Bengals 2017Opinión

Reflexiones de la primera jornada de la agencia libre 2017

Hay 3 días cada año que son dramáticos para cualquier seguidor bengalí: el día que nos eliminan de playoffs, el día que renuevan a Lewis, y el primer día de agencia libre. Esa temida estación del particular vía crucis de los aficionados atigrados en que se evidencia (nosotros ya lo sabíamos) que a los dirigentes de nuestro equipo no les interesa ganar, tan sólo participar del espectáculo sin que se note demasiado que hacemos el ridículo. No por repetido menos doloroso, un año más somos testigos de que mientras todas las franquicias hacen milagros financieros para reforzarse de cara a la siguiente campaña, la nuestra se empecina en ahorrar hasta el último centavo, con una política totalmente desfasada de reducir gatos minimizando riesgos al apostar por “lo malo conocido” en lugar de lo bueno por conocer, ciega ante el hecho de con mejores resultados deportivos, se incrementarían los ingresos (por entradas, publicidad, merchandising, etc). Con filosofías obsoletas y absurdas, como la de minusvalorar ciertas posiciones sobre el campo (interior de la OL, por ejemplo) o respetar hasta el final los contratos, aunque estos estén ya totalmente desproporcionados entre carestía y rendimiento (como los de Maualuga, Pacman Jones, etc.).

 

La tradicional racanería impuesta desde la cúpula directiva ya no se traslada a los contratos que se firman (los de Dalton, Atkins, Green, etc., están dentro del rango que cobrarían en otros clubes), sino en no emplear al máximo todos los recursos de que se disponen. El convenio colectivo impone un gasto mínimo del 89% del tope salarial, y esta cantidad supone el máximo que nuestros dirigentes invierten en la plantilla. Podemos tener más de 40 millones hábiles para gastar, pero si estos caen dentro de ese 11% de los topes salariales de los periodos cuatrienales, tened claro que se quedarán en la cuenta corriente de los Brown. No obstante, esta estrategia no se improvisa. Siendo justos, mantener un nivel deportivo de la mitad alta de la liga siendo de los que menos gastan, si no los que menos, tiene su mérito. Aunque no nos guste, ni estemos de acuerdo con ella.

 

 

Había un plan.

 

No el que nosotros hubiésemos diseñado, pero todo este proyecto de reducción de costes se empezó a fraguar en 2015. Aquel era el último año de contrato de Andre Smith (RT) y Whitworth (LT), y los Bengals optaron por escoger sendos OTs en el draft: Ogbuehi en la 1ª ronda y Fisher en la 2ª. El primero llegaba con una seria lesión (ligamento cruzado anterior) por lo que sabían que se perdería la campaña 2015. Ante esta contingencia, comienzan los planes para renovar a Whitworth. Toda la ferocidad que muestra en el campo lo hace también fuera de él en unas negociaciones complejas, no exentas de polémicas (twitts que se lanzan desde la cuenta de Whitworth que se atribuyen a su mujer y luego se borran, etc.). El caso es que al final, el quipo logra lo que quiere y prolonga la presencia de Whit (por entonces 33 años) por otra temporada más. Con Andre Smith sentenciado, el plan era foguear a Ogbuehi en el RT durante 2016, el último año de Whitworth en el LT, y después convertirle en su heredero, con Fisher ocupando el RT.

 

Durante toda su estancia en el equipo, Dre Kirkpatrick, entre lesiones y malas actuaciones, había sido una absoluta decepción. En esta situación, ante lo que sin duda sería su último año como atigrado, el equipo selecciona con su 1ª elección del draft de 2016 al CB William Jackson. La idea era prepararle con paciencia durante ese año para que al siguiente fuese el titular, toda vez que Dennard tampoco despertaba demasiada confianza. Kirkpatrick estaba condenado.

 

 

El plan salta por los aires.

 

Sin embargo, en 2016, todo se va a la mierda. Ogbuehi es un absoluto desastre como RT. Primero en solitario, y después alternando drives con Winston (una ocurrencia que yo jamás había visto), se evidencia que no puede ser, como se esperaba, la respuesta en el LT. De hecho, ni siquiera puede serlo para el RT, forzando a Fisher a esa posición antes de lo esperado (y todo hay que decirlo, sin obtener tampoco el resultado esperado).

 

En la secundaria, Jackson se lesiona en pretemporada, y es puesto en Injury Reserve. Cuando parecía que podría volver, el equipo, en una discutible decisión, opta por activar al RB Peerman en su lugar. Por lo tanto, nos quedamos sin ver nada de WJIII. Para dar más dramatismo a la situación, “Pacman” Jones la vuelve a liar parda al acabar el campeonato, y consigue ser detenido en estado de embriaguez, atacando a las fuerzas de orden público. La sanción por parte de la NFL, sobre todo tras airearse los videos de la detención, será inevitable, y si Goodell cumple su amenaza, dejará al cabeza de chorlito de Jones sin jugar durante todo un año por reincidente.

 

Por tanto, nos plantamos en la agencia libre con la necesidad de renovar a Whitworth ante la inconsistencia de Ogbuehi, y a Kirkpatrick (que, todo hay que decirlo, esta vez sí tiene un buen año) ante la incertidumbre que se cierne de quedarnos sin CBs titulares para 2016. Esto obliga a tener que emplear en sus renovaciones el dinero que estaba reservado para Kevin Zeitler (la opción de Westerman como su relevo nunca fue real, tan solo se contaba con él como el necesario suplente para la posición).

 

Zeitler se volvió inabordable (por querer ir a lo barato con él, ofreciéndole unos ridículos 5,5 millones sólo se consiguió enfadarle y que no se volviera a reunir con los negociadores). De haberle ofrecido al principio de 2016 los 10 millones que, por ejemplo, los Steelers dieron a DeCastro no hubiera sido necesario tener que irse a los 11,5 que le acaban de dar los Browns. Así que los esfuerzos se volvieron hacia Whitworth.

 

De nuevo, las negociaciones fueron complicadas, con declaraciones explosivas por parte del jugador. Pero a decir verdad, todos esperábamos que al final se recondujera la situación, y el propio Lewis durante la combine afirmaba “no estar preocupado por la situación de la OL”, una frase que ya quedado para enmarcar en los anales del bocachanclismo bengalí. Sin embargo, cuando el club está casi a punto de anunciar su renovación, salta la noticia por parte del jugador de que se va a los Rams, por 33 millones en 3 años, 15 asegurados. ¡Toma ya! “No son unos días muy divertidos” volvió a declarar Lewis, otra frase para el recuerdo.

 

Así que sólo quedaba Kirkpatrick a quien ofrecer esos 10 millones anuales que, según la dirección, “no se podían dar a todo el mundo”. El jugador, sin duda el de más baja calidad de los citados, no tardo en aceptar encantado, aún alucinado del sorprendente vuelco dado por la situación a su favor.

 

 

¿Qué ha fallado en este plan “perfecto”?

 

Sobre todo, esperar que siempre fuéramos a acertar en el draft. La elección de jugadores colegiales no deja de ser una lotería, y olvidarlo te penaliza. Deberíamos haber tenido un plan “B”, o en su defecto, haber tenido suficiente capacidad de cintura para reaccionar. O de sacrificio económico. Ambas brillaron por su ausencia. Lo normal, lo que cualquiera con ganas reales de conformar un equipo campeón hubiese hecho, sería haber ofrecido a los jugadores de la línea ofensiva unos contratos imposibles de rechazar, ya sea reduciendo el margen de “AHORRO” de la franquicia, o cortando a jugadores con los que ya no se cuenta (Maualuga, Thompson) o han bajado su rendimiento (Jones, M.Johnson).

 

No se quiere gastar más. No se quiere liberar espacio salarial cortando jugadores que no nos valen. Esto es como competir en una carrera con los pies atados. Sin embargo, seguimos con la política de renovar jugadores mediocres: Bullock, T.J. Johnson, Winston, LaFell… Esperar resultados diferentes haciendo lo mismo es estúpido.

 

Aunque es tarde, esta dramática situación aún podría tener arreglo. Se podría fichar en lo que queda de agencia libre jugadores que en cierta medida taparan estos huecos. Pero no lo van a hacer, porque prefieren disponer de un hipotético pick complementario más allá de la 100ª elección antes de escoger algún veterano contrastado. La razón no es deportiva, sino económica. El primero cobraría 10 veces menos que el segundo. Ante esto, no hay nada que hacer.

 

 

¿Y ahora qué?

 

Sólo nos queda la esperanza. De hecho, ser seguidor bengalí supone ser un firme creyente en la esperanza. ¿Cómo si no íbamos a seguir apoyando a este equipo dirigido por timoratos, en las oficinas y en la banda, que no hacen sino darnos disgustos? La esperanza es lo único a lo que nos podemos agarrar.

 

Esperanza de que Ogbuehi remonte de su lesión de ACL. Es una lesión seria no lo olvidemos. La misma que padeció Atkins en 2014 y ya sabemos que en 2015 no fue el mismo, y sólo recuperó su nivel en 2016. Ojala a Ced le pase igual y en su 2º año tras la operación demuestre haber superado las molestias y nos deslumbre.

 

Esperanza de que Westerman sea tan bueno como se le suponía, y que si bien es complicado que pueda estar al nivel de alguien que ha rozado la ProBowl, al menos, que no desentone demasiado.

 

Esperanza de que Jackson responda a las expectativas y se convierta en un fiable compañero de Kirkpatrick en el exterior, dejando a Shaw en el slot. O al menos, esperanza de que WJIII llegue a jugar, y que no nos pase como con todos los CBs rookies, que llega el día de la renovación y no sabemos realmente si son buenos o malos porque apenas les hemos visto en el campo.

 

Y en el resto de posiciones, esperanza de que Fisher se establezca como un fiable RT (aunque se especula con la vuelta de Andre Smith). Esperanza de pasar página con Peko y convertir a Billings en titular junto a Atkins en los DTs. Esperanza de que el draft nos traiga un nuevo DE que mejore el pass-rush y un ILB que nos haga mejores contra la carrera. Esperanza de que Boyd y Core den un salto de calidad en su 2º año. Esperanza en que Eifert no se lesione. Esperanza en que Bodine sí.

 

Y para el front-office, esperanza en que este bochorno que nos están haciendo pasar a todos los seguidores sirva para al menos, aprovechar este dinero “ahorrado” en prolongar los contratos de Eifert y Burfict, para no tener que volver a pasar por esta vergüenza el año que viene. Y si de paso se mueven para encontrar un buen traspaso por McCarron, tanto mejor.

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