El paciente del psiquiátrico de Cincinnati Ickey Woodson había mostrado una gran mejoría durante el invierno de 2020. Hasta tal punto que fue dado de alta pero con tanta mala suerte que la pandemia no le permitió salir de su casa. Sólo salía para comprar productos de primera necesidad como papel de váter. También recorrió medio estado de Ohio en tiendas de segunda mano y anticuarios hasta poder encontrar unas cortinas iguales que las de la casa de Joe Burrow. Según su médico, que los Bengals eligieran con el pick uno fue clave para la mejora de su enfermedad que se reproduce cada año con la llegada del draft. Se denomina el síndrome del draft. Se trata de una enfermedad que afecta al sistema nervioso en los meses previos al draft, incluso en algunos casos graves como el suyo se reproduce incluso semanas antes de terminar la temporada. Lo que se conoce coloquialmente como la tanquitis. Aparece cuando tú equipo queda fuera de los playoffs y todo el fanatismo hacia tú equipo se vuelve en su contra para desear que pierdan y puedan conseguir una mejor elección en el draft.
El pasado 27 de diciembre fue ingresado de nuevo a raíz de la victoria de su equipo ante los Houston Texans que alejaba a los Bengals del pick 3. Tras el segundo TD de Perine cogió el televisor y lo lanzó por la ventana con tan mala suerte que impactó con un coche de policía mientras gritaba a pleno pulmón
-¡Hemos perdido a Sewell! ¡Porqué! ¡Porqué! ¿Porqué me haces esto señor?
El señor Woodson tuvo convulsiones y se mostraba agresivo por lo que tuvieron que ponerle un calmante y una camisa de fuerza de color negro que no ayudó a relajarlo. El señor Woodson gritaba -¡La negra no por dios! ¡Odio esta franja lateral blanca!
En la siguiente semana el paciente Woodson estuvo mucho más calmado con la clara derrota del equipo ante Baltimore que confirmaba la quinta elección para Cincinnati.
A partir de aquel momento todo estaba centrado en el draft y la agencia libre. Con el miedo en el cuerpo de que su preferido para proteger al QB Joe Burrow, el LT de Oregon Penei Sewell no llegase al pick 5 tenía claro que debía hacer algo. No se podía quedar de brazos cruzados y encerrado en aquel sitio que daba más miedo que Ryan Finley lanzando bajo presión. Debía marcarse unos objetivos. Reforzar a la OL vía agencia libre le parecía una buena opción. Necesitaba conseguir dinero porque no tenía claro que Mike Brown se gastase la pasta. Que podía hacer, vender la casa, el coche, la medalla de la primera comunión… Debía buscar un gran impacto para convencer a jugadores de nivel como el guard Thuney o el offensive tackle Moton. Los equipos con un mercado pequeño son poco atractivos, así que debía recurrir a las altas esferas.
Durante la comida se reunió con otros internos también aficionados de equipos pequeños para preparar el gran golpe al poder establecido en la liga. Su gran aliado era un seguidor de Buffalo, Thurman Thomason, afectado con la síndrome del CAP, tenia graves ataques de ansiedad por la posible la marcha de Matt Milano. También se les unió un chico de Detroit, Barry Anders, con el síndrome del trade, preocupado por una mala venta del QB Stafford. Con la misma patología estaba también un chaval de Houston, Adrian Foster, en este caso por la posible mala venta de Watson. Antes de empezar la pasada temporada tuvo que ser ingresado en la UCI después del traspaso del receptor Hopkins. Su situación mejoró con el despido del HC O’Brien.
Formado ya el grupo necesitaban a alguien que les ayudara en el exterior. Aquí el papel de Thurman Thomason fue determinante. Contactó con un antiguo conocido que intentó comprar a los Bills hace años pero recibió el rechazo de los demás propietarios. También creó su propia liga para competir con la NFL pero la cosa no funcionó. Era un magnate que se había metido en política y que se llamaba Donald. Este, a través de Twitter hizo un llamamiento para secundar la protesta.
Para salir del centro aprovecharon que iba a perder el trabajo el jefe de seguridad, un tal Turner, quién había tenido varias fugas que habían provocado serios daños físicos entre los internos. Les recogería un autobús para ir a Washington donde Donald había convocado la protesta.
A la mañana siguiente, en el centro psiquiátrico se dieron cuenta que se habían marchado cuando el cocinero dio la alerta al ver que nadie había tocado la comida. El cocinero no daba crédito, había cerrado su restaurante por culpa de la pandemia y cuando creía tener un buen trabajo se encontraba que no tenía a nadie para quien cocinar.
Al fin llegó la policía para analizar la situación. El inspector se mostró preocupado por las imágenes de las cámaras de seguridad.
-¡Se han llevado un médico de rehén estos locos!
A lo que el director del centro respondió.
-Es de Los Ángeles y llegó como médico de los Chargers y es el gran responsable de la gran temporada de Justin Herbert.
-¿Qué le dio, asteroides o algo parecido?- Preguntó el policía.
-No, le perforó un pulmón con una jeringuilla a Tyrod Taylor después de ganar a los Bengals en la jornada 1 y ya se quedó aquí ingresado.
Nuestro querido Woodson se puso a hablar con el conductor del bus cuando ya llegaban a la capital. Se llamaba David Wood y le contó que en los 90 había jugado al baloncesto.
-Jugué a baloncesto en el extranjero. Fui una de las estrellas del Barcelona y destacaba por mi lucha y entrega bajo los tableros. Me apodaban el gladiador, creo que dejé huella porque ahora van a crear un equipo de football profesional en honor a mi. Luego también jugué en la NBA.
Ickey Woodson no seguía con demasiado interés sus relatos sobre el baloncesto pero Wood seguía hablando.
-Jugué con Olajuwon, por la cara veo que no sabes quién es. Y me enfrenté con grandes jugadores como Johnson, Price, Thomas, Green, Finley, Williams y Michael Jordan.
Todos aquellos nombres de jugadores de baloncesto provocaron una reacción en Woodson que su cerebro identificó como jugadores de los Bengals que habían realizado una mala temporada. Así que salió corriendo del bus y al grito de ¡queremos la combine! Empezó a subirse por las paredes del Capitolio. Mientras tanto una multitud empezó a seguirle. Todos ellos afectados ya por el síndrome del draft seguían con el grito de ¡queremos la combine!
Finalmente consiguieron sorprender a los guardias de seguridad que no daban crédito a lo que sucedía. Alguno de los guardias incluso parecían facilitar las cosas dejando paso mientras que otros se hacían selfies con los manifestantes. Nuestro amigo Thurman Thomason era fotografiado por la prensa por su indumentaria de Buffalo Bill. Una vez en el interior y a pesar de la agresividad del asalto al Capitolio, los manifestantes seguían las rutas que había establecidas con cuerdas ya que estaban acostumbrados a seguir las normas del centro psiquiátrico. El caos era tal que Woodson se dio cuenta de que así no conseguiría fichar a Thuney. Así que debía dar otro golpe de efecto, se llevó el atril del Capitolio y así consiguió salir en todos los medios.
Al día siguiente Ickey Woodson recordaba las últimas charlas que tuvo con su médico acerca de su gran preocupación, el draft. Ickey insistía en que se debía reforzar la OL y el médico quería que viese que él no podía hacer nada. Según el doctor, Mike Brown no iba a cambiar. Le preguntaba, ¿Qué vas a hacer? ¿Asaltar el Capitolio? ¿Conseguir que un seguidor en España se tire una foto con la camiseta de los Bengals en un acueducto? ¿Que publiquen un artículo de Thuney en la guía de la Jungla Hispana si lo fichan?
Woodson se quedó pensando con todo lo que le había dicho hasta el momento y siguió explicando sus problemas.
-Doctor, al caer el equipo con la elección número 5 tengo el problema de que cualquier jugador me parece una buena opción y me desespero al ver la cantidad de talentos que no vamos a poder conseguir. Me gusta si elegimos un LB como Parsons porque desde Burfict que no tenemos a nadie allí que se haga respetar. Pero luego, ¿habremos tirado a la basura las elecciones de Wilson, Davis-Gaither y Pratt?
-También me gusta la opción de elegir a un jugador que proteja a Burrow como Slater o Darrisaw si no nos llega Sewell. Pero no parecen un top 5, con lo que deberíamos bajar. Pero ¿Y si nadie nos ofrece esa opción?
-Tampoco me desagrada la opción del receptor. Hemos perdido a Green, a Ross aún lo esperamos y no va a seguir, con lo que solo nos quedan Boyd y Higgins, porque a Tate lo usan poco. Además Chase y Burrow ya sabemos que funcionan y Devonta Smith ha ganado el Heishman con lo que tendríamos a los dos últimos ganadores juntos.
-Por otro lado y aunque pueda parecer una locura elegir un TE si apenas los usamos, Kyle Pitts es un talento generacional. Es más un receptor que alguien que pueda bloquear, pero nos iría bien en la red zone. En playoffs muchos de los partidos los gana el que supera los 30 puntos con lo que si avanzas debes anotar un TD.
-Por este motivo no nos pueden bombardear y encajar muchos puntos con facilidad. Si no renuevan a Jackson III estamos perdidos. Hay que elegir un CB sí o sí. La opción de Farley o Surtain nos puede venir bien.
-Aunque si sigue Jackson y vuelve Waynes, lo mejor para la defensa sería conseguir un pass rusher. Paye nos iría muy y Ossai será un gran jugador sin duda, mientras que Rousseau puede llegar al saco y aumentar el número de lectores de filosofía. Ha, ha, ha. ¿Qué gracioso que soy he doctor?
-Sin embargo tenemos un problema en el centro de la defensa. Gastamos dinero en Reader y Atkins ya no es el que era. Deberíamos apostar por un acompañante de calidad para tener un línea defensiva temible. Con lo que Barmore, Nixon o Onwuzurike nos vendrían muy bien aunque no sé en qué ronda pueden salir.
Mientras recordaba todo esto Woodson conducía la furgoneta con sus compañeros de fuga y llevaba su inseparable colgante de diamantes con el número 9 en el cuello.
En 2021, 4 de los mejores seguidores de la NFL fueron encerrados por un delito que no habían cometido. No tardaron en fugarse del centro donde se encontraban recluidos. Hoy, buscados todavía por el gobierno sobreviven como seguidores de fortuna. Si tiene algún problema y se los encuentra, quizá pueda contratarlos. Son, el Equipo no vA.