Costó, pero por fin pudimos irnos a la cama con la sonrisa de la victoria. El pasado domingo en Carolina rompimos de una vez la maldición que nos perseguía este año y pudimos alzarnos con un merecido, aunque no contundente, triunfo. Todavía quedan aspectos por pulir, tanto individual por parte de los jugadores (no puede ser que Hendrickson sea nuestra única amenaza en al pass-rush) como colectivos desde la banda (la elección de jugadas en ataque fue bastante discutible), pero al menos recuperamos la tranquilidad anímica que tanto necesitábamos para encarar los difíciles retos que tenemos en el horizonte.
El primero de ellos, porque esto no tiene descanso, es recibir la visita de los Baltimore Ravens, en el primer duelo divisional del año. Ellos llegan con la moral por todo lo alto tras su contundente victoria contra los Bills que les coloca con un balance de 2-2. Pero si les ganásemos, a empate de balances 2-3, seríamos nosotros quienes estaríamos por delante. Por lo tanto, no hay nada decidido todavía. Lo único, la presencia de todos vosotros el domingo, en el horario “bueno” de las 7 de la tarde en España, las 2 de la tarde en Argentina, y las 12 del mediodía en México.
Si hablamos de balances, el global de enfrentamientos entre ambas franquicias es favorable a los córvidos por 30-26, aunque en el único duelo en playoffs nos impusimos nosotros. El año pasado nos ganaron los dos partidos. El jugado en Cincinnati estuvo bastante igualado, pero fuimos incapaces de culminar la remontada. El que se disputó allí acabó, como bien recordáis, con la lesión de Burrow. En diciembre de 2021, Burrow estableció contra ellos el record de yardas de pase de la franquicia con 525, ante las airadas protestas de Harbaugh por seguir atacando pese a estar ya resuelto el partido (41-21), quien probablemente olvidó que ellos hicieron lo mismo el año anterior en otro partido decidido (3-28) para conseguir su record de yardas de carrera (404). Es decir, son equipos que no van a dudar en hacer sangre si tienen la oportunidad.
El único jugador en sus filas con pasado bengalí es el quarterback suplente Josh Johnson, quien jugó con nosotros en 2013, y tuvo una breve estancia aquí durante la pretemporada de 2015. A la inversa en cambio, sí hay varios casos. Orlando Brown, nativo de Baltimore, fue 3ª ronda del draft de los Ravens en 2018 y pasó 3 años allí. Stone fue 7ª ronda suya en 2020 y estuvo allí 4 años. Y el recién fichado Guy jugó con los morados entre 2014 y 2016. No obstante, la conexión más llamativa es la presencia de los hermanos Hill, Daxton y Justice, cada uno en un equipo.
Contra Baltimore estrenaremos una nueva combinación de colores en nuestro equipo. A la tradicional camiseta negra le acompañará esta vez el nuevo pantalón naranja que hemos incorporado este año. Completarán el inédito uniforme las calcetas negras. Esperemos que nos traiga suerte en un día que se presenta nublado, pero con escasa probabilidad de lluvia (20%). La temperatura rondará los 25º y como siempre, la humedad será alta (60%), aunque el peligro puede estar en las rachas de viento de hasta 40 km/h.
Para calentar los ánimos antes del partido, la “ruler of the jungle” será Gabbie Marshall, capitana del equipo de baloncesto de la universidad de Iowa, doble finalista de los torneos universitarios de 2023 y 2024, y natural de Cincinnati. Escolta de 24 años, destacada sobre todo en tareas defensivas, Gabbie renunció a seguir una carrera profesional en el basket para completar sus estudios.
El encuentro será dirigido por todo un veterano de probada solvencia: Bill Vinovich. Desde 2001 en la NFL (ascendido en 2004 a árbitro principal), con 3 Super Bowls pitadas (la última, la de la pasada edición) y desde 2012 también árbitro de baloncesto universitario, avalan la capacidad de este asesor financiero de 63 años, nacido en Pensilvania, pero criado en California, casado y con 2 hijos. Entre su edad, y el problema cardíaco que le apartó del arbitraje entre 2007 y 2012, podríamos estar ante uno de los últimos partidos que nos dirija. Su balance cuando nos arbitra está más o menos equilibrado (8 victorias por 9 derrotas), siendo el último partido el sufrido triunfo ante Vikings del año pasado, aunque la victoria más recordada es la final de conferencia que ganamos a Chiefs. Como suele ser habitual en él, se sitúa en la parte media de la tabla de los “pañueleros”, con una media de unos 12,5 por encuentro. Desde siempre, ha sido muy quisquilloso con las salidas falsas (de largo, su penalización favorita), seguidas por el holding ofensivo y la interferencia de pase defensiva.

En ataque
Tantas veces denostada, permitidme que comience con la línea ofensiva, que el pasado domingo no concedió ni un sack contra los Panthers (es solamente la 4ª vez que pasa esto en la carrera profesional de Burrow). Existían dudas legítimas sobre Mims, pero lo cierto es que el novato se comportó como un campeón, considerando que se emparejó con todo un veterano como Clowney. Únicamente se le escapó en la intercepción a Burrow, pero las sensaciones que dejó son muy buenas, teniendo en cuenta que le va a tocar sellar el lado derecho durante el resto de la competición. Volson volvió a salir retratado, tanto por el pisotón a Burrow (tampoco fue culpa suya) como en los dos holdings que le pitaron (esto sí, aunque me parecieron un tanto rigorosos, para compensar las interferencias de pase que nos pitaron a favor anteriormente). Más importante fue el que le pitaron a Orlando Brown que por poco nos saca de field-goal range en un drive donde debíamos anotar sí o sí.
Otros que se merecen salir en lo más alto del artículo son los runningbacks. 2 touchdowns de carrera para Brown, y otro de pase para Moss (que casi se puede considerar carrera porque fue prácticamente un pase lateral), sacando petróleo de una jugada que nunca debió haberse ordenado (menos mal que era contra Scott, porque si le llegan a parar nos quedamos incluso sin poder chutar el field-goal). Por primera vez en la temporada (y en muchas temporadas) el reparto de pases y carreras fue del 50% (31 de cada), e igualmente se dividieron por igual las carreras (15 para cada uno).
Si sacamos de la ecuación el touchdown de Chase (que fue todo talento suyo al rebotar como bola de pinball), y la recepción de Iosivas (todavía no entiendo cómo se les ocurre enviar el receptor más liviano que tenemos a la confluencia de tres defensores, por poco nos quedamos sin él), las yardas de pase se quedarían en 140, por 141 de carrera, lo que viene a significar que no deberíamos seguir menospreciando el juego terrestre, porque ahora mismo está resultando bastante efectivo (y tampoco íbamos tan atrás en el marcador los 3 partidos anteriores como para abandonarlo tan rápido).
También hay que destacar a All. El novato, no sólo fue el tight-end más efectivo ante Panthers con 28 yardas en sus 4 recepciones (Sample y Gesicki solo tuvieron una cada uno para 0 y -9 yardas, que ya les vale…), todas haciendo siempre el máximo esfuerzo para arañar una pulgada más, sino que resultó de gran ayuda en los bloqueos para los corredores. Los Ravens suelen utilizar mucho a los tight-ends, y no estaría mal darles de su medicina. Nos viene bien prolongar los drives para mantener a su ataque todo el tiempo posible fuera del campo. Se espera que vuelva Hudson de la lesión, pero no sé si tiene hueco entre los jugadores activos detrás de los 3 anteriores.
Turno ahora para los receptores, que en Carolina solo fueron Higgins y Chase (la citada recepción de Iosivas fue la única de un WR que no fuesen ellos). A Tee le lanzaron 10 veces, de las que solo se quedó en 6 con el balón, La mayoría de ellas, recepciones disputadas en busca del primer down. Su labor fue fundamental para mantener vivos los drives. Chase hizo 85 yardas en 3 pases (le lanzaron 6 veces). No está mal, salvo si contamos que 63 fueron en el touchdown). Necesitamos que nuestro jugador más desequilibrante tenga una mayor presencia a lo largo de todo el partido, más allá de alguna brillante intervención puntual.
Nada de Burton (otra vez), pero tampoco nada de Jones fuera de los retornos. Irwin ni siquiera llegó a jugar. Está claro que la mayor presencia de tight-ends está limitando su participación, pero ante Ravens van a ser necesarias formaciones de múltiples receptores (preveo bastantes terceros downs largos), donde la intervención por sorpresa de alguno de ellos podría resultar un factor determinante. Sobre todo, intentando quemarles en profundo (si nuestra OL aguanta), para que tengan que retrasar líneas.
Y llegamos a Burrow. Hizo un buen partido contra Panthers, pero no exento de errores. Su intercepción llegó por exceso de ambición, prolongando sin necesidad una jugada que ya había conseguido salvar con éxito. Es probable que Chase no siguiera la ruta prefijada, pero las jugadas rotas son un “sálvese quien pueda”, y el receptor sin duda consideró que ayudaría más a Burrow yéndose hacia la banda que esperando un pase con el quarterback con el cuerpo cruzado.
También ha reconocido que el pase del touchdown de Moss nunca debió darlo, lo que me genera dudas de quién es el que realmente decide las jugadas en red-zone. Mejoramos en este sentido, pero nos sigue costando mucho. Ellos son la 18ª defensa en touchdowns permitidos en la red-zone, mientras que nosotros el 9º ataque. Para tener opciones no podemos seguir saliendo de estas situaciones con solo 3 puntos.
No quiero terminar este apartado sin hablar de los pateadores. Hemos encontrado una joyita con Rehkow. Cada patada suya genera un “ohhh” de admiración en el público. Lo ideal es verle poco, porque sería síntoma de que el ataque culmina todos los drives, pero si le toca intervenir, es una garantía de que dejará muy profundo al rival. Tampoco como holder, que me generaba cierta inquietud, está teniendo errores, y es garantía para que McPherson vuelva a esta infalible, le toque chutar desde donde sea, y sea cual sea la situación de partido.
Sin embargo, contra Ravens, aparte de mantener esta fiabilidad con el pie, también deberíamos intentar ser más incisivos en los retornos. Williams no pasa de la 20 en los de kickoff (más le valdría arrodillarse, y así no haría malabares con el balón poniéndonos los huevos de corbata), y Jones nos está haciendo recordar los tiempos de “horizontal” Tate por su falta de visión en los de punt. Ante un equipo que nos supera en muchas facetas del juego, ésta sería una donde no podemos flaquear.

En defensa
La defensa está siendo un auténtico quebradero de cabeza. Es especial, por las lesiones, concentradas en el centro de la línea defensiva. Tener que alinear a Carter nos está matando. A Guy tampoco le pedimos pedir mucho por su edad y escasa preparación tras estar hasta hace dos semanas en el sillón de su casa. Tufele hace lo que puede, pero es un jugador muy limitado. Por fortuna, Jenkins está recuperado y empezando a sumar acciones positivas. Habrá que cruzar los dedos para que a lo largo de la semana podamos recuperar al menos a uno entre B.J. Hill, Rankins, o aunque sea el rookie Jackson para dar solidez a la línea, que buena falta nos hará contra Derrick Henry. Pero también hay que empezar a sumar presión al QB por el centro, algo de lo que hemos carecido las últimas jornadas.
Tampoco es que hayamos ido muy sobrados en la presión por el exterior, esa es la verdad. Más allá de Hendrickson, el pass-rush ha sido prácticamente inexistente. Hubbard está muy bajo de forma, probablemente arrastrando todavía secuelas de lesiones pasadas. No está claro si se trata de un problema en la corva producido este año, en la rodilla durante el training-camp, o del tobillo de la temporada pasada que requirió cirugía a primeros de año. Lo único que ha reconocido es que tendrá que jugar toda la campaña sobrellevando lo mejor que pueda dichas molestias. Hay que alabar su espíritu, pero mermado de condiciones, poco nos puede ayudar. Ossai no puede ocupar su posición a tiempo completo (tampoco es un especialista contra la carrera), así que esperemos que el regreso de Murphy de su lesión no se haga esperar demasiado.
Mala pinta para hacer frente a un poderoso ataque como el de Baltimore. La línea defensiva debe resultar impenetrable, para facilitar la tarea de linebackers y defensive-backs. Contra Jackson, por su movilidad, siempre es mejor protegerse en contain que ir a lo loco a por él o lanzarle blitzes, pero tampoco podemos dejarle vivir con comodidad en el pocket. En esta situación, quizá veamos bastante a Cedric Johnson, un DE pequeño pero bastante móvil al que podríamos mover para entrar por el medio tras los DT o cerrando el exterior. Todo depende de la confianza que le tengan a un novato de sexta ronda…
Una alternativa que también solemos utilizar contra Ravens es la presencia de 3 linebackers, solución que estamos empleando más a menudo este año. Los duelos contra Baltimore solían ser los de mayor participación de Davis-Gaither, así que esperamos que se repita esta circunstancia. Wilson y Pratt volverán a estar entre el 95 y el 100% de los snaps. Anarumo no es muy amante de cambiar a su guardia pretoriana.
Esto nos lleva a lo que, para mi, es el principal problema: el pobre juego de los safeties. Bell atrapó una intercepción, es cierto, pero ese balón bombeado de Dalton por la intervención de Hendrickson lo hubiera podido atrapar cualquiera. Le veo lento, tomando malos ángulos, sin impacto defendiendo la carrera, o haciéndolo demasiado tarde. Tampoco ayuda en cobertura, y aquí quien se ve desbordado es Stone, a quien le falta velocidad e intuición para anticiparse a las jugadas, o llegar a tiempo de apagar el fuego. Nadie le pide que supla a Bates, porque esto es imposible, pero al menos, que tenga la presencia que tenía en Baltimore. Espero que jugar contra sus ex le motive.
Anthony sería el free-safety suplente, aunque de momento, le están limitando a jugadas puntuales y equipos especiales (donde estuvo muy atento al fake–punt de los Panthers). Creo que aún está demasiado verde, pero poca experiencia va a adquirir si no juega. Quien sí me parece sorprendente que no lo haga más es Battle, supuestamente lastrado por una pobre pretemporada, según Anarumo. Estoy convencido de que debe haber un problema más de fondo (mala actitud, incapacidad para asimilar los esquemas, etc.), porque realmente no tiene sentido que, en una unidad deficiente, no se haga ningún tipo de cambio.
Porque en la unidad de cornerbacks, sí que los hubo. Tras un par de acciones donde fue quemado vilmente, Anarumo mandó a Taylor-Britt al banquillo para que Turner saliera en su lugar. Y lo cierto es que el chaval de segundo año no lo hizo nada mal, así que mejor que ande con cuidado no sea que le coma la tostada. Creo que CTB tiene unas enormes cualidades para la posición, pero le pierde su mala cabeza. Quiere hacer en cada pase una intercepción espectacular para salir en los highlights, y cuando la caga se retrata a lo grande. Así las cosas, cuanto más hablen de los demás y menos de él, Dax Hill va poco a poco consolidándose como cornerback titular. ¡Cómo estará la situación en la secundaria para que se le considere el defensive-back bueno…!
En todo caso, contra Jackson, habrá que poblar mucho la secundaria. Formaciones 3-3-5, 4-2-5, 3-2-6,… La idea es que haya muchos jugadores cubriendo el campo a lo ancho, con la velocidad suficiente como para acudir rápido al lugar de la acción. No esperamos que Anarumo cambie la defensa zonal por la individual, aunque es posible que le ponga algún “espía” a Jackson pendiente de sus evoluciones. El problema con esto es que a ver quien es el guapo que tumba a Henry cuando coja carrerilla. Los fallos de placaje, y las yardas que nos hacen tras el primer contacto, están siendo también unas de las principales lacras defensivas.
No soy amigo de sentencias, pero no podemos ganar este partido sin una notable mejoría en defensa. Es así de simple.

El rival
Poco que decir de los Ravens que no sepáis todos ya. Para muchos, nuestro principal rival para ganar la división, aunque tras un mes de competición igual hay que cambiar los pronósticos. Ellos tampoco empezaron bien, con derrotas en Kansas City (lógica) y contra Raiders (inesperada), pero supieron dar la vuelta a la situación antes que nosotros con dos victorias consecutivas en Dallas y ante Bills. Aunque ahora mismo no sirva de mucho, si la liga terminase hoy, ellos entrarían en playoffs como 7º clasificado. Por comparación, nosotros seríamos penúltimos de conferencia, sólo por delante de los Jaguars, que aún no conocen la victoria.
Ésta es la 17ª temporada de los Ravens con Harbaugh a los mandos. En 11 de las 16 anteriores les metió en playoffs, y en 2012 les hizo campeones de la NFL. Entrenador con métodos controvertidos, uno de los más “quejicas” en el campo, pero de indudable solvencia. Al menos en temporada regular, ya su trayectoria en playoffs siempre parece quedar por debajo de las expectativas. Pero son los actuales campeones de la AFC Norte, y solo eso ya merece grandes dosis de respeto.
El dos veces MVP de la NFL, Lamar Jackson, es un viejo conocido. Prototipo de lo que se conoce como un quarterback de “doble amenaza”, posee el record de yardas de carrera para un QB (1206 en 2019). Este año ya lidera la tabla de QBs corredores con 308 yardas por vía terrestre. Como pasador es el 16º en yardas aéreas, pero todos sabemos que ésta no es la base del juego ofensivo de los Ravens. Sin embargo, mucho cuidado porque posee un 66,7% de pases completados, así que también sabe lanzar si tiene que hacerlo, o la defensa le da la oportunidad. Se trata de un jugador realmente muy difícil de defender.
Pero ojalá fuese él la única amenaza. Su siempre temible juego de carrera cuenta este año con la presencia de Derrick Henry. Para quien pensase que a sus 30 años estaba acabado, recordarle que actualmente es el líder en yardas de carrera de la NFL con 480 yardas y 5 touchdowns. En el juego de pase, ante los problemas de salud de Andrews, es el otro tight-end, Likely, quien está cubriendo su espacio en la ofensiva, convirtiéndose en el receptor más prolífico. El siguiente receptor no es un wide-receiver, sino un runningback: Hill. Esto da una idea del concepto de juego de Baltimore: formaciones pesadas, juego variado, riesgo mínimo. El receptor favorito de Jackson es Flowers quien, en su 2º año, está por delante de Bateman o Agholor.
La línea ofensiva es prácticamente impenetrable. Los Ravens son el equipo que menos sacks han permitido en toda la temporada (solo 4 en 4 partidos). Y por supuesto, es el equipo con más yardas de carrera de la competición (casi 200 más que el segundo). La solidez de los Stanley, Linderbaum, etc., es tal que resulta lícito plantearse si merece la pena presionarles, o es preferible quedarse en contain y en cobertura.
Y si en ataque son los mejores por tierra, lo mismo podemos decir de su defensa. Nadie permite menos yardas de carrera que ellos (apenas 57,8 de promedio). Su formación 3-4, con Pierce y Madubuike en el medio, con Jones y Oweh más atrasado como rushers, y la línea de linebackers con Van Noy, Simpson y Roquan Smith, es muy difícil de superar.
Por suerte, nosotros no somos de correr mucho. Contra el pase, ellos son la 29ª defensa de la liga (con un promedio de 257,5 yardas permitidas) y será por aquí por donde debemos intentar meterles mano. Los cuatro titulares en secundaria son buenos (Humphrey y Stephens en los cornerbacks, y Hamilton y Marcus Williams en los safeties), pero les falta algo de profundidad, así que debemos forzarles a que tengan que adelgazar su front-seven para añadir defensive-backs, alineando muchos receptores abiertos.
Donde nunca esperaríamos que tuvieran una debilidad es los field-goals. Tucker es para todos el mejor kicker de la NFL, pero este año ya ha fallado 3, y su porcentaje de 62,5% de acierto es un 20% más bajo que el peor de su carrera, en 2015. Su punter Stout tampoco está demasiado fino (es el tercero peor de la liga cuando nuestro Rehkow es el mejor). En los retornos, Harly se encarga tanto de los de punt como de los de kickoff, y su porcentaje es bastante mejor que el de cualquier retornador nuestro.
Su marca de 2-2 no es mucho mejor que la nuestra, pero la gran diferencia es que ellos ya se han enfrentado a 3 gallitos de la competición como Chiefs, Cowboys y Bills. Su calendario va cuesta abajo mientras el nuestro se empina, así que, para ellos, una derrota no sería tan dramática como para nosotros, lo que puede hacer que jueguen algo más liberados, con menos presión.
La clave
Podría decir que la clave será jugar mejor, pero no. La clave es ganar. Como sea. Incluso jugando mal. De field–goal injusto en el último segundo, con un fumble que no era, con una paloma que corta el pase de touchdown… Me da igual la forma, es un partido que debemos ganar sí o sí, porque más allá de que las matemáticas prácticamente nos empezarían a condenar con un 1-4, todos tenemos claro que las opciones de postemporada pasan por los partidos divisionales, cuyas derrotas fueron las que nos condenaron el año pasado.
Es un día para comprobar la veracidad del axioma de que “jugamos mejor cuanto mejor sea el rival”. Bueno, pues el domingo es un rival de los buenos, buenos. A ver cómo respondemos. El público nos debe llevar en volandas, pero tiene que ser un camino de ida y vuelta. El equipo también tiene que dar motivos a la grada para que les apoye. Tenemos tanto talento como ellos, que nadie se confunda, pero donde no podemos ser menos es en la actitud. Ellos, como siempre, no van a hacer prisioneros, y nos humillarán si pueden hacerlo. Ésta es la mentalidad con la que debemos salir nosotros también.
Hay que salir con “cojones” como suele decirse; pero sólo esto tampoco será suficiente. Hay que tener la mente fría y la concentración necesaria para no dejarnos llevar por las emociones y hacer en cada momento lo que debemos hacer. Esto va desde los jugadores (nada de penalizaciones evitables por calentones) a los entrenadores (si el partido va a baja anotación, valorar quedarnos con 3 puntos en vez de arriesgar a un improbable cuarto down). Hay que gestionar bien los tiempos muertos, que luego los podemos necesitar. Y sobre todo, minimizar riesgos. Tanto en ataque, sin buscar recepciones imposibles entre varios rivales, como en defensa, dejando libre de marca al receptor por adelantarse para conseguir la intercepción.
Este es un partido donde se pondrá a prueba la competencia de los entrenadores. Llevamos varios partidos con la sensación de que los rivales preparan más concienzudamente los encuentros, y si empiezan mal, que encuentran mejores soluciones tras el descanso que nosotros. Tenemos que llegar con una estrategia bien definida (en mi opinión, formaciones de varios receptores, todos ellos involucrados, no solo dos, en ataque; y en defensa, política de contención más que de asalto), pero también contar con un plan B si esto no funciona.
Será un partido competido, que seguramente se decidirá por detalles. Hay que intentar que estos caigan de nuestra parte: turnovers, penalizaciones, equipos especiales, fortaleza en los placajes, culminación de las presiones al QB, etc. Las casas de apuestas dan favoritos a los Ravens por 3 puntos. Yo creo que la diferencia al final, gane uno u otro, será mayor. Voy a decir que ganamos 27-20, porque sigo teniendo fe en este equipo, en cómo se engrandece ante las situaciones importantes, y porque si no, tendría poco sentido el esfuerzo que hago en traeros estas previas si no creyera que, pese a todo lo expuesto, la victoria es posible. Who Dey!!!


Redactor en Bengals.es
Redactor en Spanish Bowl
Ex-Redactor de la AFC Norte de la NFL en el Diario AS
Colaborador de «La Perrera Brown».
Integrante del foro de los Cincinnati Bengals en NFLHispano.com