Draft 2024

Análisis 2023 y previsión draft 2024: Tight-ends

Ya estamos en esa época en la que, finalizados los partidos, los aficionados al football americano saciamos nuestra ansiedad con ese dulce sucedáneo llamado draft. Para muchos, un proceso tan apasionante o más que la propia competición. Como cada año, desde esta web intentaremos traeros algunos de los proyectos de jugador más interesantes, siempre enfocados a las necesidades bengalíes, y en qué posición parecería más inteligente escogerles. No esperéis aquí a los mejores de cada posición, sino a aquellos que, por proyección y características, mejor podrían encajar en nuestra franquicia.

Antes de nada, debo advertir al lector de mi más profundo desconocimiento del football colegial. Lo que vais a encontrar aquí son refritos de otros analistas, mucho más sabios que yo en este tema, por lo que mi objetivo es ahorraros tiempo de búsqueda en internet. Ni me considero capacitado para discernir las cualidades de estos chicos, ni dispongo del tiempo necesario para un visionado exhaustivo de sus videos. Pero creo que soy bueno interpretando lo que dicen otros, y hace tiempo que perdí la vergüenza, así que…

No obstante, también es necesario apuntar que estamos todavía en una fase muy temprana del proceso. Pendientes de la combine, y los Pro-Day, las evaluaciones y stocks de los jugadores van a fluctuar mucho, así que cualquier parecido de estos listados con la realidad seguramente terminará siendo pura coincidencia. Por otro lado, como consecuencia de renovaciones y posibles fichajes en agencia libre, también nuestras necesidades irán variando. Por tanto, tomaos esto como un simple entretenimiento, sin mayores pretensiones.

Este año vuelvo a comenzar por la posición de tight-end, en la esperanza de que alguna vez me hagan caso. Como cada pretemporada es ignorada sistemáticamente, a medida que pasa el tiempo, las razones para reforzarla son más y más fuertes. Ya no es sólo que nos volvemos a quedar sin NADIE en la posición (los 4 del año pasado, Hudson, Smith, Sample y Wilcox finalizan contrato), sino que es posible que, a nivel global, perdamos efectivos en el cuerpo de receptores. Y si en “cantidad” andamos mal, no hace falta que nos fijemos en la “calidad”, ya que ni sumando a los 4 nos sale un jugador medianamente aceptable.

La excusa de “…es que no utilizamos a los tight-ends…” ya no me resulta válida. Lo siento, pero si no los utilizamos, es una grave dejadez del cuerpo técnico. Ya no voy a incidir más en la importancia de esta figura en el football moderno, sino que se ha visto que los equipos rivales nos tienen tomada la medida, y somos incapaces de sorprender a unas defensas más que preparadas ante nuestro juego tradicional. Por otra parte, cuando nos vimos obligados a alinear a un quarterback con menos brazo como Browning, pudimos comprobar la relevancia de disponer unos objetivos fiables en la zona intermedia. Con una ofensiva más versátil, las prestaciones de Burrow subirían muchos enteros.

Llevamos demasiado tiempo olvidando esta posición en el draft. Apañándonos con desechos de otros equipos en la agencia libre, jugadores en decadencia con la esperanza de que resurjan sus carreras. Año tras año, esta unidad es de largo la de menor calidad en la plantilla. No podemos pretender competir al máximo nivel con una deficiencia tan mayúscula, cuando nuestros rivales directos disponen de estrellas en la posición (Kelce, Andrews, Kincaid, Njoku, Engram, etc.). Creo que ya ha llegado el momento de darle una vuelta a esta posición, y espero que la llegada de Justin Rascati como coordinador de juego de pase haga que logremos algo parecido a lo que hicieron con Hockerson en Vikings.

Resumen 2023

Incomprensiblemente relegado en el equipo de prácticas durante buena parte de la campaña, Tanner Hudson se convirtió en nuestro mejor tight-end de 2023 (foto: bengals.com)

Como era de esperar, Hurst se revalorizó tanto que los Panthers le ofrecieron un contrato de 3 años por más de 21 millones. Cifras en principio inalcanzables para lo que nuestra economía pretendía invertir en el puesto. Me alegré por él porque, como vimos en la Guía Bengals 2022, es un chico que, por su trayectoria vital, se merece todo lo bueno que le ocurra. Sin embargo, su lesión por conmoción, diagnosticado con amnesia postraumática, abre mucha incertidumbre sobre su continuidad como jugador de football.

Como de costumbre, nos quedamos esperando al final de la agencia libre, esta vez por Foster Moreau. Pero al pobre le diagnosticaron un cáncer (linfoma de Hodgkin), por lo que tuvo que abandonar la práctica del football para ponerse en tratamiento. Se fue a su tierra, Nueva Orleans, y terminó firmando por los Saints en mayo. Afortunadamente, en julio anunció que el cáncer estaba en remisión.

Así las cosas, cuando quisimos reaccionar, ya no quedaban tight-ends interesantes en el mercado. Nos tuvimos que conformar con Irv Smith, el único paquete medio aceptable disponible. La realidad a posteriori nos demostró por qué. Lesiones y drops hasta quedar finalmente relegado a cuarto tight-end en una rotación ya de por sí mediocre. Por suerte sólo le firmamos un año. No esperamos (ni deseamos) que vuelva.

Otro fichaje de un año fue Drew Sample (el Sample malo), renovado tras el nulo interés que despertó en la agencia libre. Éste en cambio, supongo que por la discreta temporada del otro Sample (el DL Cam Sample, el Sample bueno) fue quitándose su estigma hasta realizar una aceptable campaña… en el apartado de protección, porque como receptor siguió igual de limitado. También por un año firmamos una extensión a Hudson y Wilcox, básicamente como relleno y para equipos especiales.

Si la dejadez en la agencia libre fue criticable, la indignación superó todos los decibelios cuando en el draft no sólo dejamos pasar en primera ronda al deseado tight-end de Notre Dame (y fan bengalí desde shiquitito) Mayer, sino que en segunda nos faltó ambición para subir por Laporta o Musgrave. Una vez fuera los mejores de la promoción, ni siquiera se esforzaron en hacer una apuesta en rondas bajas, y por cuarto draft consecutivo, salimos sin tightend.

De este modo, y como parecía previsible, la aportación de los tight-ends a la ofensiva resultó mínima. En mi opinión, un error clamoroso sobre todo cuando, por la lesión de la pantorrilla, Burrow apenas podía moverse en el pocket y necesita soltar el balón cuanto antes a objetivos cercanos. Tuvo que lesionarse definitivamente para que a nuestros entrenadores se les ocurriera la idea de usar por fin a los tightends. El problema es que Smith iba de mal en peor, y por alguna misteriosa razón, no se le daba a Hudson la confianza que merecía. Con Browning cambió la situación, y se demostró que tener un tight-end capaz de salvar las situaciones de tercer down era realmente importante. Al final, Hudson terminó con números no muy diferentes a los logrados por Hurst el año anterior, con el déficit de jugar menos partidos y no tener un QB tan preciso como Burrow.

La evolución ofensiva de 2023 supuso una utilización de los tightends de menos a más. Me gustaría pensar que no fue algo circunstancial por el obligado cambio de quarterback, sino que marcó el camino del cambio hacia un ataque más variado y difícil de descifrar por el rival. Igualmente, creo que les faltó más protagonismo en la red-zone, donde muchas veces se nos hacía de noche. Si la conexión BrowningHudson resultó más eficaz de lo esperado, ¡qué podríamos esperar de Burrow con un tight-end de más nivel de los que le han puesto hasta ahora!

Agencia Libre

Dudo mucho que nos lancemos tras los mejores jugadores disponibles en la posición, pero tampoco podemos dormirnos como el año pasado. Una opción intermedia podría ser Mike Gesicki, de bajón tras su intrascendente paso por Patriots, pero con una incuestionable calidad y que podría hacer de puente mientras llega algo mejor en el draft (foto: Roger Steinman para AP Photo)

Está claro que Smith se va a ir. Por su parte, es posible que podamos volver a renovar a Sample con un contrato similar al del año pasado (poco más de un millón). Nunca viene mal alguien con su experiencia en el equipo y capacidad de protección como TE2. En el caso de Hudson y Wilcox, ambos son Agentes Libres Restringidos, por lo que lo normal sería retenerlos con contratos asequibles, aunque quizá al primero, que sí podría despertar cierto interés en la agencia libre, habría que ponerle un tender de 2ª ronda para espantar pretendientes, aunque nos suponga pagarle 4,63 millones (que tampoco me parece ningún disparate).

Como curiosidad, Hudson es de los pocos de la plantilla que tiene un anillo de campeón de la NFL (lo ganó con los Buccaneers en 2020) y además, posee experiencia como quarterback y, ¡atención!, kicker y punter. Nunca viene mal la versatilidad.

Sin embargo, si llevo diciendo que nuestra unidad de tightends es muy mediocre, poco va a mejorar si renovamos a todos sus miembros. Creo que debemos hacer un esfuerzo en la agencia libre por traernos a un titular contrastado (el draft siempre es una lotería, no deberíamos llegar a él sin haber reforzado la posición, no vaya a ser que vuelen nuestros principales objetivos).

Seguramente, el mejor jugador disponible será Dalton Schultz, pero me temo que sus pretensiones económicas dejarían su fichaje fuera de nuestro alcance. Otras alternativas más realistas podrían ser Gerald Everett, a quien Taylor lo conoce de su época en Rams, o Noah Fant, a quien recientemente se le liga mucho con nuestro equipo. Otras opciones quizá más económicas podrían pasar por Mike Gesicki o Austin Hooper. En definitiva, creo que no podemos dejar pasar la agencia libre 2024 sin hacer una seria inversión en esta posición. Incluso desde el punto de vista financiero: un buen tight-end va a costar la mitad que un wide-receiver promedio y, bien utilizado, puede aportar un rendimiento similar.

Otra alternativa podría ser la de buscar un traspaso. No estamos acostumbrados a hacerlo, pero nuestra ventana de oportunidad se cierra, y si hay un momento de tomar medidas desesperadas, sería éste. La situación en equipos que estrenan entrenador y están en reconstrucción puede ser confusa, y en estas circunstancias, quizá se podría preguntar a Atlanta cuánto pedirían por Kyle Pitts, por ejemplo.

Draft

Brock Bowers #19 (Georgia)

Bowers es lo que se considera un “unicornio”. Receptor excepcional y fantástico corredor, es el tipo de jugador diferencial que puede llevar por sí solo de cabeza a toda una defensa (foto: Ashley Landis/AP)

Empiezo el análisis de jugadores del draft por el que todos querríamos ver disponible en nuestra elección #18. No sólo eso, es un jugador que combina una calidad excepcional en una posición de enorme necesidad, por lo que incluso subir en primera ronda no sería en absoluto criticable. En la mayoría de mocks es el pick más popular, por lo que no es descabellado pensar que pueda darse el próximo 25 de abril en Detroit. Eifert y Gresham, los últimos tight-ends elegidos en primera ronda por Mike Brown, lo hicieron desde la elección #21, por lo que no estaríamos tan lejos.

Brock Allen Bowers nació un 13 de diciembre de 2002 en Napa, California. Rápidamente destacó como atleta multidisciplinar, obteniendo una graduación de 4 estrellas para el football colegial. Doble ganador del premio John Mackey al mejor TE universitario de la nación y pieza clave en las victorias de los Bulldogs en los campeonatos nacionales de 2021 y 2022, estamos hablando de, probablemente, uno de los mejores tightends de la historia del college. Nadie tiene ninguna de que será el primero en salir elegido este draft.

Bowers ha jugado a beisbol, baloncesto, futbol y football. Y dentro del football, ha sido también quarterback y linebacker. Es un friki atlético, pero también en lo demás, como muestra su pasión por los legos y star-wars. Como buen californiano, su afición por los 49ers estaba clara.

Cuando un jugador atesora tantas virtudes, es complicado comenzar por una. Así que empezaremos por decir que es un tight-end completo. Su capacidad como receptor es extraordinaria. Buenas manos, habilidoso para atrapar los balones que no le van al cuerpo, y físico en los balones divididos. Para un tipo de su tamaño, es extremadamente rápido, lo que le confiere un peligro latente con el balón en las manos. Su visión para moverse entre el tráfico y agilidad para eludir defensores, sumadas a su contundencia, convierten en candidata a bigplay cada jugada en la que interviene.

Bowers es explosivo en el inicio de la jugada. Más que por la precisión de sus rutas o el juego de pies, consigue la separación llevándose en velocidad al linebacker. Posee una aceleración que hace casi imposible que le cacen safeties o cornerbacks. Es un receptor que puedes alinear en cualquier posición del ataque, y es de los que dan la cara cuando la situación se vuelve comprometida. Sabe lidiar con la presión, como principal estrella del equipo que es. Su productividad es absolutamente brutal: 5 touchdowns como corredor y 26 como receptor en sus 3 años colegiales (y eso que se perdió el final de 2023 por lesión).

Es un poco pequeño para los estándares de la NFL, lo que puede llevarle a estar en dificultades ante defensores más fuertes. Sin embargo, lo que le falta de tamaño lo suple con actitud, ya que su energía impulsiva le permite mantener con dignidad la posición. En todo caso, es mejor bloqueando en movimiento que en línea. No se va a ganar la vida en los profesionales como bloqueador (quizá le vengan mejor las formaciones con doble TE y que sea el compañero quien haga el trabajo sucio) ni falta que le hace, porque es mucho más que un tight-end. Es un arma mortal multiusos, que puede empezar a rendir desde el día 1.

Como la mayoría de los jugadores que llegan de college, todavía tiene que depurar sus rutas para ser tan efectivo en cobertura individual como en zona, así como mejorar su técnica en el bloqueo. Pero su versatilidad para todo tipo de jugadas, ya sean reverses o screens, así como su potencial para ganar yardas tras la recepción, le convierten en un jugador del calibre de los Kittle o LaPorta, perenne candidato a la ProBowl. Un dato que sin duda gustará a nuestro amigo Carles: tiene más recepciones y touchdowns en los Georgia Bulldogs que el mismísimo A.J. Green.

Lo bueno: Para los amantes de las estadísticas, es el líder de todos los tiempos en graduaciones de Pro Football Focus en las categorías de yardas de recepción, touchdowns, yardas después del contacto y placajes rotos.

Lo malo: No nos va a llegar. Lo único que podría ayudarnos es que su reciente operación en el tobillo le limite en la combine y la haga bajar su stock. Su foto junto a Gronko, donde parece un enano a su lado, tampoco le ayuda, y eso nos beneficia.

Proyección: Todo lo que no sea que salga en el top-10 sería una enorme sorpresa.

Ben Sinnott #34 (Kansas State)

Nacido en Waterloo (Iowa), una ciudad cuyo nombre evoca una sonada derrota, Sinnott no debería tener problemas de adaptación a nuestro equipo (foto: Jamie Squire/Getty Images)

Pongámonos en el supuesto más probable, que sería que Bowers ya hubiera salido al llegar nuestra elección en el puesto #18. En tal caso, no habiendo ningún otro tight-end merecedor de salir tan arriba, yo sería partidario de esperar y reforzar otras posiciones (por ejemplo, las trincheras). El nivel tras Bowers es bastante parejo, por lo que no vería necesidad de precipitarse. Me inclinaría por dejar que se desarrolle el draft y esperar a ver qué nos cae en tercera ronda y, si fuera imprescindible, dar algún pick de 5ª ronda para subir si tememos quedarnos sin objetivos.

En este escenario, un jugador que podría resultar interesante es Ben Sinnott. Estaríamos ante un tight-end a la antigua usanza. Equilibrado entre las funciones de recepción y bloqueo. No es el mejor de la promoción en ninguna de las dos cosas, pero probablemente sí que sea quien mejor combina ambas. Entró en los Wildcats como fullback, pero poco a poco fue cobrando más protagonismo como receptor. En 2022 y 2023 ha conseguido 399 yardas + 4 TDs, y 669 + 6 respectivamente. No son números espectaculares, pero si añadimos que los porcentajes de QB-rating cuando le pasaron fueron de 142,3 y 105,3 nos dicen que estamos ante un receptor de total garantía y seguridad.

Sinnott tiene un tamaño más acorde con los estándares, aunque no le vendría mal ser un poco más grande. Es fuerte y explosivo, pero no exento de habilidad para adaptar su cuerpo a pases erráticos, o imponerse en balones divididos. No esperemos de él un atleticismo que le permita ganar rápidamente separación, pero tiene una extraordinaria coordinación y excelentes manos, lo que le permite salir victorioso en recepciones entre el tráfico. Es más un receptor para la zona corta o intermedia que profunda. No va a romper las defensas en velocidad, pero sí puede “romper” a los defensores con su contundencia para deshacerse de los placajes con el balón en su poder.

Aunque se ha alineado en varias posiciones, desde receptor puro hasta el backfield, su ubicación ideal es como bloqueador en línea. Es agresivo y comprende la importancia de su trabajo. Es ágil para ganar la posición y tenaz manteniendo el bloqueo, pero a veces no toma los mejores ángulos y necesita depurar su técnica de manos. Por su pasado como fullback, es mejor bloqueando en carrera.

Es, en definitiva, un jugador que combina entrega e inteligencia. Muy concentrado durante todo el partido, sabe encontrar las debilidades de las defensas zonales y localizar el balón en el aire. Es físico en el contacto, ya sea para bloquear o romper placajes, absorbiendo muy bien los golpes sin soltar el oval. No es un jugador espectacular, pero su versatilidad le da la oportunidad de tener mucha presencia en el campo. Quizá no llegue muy lejos, pero se le podría utilizar desde el primer día, al menos como bloqueador.

Lo bueno: Sinnott fue el ganador del trofeo Lowman 2023, que se otorga al mejor fullback colegial. Esta versatilidad podrían utilizarla nuestros entrenadores para ayudar a levantar nuestro deprimente juego de carrera, sin por ello desvelar el tipo de jugada a ejecutar.

Lo malo: Sólo lleva jugando como tight-end “puro” dos años, por lo que, aunque su árbol de rutas es muy variado, debe refinar sus movimientos para conseguir mejor separación, sobre todo ante defensas individuales.

Proyección: Aunque a estas alturas todo es muy relativo, creo que debería salir hacia finales de tercera ronda o primera mitad de la cuarta. Por desgracia para él, a los clubes les interesan más los tight-ends eminentemente receptores, que serían los primeros en salir. Según derive el draft, podría llegar a nuestro pick #115, pero vería arriesgado esperar tanto.

Erick All #83 (Iowa)

Erick All tiene todo (valga la redundancia) lo que podríamos desear en un tight-end: versatilidad, compromiso, amplia experiencia… y sobre todo, vivir a poco más de media hora de Cincinnati (foto: www.hawkeyesports.com)

Supongamos que hemos hecho los deberes en la agencia libre. Hemos fichado un veterano como TE1, y renovado a Hudson y Sample para dar profundidad. ¿Significaría esto que debemos olvidarnos (otra vez) de esta posición en el draft? En mi opinión, ni mucho menos. Es posible que los puestos principales estén cubiertos, pero sigue siendo necesaria una renovación generacional y algún tipo de apuesta a futuro (los que hay ya sabemos hasta dónde pueden llegar, que tampoco es muy lejos).

En esta circunstancia, un jugador que me parece muy interesante para rondas bajas sería Erick All. Este tight-end, procedente de la universidad de Iowa, de donde han salido en los últimos años grandes tight-ends como Kittle, LaPorta, Hockinson o Fant, atesora un enorme potencial, pero una reciente lesión de rodilla le va a hacer bajar mucho su stock de cara al draft, lo que le convierte en una opción atractiva para equipos que no requieran una aportación inmediata.

Un factor que puede facilitar su aclimatación a Bengals es el de ser un chico acostumbrado a superar adversidades. De bebé, un incendio en su casa cuando vivían en Indiana requirió que un bombero tuviera que rescatarlo de las llamas. Cuando jugaba en la universidad de Michigan, sufrió una lesión de espalda que requirió de una complicada neurocirugía en la espina dorsal. Como digo, el año pasado, ya en Iowa, se perdió media temporada con una lesión de ligamentos, por lo que en la combine podrá hacer entrevistas y poco más.

Sin embargo, cuando ha estado sano, ha despertado la admiración de los expertos. De no haberse lesionado en 2022, podría haber sido de los primeros tightends en salir en el draft de 2023. Pidió el transfer de Michigan a Iowa, y aunque podría haber continuado en college otro año más, decidió presentarse al draft de este año. No sólo por las lesiones, la edad (24 años cuando arranque la temporada), ya empieza a ser un factor en su contra.

Sus números, admitámoslo, no son nada llamativos. Mermado por las lesiones, su mejor año fue 2021 con 437 yardas y 2 TDs. Sin embargo, en 7 partidos con los Hawkeyes, se fue a las 300 yardas y 3 TDs, siendo su mayor amenaza aérea, dándole a su QB un rating de 119,6 y sin permitir ningún sack y sólo una presión. En un receptor con manos poderosas, dominante entre el tráfico y en balones disputados. Corre las rutas con fluidez. Tiene un excelente control de su cuerpo, y potencia para romper placajes con el balón en su poder. No es excesivamente rápido, pero sus cambios de ritmo y aceleración pueden castigar a los safeties que no tomen un buen ángulo contra él.

Este chico sí tiene un tamaño prototípico. Sus hombros anchos y largas articulaciones le hacen difícil de defender, y su físico y determinación en los bloqueos, ya sean en línea o en espacios, le convierten en el mejor amigo de quarterbacks y runningbacks. Es un tight-end versátil, que puede participar en los tres downs, como receptor o bloqueador, y alinearse en varias posiciones ofensivas. He dicho tres, pero debería añadir el cuarto down, ya que también posee experiencia en equipos especiales.

No es el más atlético de su promoción, ni el más veloz, ni tiene una técnica depurada en los bloqueos, pero es un jugador que no tiene techo. Si consigue mantenerse sano, es un talento a desarrollar, quizá empezando con formaciones de doble tight-end, que pueden rendir muy alto en la relación riesgo/beneficio a lo largo de su carrera.

Lo bueno: Ha sabido sobreponerse a las adversidades, poniendo siempre por delante al equipo antes que su salud. Ha jugado con dolor muchos partidos. Es un guerrero que puede ganarse a la afición.

Lo malo: Una torcedura de ligamentos de rodilla a mediados de octubre puso fin a una campaña donde estaba siendo el líder en yardas y recepciones de los Hawkeyes. Llegará muy justo al training-camp.

Proyección: Su mala salud le va a hacer salir al final del último día. Entre la 5ª y 7ª ronda, pero yo estoy convencido de que puede ser un robo para el equipo que se atreva a draftearlo, con paciencia y buenos entrenadores para extraer todo su potencial.

Otros nombres de interés:

Cade Stover es un tight-end con quien se nos relaciona bastante, probablemente por ser nativo de Ohio. Creció en una granja, y forjó su musculatura aventando heno. En redes sociales se le suele ver manejando maquinaria pesada. Su contratación sería todo un guiño al Ohio rural (foto de Adam Cairns/Columbus Dispatch / USA TODAY NETWORK)

Cade Stover #8 (Ohio State)

Pocos tightends pueden entender mejor las complicaciones que les pueda dar un pass-rusher que uno que lo ha sido hasta hace bien poco. Además de defensive-end, Stover tiene experiencia como linebacker, así que el juego físico es lo suyo. Tamaño prototípico, feroz al contacto con el defensor, y habilidades para la recepción superiores a las que se le podrían adivinar, su calidad como bloqueador le puede permitir empezar a jugar desde el primer día mientras va a adquiriendo una muy necesaria experiencia como receptor. Se le espera a finales de 2ª ronda o primera mitad de la 3ª.

Theo Johnson #84 (Penn State)

Hasta que se aclare un poco el panorama, hay mucha incertidumbre sobre las proyecciones de esta promoción de tightends. A Theo Johnson unos le ponen arriba, otros abajo… Lo que sí veo claro es que, aparte de especímenes como Sanders o Bell, de perfil más receptor, el resto conforma una amalgama de tercer día difícil de definir. Capitán de los Nittany Lions, Theodore Joseph Johnson es un TE de tamaño prototípico, más un receptor de posesión que uno que estire las defensas, cuyo excelente rendimiento en la Senior Bowl ha catapultado sus perspectivas en el draft. Su esfuerzo y concentración compensan su todavía deficiente técnica de bloqueo y limitada variedad de rutas. Creo que podría salir al final de la 3ª ronda.

Jared Wiley #19 (TCU)

Un jugador muy productivo en los Horned Frogs, logró 520 yardas y 8 touchdowns el año pasado, siendo capitán del equipo. Tamaño no le falta, aunque sí algo de mejor técnica de bloqueo. Peligroso en velocidad a campo abierto, le cuesta más driblar a los defensores o romper placajes. Muy atlético e inteligente, ha progresado en el reconocimiento de defensas y recorrido de rutas. Podría traer algo diferente al equipo, ya que no sería el típico TE que se limita a bloquear, sino que tiene capacidad de generar big-plays. Es otro jugador que podría salir alrededor de la 4ª-5ª ronda.

Brevyn Spann-Ford #88 (Minnesota)

Los me conocéis sabéis de mi debilidad por los jugadores con apellidos compuestos, por lo que este chico no podía faltar en la lista. Es un tight-end grande, típico para colocarle en la línea, pero sin esperar mucho de él como receptor. Es una roca, muy difícil de mover, pero una apisonadora saliendo en ayuda del juego de carrera. Quizá sea el mejor bloqueador de la promoción. Por su tamaño, es una amenaza en redzone. Calculo que saldrá alrededor de la 5ª ronda y, por sus características, me temo que puede ser un objetivo para nosotros si llegamos hasta aquí sin tightend.

McCallan Castles #34 (Tennessee)

Obviamente, un chico llamado “castillos de McCallan” debería aparecer por esta sección para todos los amantes del buen whisky. McCallan Verona Castles tiene, aparte del nombre, todo para triunfar: tamaño, físico imponente en los bloqueos, capacidad para estirar el campo y peligro tras la recepción. Ha tenido algún problema con drops, y además, no se preocupa mucho de conseguir separación, confiando en su solidez en las recepciones entre el tráfico. Es muy versátil, pero su ubicación ideal es colocado al final de la línea ofensiva. Llega a la NFL con amplia experiencia (comenzó en la universidad de California), pero 24 añazos (aunque ya sabemos que la solera no es un problema en el whisky). Creo que no saldrá hasta la 7ª ronda.

(foto de portada: Kari Hodges/UGAAA)

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