AnalisisDraft 2019

Análisis 2018 y previsiones draft 2019: Wide-receivers

En principio, podría parecer que esta posición no sufrirá alteraciones de consideración. Pero somos los Bengals, nunca debemos confiarnos. Parece claro que Green y Boyd están asentados como WR1 y WR2 respectivamente, y que Ross despierta interés en el nuevo cuerpo técnico para aprovechar sus virtudes como WR3. Sin embargo, los dos primeros están en su último año de contrato, por lo que no nos debería extrañar demasiado si el club les busca sustitutos para el futuro inmediato; y sobre el tercero, ya empezaron a circular rumores en la combine sobre un posible traspaso, y cuando el río suena…

 

Tras ellos se encuentran los prometedores Tate y Malone, así como el cumplidor multitarea Erickson y el gunner de equipos especiales Cody Core. En principio, fondo de banquillo adecuado… pero ninguno de ellos ha terminado de despuntar, por lo que tampoco nos deberíamos llevar las manos a la cabeza si el nuevo staff decide traer sus propios proyectos y abandonar los existentes. Así que mejor echemos un vistazo a lo que hay y analicemos las perspectivas de mejora, que nunca vienen mal.

 

Resumen 2018

Seguramente, lo más destacable de esta unidad en 2018 fue el despertar de Tyler Boyd. Tras su prometedor final de campaña 2017 con ese inolvidable touchdown en el último minuto en Baltimore, llegaba con la necesidad de demostrar, en su tercer año ya, realmente de qué pasta estaba hecho. El cambio se demostró radical desde el primer encuentro. Especialmente en actitud (jugándose el físico recuperando fumbles, por ejemplo), pero también en su juego, con una alta productividad, y consiguiendo recepciones complicadas. Las que sirven para anotar son las más recordadas, pero las importantes son las que mantienen vivos los drives.

 

 

Fue uno de los solamente 17 WRs que superaron la barrera de las 1000 yardas. Y esto teniendo en cuenta que cuando estuvo sano, Green era el objetivo favorito de Dalton; y que cuando se lesionó el pelirrojo, aquello fue un infierno con Driskel. Destacaría como fundamental la llegada de Bicknell como entrenador de la unidad (uno de los pocos supervivientes de la limpieza del legado de Lewis). Uno de sus mayores aciertos fue colocarle definitivamente como receptor de slot y dejar de marearle por todo el campo. De esta manera, pudo consolidar su fuerte, que es el recorrido de las rutas, y ganarse la confianza de Dalton, que como ya sabemos, es imprescindible para funcionar en este equipo.

 

Una confianza que no se ha ganado Ross. Siendo sinceros, tampoco se lo ha merecido. En más de una ocasión le hemos visto apático, desentendiéndose de la jugada, sin ayudar a su QB en las múltiples ocasiones en que se encontraba en apuros. Probablemente se deba a la falta de rodaje (era prácticamente su primera temporada, ya que el año rookie fue para olvidar con apenas un puñado de snaps), pero la NFL no espera por nadie, así que más vale que se ponga las pilas. Aun así consiguió anotar la respetable cifra de 7 TDs, pero todos esperábamos más de él, especialmente desde que tras la lesión de Green se convirtió en el WR2 del equipo.

 

Porque Green sigue siendo nuestro receptor número 1. La “greendependencia” continúa implantada, y poco se puede reclamar a Dalton en este sentido. El tipo es muy bueno, como demostró en el TD que nos dio la victoria en Atlanta. Estaba camino de otra temporada de record cuando se lesionó el dedo gordo del pie en una jugada tonta en la 8ª jornada. Cuando los servicios médicos dijeron que se perdería apenas unas pocas jornadas nos temimos lo peor. Se confirmaron los temores cuando intentamos forzarle, pero fue imposible. Su pérdida supuso, en la práctica, el final de nuestras aspiraciones. Green es el motor de nuestra ofensiva, por mucho que aporte el resto.

 

Una pena, porque las perspectivas de la unidad pintaban fenomenal al comienzo del año. De hecho, la excelente impresión causada en training-camp por los jóvenes Malone y Tate supuso lo impensable: que el club decidiera cortar a LaFell. Sin embargo, estabas buenas vibraciones no se trasladaron a la temporada regular. Para nuestra decepción, quien adquirió más protagonismo fue Cody Core, a pesar de sus desesperantes drops. Al estar activado en los partidos como integrante de los equipos especiales, los entrenadores tiraron de él cuando llegaron las bajas. Incluso le dieron más participación que a Erickson, un receptor que se ha demostrado mucho más fiable.

 

Como cita el título de la sección, esto debe ser un resumen, no un mamotreto, así que concluiremos que la unidad está bien dotada de talento, pero no siempre correctamente aprovechado. Creemos que Ross atesora mayor potencial del que le estamos sacando. Que debemos pasar página con Core y darle oportunidades a Malone y Tate antes que terminen sus contratos y acaben marchándose y triunfando en otros equipos. Que Green es muy bueno, pero debemos abrir el abanico de receptores para sacar partido de la sobreatención que recibe, porque Boyd y Erickson han sido muy eficaces desde el slot.

 

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.