no conseguimos ningún sack. Cero patatero. Y de nuevo, no es el primer partido que pasa. Ya digo que las estadísticas hay que tomarlas con cierto escepticismo, pero en esta ocasión es fiel reflejo de la tranquilidad con la Goff pudo ejecutar su pases todo el tiempo. Si se decía que la OL de Rams estaba mal, no lo pareció el domingo. El QB californiano tuvo todo el tiempo del mundo para conectarse con sus receptores. Viendo nuestras deficiencias en la secundaria, creo que Anarumo pecó de exceso de conservadurismo no enviando más blitz.
Los esquemas de Lou Anarumo
Que no saque pecho por dejar en apenas 24 puntos a la ofensiva de Rams, y solo 7 en la segunda mitad. Estoy convencido que McVay, después del repaso de la primera mitad (ese doble reverse rematado con flea-flicker fue directamente mearse en su cara), no quiso hacer sangre al equipo de su pupilo. En la segunda mitad, los Rams se limitaron básicamente a consumir reloj en cuanto se vieron arriba de 2 anotaciones. Pero aun sabiendo que iban a correr con Henderson (Gurley fue un espectador casi toda la segunda mitad), fueron capaces de mover las cadenas.
Ciertamente, durante todo el partido, hubieron muchísimos errores individuales (también culpa suya por no entrenarles mejor) que describiremos a continuación, pero algunas situaciones posicionales fueron aberrantes. Veamos algunas. En el touchdown de Reynolds (un wide-receiver que ya nos gustaba mucho en el proceso pre-draft pero que apenas está teniendo oportunidades en Los Angeles) hay un desajuste brutal. El RB Henderson se alinea totalmente abierto y sube a marcarle el CB Jackson, mientras que Reynolds queda más centrado y quien se encarga de cubrirle es el LB Pratt. Obviamente Goff detecta este mismatch y le lanza un balón bombeado ante el que nada puede hacer nuestro linebacker, mucho más lento que el receptor. Que a nadie le extrañe luego que anotase andando. Era una jugada clara de haber pedido tiempo muerto para corregir la descoordinación.
Pero sin embargo, más sangrante me parece la que relato a continuación, y que podéis apreciar en la imagen de Marco Alvarez (NFL en estado puro). En 3ª y 10, pudiendo encerrarles, solo mandamos 4 a la línea, dos cubriendo las carreras exteriores y 5 el perímetro, cuando Rams tenía una formación de power-run, mostrando que en tan complicada situación iban a correr para darle espacio a su punter, una opción menos arriesgada que soltar un pase ahí. Rompen (obviamente) el centro y el único en reaccionar es Bates, pero es bloqueado por un WR, mientras que el resto, con plomos en los pies, se quedan clavados a la expectativa. No solo consiguieron el primer down, sino que Gurley recorrió 20 yardas en la jugada.
Dunlap, Vigil y McRae, aka, el circo Ringland
En la imagen que abre el artículo tenéis resumido lo que está siendo la campaña bengalí 2019. Un quiero y no puedo. Una concatenación de errores que culmina con el más difícil todavía. Hasta 3 jugadores llegan a hacer contacto con el oval, pero ninguno consigue quedarse con él. Y no era una jugada cualquiera. En aquel momento todavía teníamos ciertas opciones de remontar, pero necesitábamos algún big-play de la defensa. Mal equipo aquel que precisa turnovers para competir, pera así estamos.
Siendo ésta la más llamativa, tampoco fue la única oportunidad en que se nos escapó la recuperación de la posesión. En distintas ocasiones, tanto Bates como Jackson, y sobre todo Williams, llegaron a poner sus manos sobre la ovalada pastilla de jabón que se nos escurría entre los dedos. Por supuesto, todos ellos son errores individuales, pero ante tanto despropósito, me pregunto si realmente ensayan estas situaciones en los entrenamientos.
Desgraciadamente no fueron los únicos fallos individuales. El resbalón de Webb que dejó toda la banda libre para el touchdown de Kupp lo hubiese firmado el mismísimo Kirkpatrick. En el touchdown de carrera de Rams se puso nuevamente de manifiesto con patética rotundidad la desproporción de velocidad entre la liebre (Gurley) y la tortuga (Vigil).
Sin embargo, el jugador más señalado fue sin duda McRae. Teniendo clara la importancia de las bajas de jugadores que están delante de él en el depth chart (Kirkpatrick, Dennard, Phillips), me parece que es un chico que no da el nivel para la NFL. Y esto debían haberlo detectado los entrenadores cuando prefirieron quedarse con él antes que otros cornerbacks como Harris o Russell. Desde luego, Goff lo tuvo claro, y antes de lanzar localizaba el dorsal 29 de nuestra defensiva y hacia allí dirigía el balón, con la confianza de que completaría el pase.
Otro doloroso ejemplo: 3ª y 6 con empate a 3 en el segundo cuarto. Kupp llevaba ya 46 yardas. Sin embargo, McRae le deja sólo porque se queda mirando al QB en vez de seguirle. Bates, que había subido a marcar a Reynolds, no puede ir en la ayuda, y la única camiseta blanca que llega a placarle es la de Williams, que se había quedado excesivamente profundo, pero no antes de que avanzase 31 yardas. Siendo grave, lo peor es que se repitió idéntica situación apenas 3 jugadas después. Contra formación en bunch de 3 jugadores a la derecha del ataque, McRae se marcha con el jugador que ya estaba cubriendo Webb, por lo que Bates se queda solo contra dos. Duda si ir a por Reynolds y es cuando Goff pasa a Kupp, llegando por tanto tarde al placaje y encajando otras 23 yardas. Al receptor blanco, también hay que marcarle.
CONCLUSIONES
No toca aquí reflexionar sobre la campaña. Quizá en otro artículo más extenso como análisis de mitad de temporada. Me centraría simplemente en el encuentro del domingo. Como varias veces nos ha pasado ya, fueron más nuestros errores que el acierto del rival lo que nos alejó de la ansiada primera victoria (la cagada de Redmond que nos saca de FG-range, los turnovers–on–down desde la yarda 10, las intercepciones que nos dejamos escapar…). Realmente, no sé si esto significa que no somos tan malos como muestra nuestro balance, o que realmente el nivel medio de la NFL está dejando mucho que desear.
En cuanto a la plantilla, no creo que esta derrota, asumida desde que se conoció el calendario, vaya a tener demasiadas implicaciones. Salvo oferta irrenunciable, que fuese tan disparatada como improbable, no creo que salgan Glenn, ni mucho menos Green (quien para Mike Brown es aún el gran conseguidor de entradas). Quizá Eifert pudiese tener mercado si algún equipo con aspiraciones y carencias en la posición (¿Seattle?, ¿Dallas?) estuviese dispuesto a entregar una tercera ronda.
Por lo demás, Dalton seguirá de quarterback. La semana de descanso permitirá recuperar lesionados. Es especial se espera el regreso de Green (si no es traspasado), pero también la vuelta de Miller, Smith, Kirkpatrick y Dennard. Sobre Lawson no sé si pronunciarme porque el chico no tiene nada de suerte. El caso Glenn va por otros derroteros, y creo que poco o nada tiene que ver con su estado físico. Sin embargo, me gustaría saber si existe alguna posibilidad de que se incorpore el novato Jonah Williams para el tramo final. Entre la opción de reservarle porque no nos jugamos nada, y darle minutos para que adquiera experiencia, me decantaría por lo segundo, de forma que llegue más “hecho” a 2020.
Dependiendo del alcance de la posible lesión de Redmond, quizá se podría plantear una remodelación de la línea ofensiva. Mi impresión es que cubrirán su baja con Miller y listo, pero como hemos comentado otras veces, me gustaría probar a Hopkins de LT (no puede hacerlo peor que Jerry), dejando a Price el center y recuperando a Jordan para el LG. Estos 3 jugadores sí estarán en 2020 (suponiendo que renueven a Hopkins, que sería lo lógico); de los demás, no lo tengo tan claro.
Otra oportunidad que se nos abre con la semana de descanso es la probar, sin las apreturas de la preparación del siguiente encuentro, jugadores que estén sin equipo. Bien sea para limpiar morralla del roster, para el practice squad, o simplemente para tenerlos en mente por si surge alguna baja más adelante, siempre resulta interesante, y además debe ser la obligación de los técnicos, tratar de mejorar el rendimiento de la plantilla, incluso pensando más en el año próximo que en éste. Vamos, como estamos ya todos…
Redactor en Bengals.es
Redactor en Spanish Bowl
Ex-Redactor de la AFC Norte de la NFL en el Diario AS
Colaborador de «La Perrera Brown».
Integrante del foro de los Cincinnati Bengals en NFLHispano.com