Hoy nos alejaremos del terreno de juego en nuestro tercer capítulo que podéis recuperar en audio en el podcast por fin ganamos a los Browns. Hablaremos de una ex cheer leader de los Bengals, concretamente de Laura Vikmanis quién en su día se convirtió en la animadora más veterana de la NFL con 40 años.
Ell mundo de la animación empezó con los hombres. Fue a finales del siglo XIX en la universidad de Princeton. Universidad que conocimos muchos españoles por ser la del tío Phil del Príncipe de Bel-Air.
Volvemos al tema porque luego pasó a la universidad de Minnesota donde ya se hizo de forma organizada por un grupo de 6 estudiantes.
En 1923 esta universidad permitió que las mujeres también entrasen en el mundo de la animación.
Pero cuando se hicieron cargo de verdad fue durante la Segunda Guerra Mundial debido a que muchos hombres fueron a la guerra.
Por lo que se refiere a las Ben-gals, nuestro grupo de animadoras, se fundaron en 1968 en la primera temporada del equipo en la AFL.
Pues bien, vamos a nuestra protagonista. Laura Vikmanis es nacida en Springboro, Ohio. Tiene ahora 54 años y es licenciada en dietética y administración de alimentos. en Cal State, Long Beach.
El motivo por el que Laura empezó tan tarde en ese mundo fue básicamente que se divorció. Entonces tenía 39 años y, su marido, se fue con una mujer más joven. Tenían 2 hijas adolescentes y necesitaba algo para hacer en su tiempo libre. Entonces se planteó que lo que la hacía feliz era bailar. Así que googleó “clases de danza para adultos “ y le apareció el “pole dancing”. Lo probó y le encantó. En esa clase había una ex Ben-Gal y cuando la vio bailar le dijo que debería probarlo.
En su primera audición con los Bengals, donde había chicas 20 años más jóvenes que ella fue rechazada.
Pero no se dio por vencida y entrenó para el año siguiente donde sí consiguió hacerse un sitio para la temporada 2009. Formó parte de las Ben-gals durante 6 temporadas.
En 2012 sacó un libro titulado It’s not about The Pom-Poms.
Un aspecto complicado era intentar animar a los seguidores cuando se iba perdiendo, con el estadio vacío y mayoría de seguidores rivales. Algo que esperemos que cada vez se de menos.
Las reglas que debían cumplir las cheer leaders eran muy estrictas. Por ejemplo, el único motivo por el que podían faltar a un entrenamiento era cuándo se casaban. Y a Laura con 2 hijos le hubiera venido bien poder ausentarse alguna vez para cuidarlos.
Si pesaban 3 libras de más (1.36 kg) de lo que se suponía, no podían animar en el siguiente partido. Después de una demanda en 2014, en la actualidad no hay control de peso obligatorio aunque el director y los entrenadores pueden decidir en función del aspecto de una animadora si es apta o no para animar.
El vestuario que deben usar no permite camisetas que muestren el vientre, ni piercings, ni purpurina. Quieren que lleven ropa profesional y glamour en todo momento.
Que se cuiden el pelo y el maquillaje.
Tenían miedo de que alguna compañera las viese comprando con sudaderas y las denunciara al director.
Para entrenar debían llevar sujetador deportivo y pantalones cortos, con pantimedias debajo y calcetines de tenis. No podían ponerse ni bragas ni tanga, algo que incomodaba a algunas de las chicas.
Solo podían relacionarse con los jugadores o el staff en actos del equipo sino eran multadas. A diferencia de los jugadores que no les pasaba nada.
El año en que se unió al equipo cobraban 75 dólares por partido y nada por las prácticas, era el estándar de la liga. Unos 2.50 dólares la hora.
No tenían ni sus propios uniformes sino que los alquilaban por 100 dólares y que les reembolsaban si lo volvían en perfectas condiciones. Después de 6 años no se pudo llevar el uniforme porque estaba en buenas condiciones y lo llevó otra compañera 2 años más hasta que después Laura pudo comprarlo.
Las animadoras y las mascotas también son la imagen de los equipos (foto @LauraVikmanis)
Para ganar algo más podían inscribirse en eventos especiales con los aficionados. En los eventos fuera del estadio no había personal de seguridad y algunos fans se pasaban de la raya. En su orientación les decían “cuando un fan se acerca demasiado o te toca, siempre sonríe. Si algún chico te agarra con demasiada fuerza, quita su mano de ti y pon tu brazo alrededor de él en su lugar”. Que fueran educadas y cortesas y que nunca se enojaran con los fans, sin importar lo que hicieran. Lo peor eran los actos en bares porque los fans iban borrachos.
Estar con los fans podía incluso ser un castigo por no cumplir con las reglas, como pasarse de peso. En lugar de estar en uno de los 4 lados del campo tenían que ir a las suites privadas para estar con los fans que podían ser bastante groseros. Pero no podían quejarse porque les decían que las que lo hacían eran reemplazables.
La animadora de los Bengals Alexa Brenneman inició una demanda colectiva por violación de los derechos laborales y recibieron 255.000 dólares en salarios atrasados. Para Laura fueron 7.500 dólares por tres años que llevaba.
Hoy en día, una animadora de salario mínimo puede ganar varios miles de dólares al año, para cubrir los costes de las pantimedias, extensiones de cabello, los cosméticos y la gasolina.
En 2003 Forbes estimó que los ingresos que generan las animadoras para cada equipo es de 1 millón de dólares.
En 2012 dejó de ser la animadora más veterana de la historia de la liga porque Sharon Simmons con 55 consiguió serlo en los Dallas Cowboys.
Según Vikmanis nunca se sintió discriminada por su edad.
Incluso Line Cinema compró los derechos en 2011 para hacer una película sobre ella aunque a día de hoy no se ha llevado a termino el proyecto.
Fue una seguidora más de los Bengals en las gradas del Sofi Stadium de Los Angeles durante la última Super Bowl que jugaron los Bengals. Esperemos que este año por fin se lleve una alegría en la Super Bowl.
Animar a los Bengals no se hace solo desde Zaragoza (foto @LauraVikmanis)
Escribo para la jungla hispana y participo en su podcast. También podéis leerme en sexto anillo. Podéis seguirme en Twitter @xeviht81.