AnalisisBengals 2016

Análisis tercer cuarto de competición

Decir que el estado al que llega el equipo a este tercer cuarto de competición no es el que esperábamos es quedarse corto. Muy corto. Decepcionante, irritante, desesperante, desolador… serían adjetivos que reflejarían mejor el sentimiento general de los aficionados. Las malas sensaciones de los primeros 8 partidos se confirmaron dramáticamente en los 4 de este cuarto, en los que hay que lamentar, más allá del hecho de quedar virtualmente fuera de postemporada, las importantes lesiones sufridas en dos jugadores tan vitales como Green y Bernard, y ojo a la de éste último, que puede ser de larga duración (los ligamentos suelen ser feo asunto). Pero sobre todo es la confirmación de un proyecto acabado, que una vez que ya no puede avanzar, sólo puede retroceder. En lo que se suponía era el tramo “fácil” del calendario, hemos salido con un pírrico 1-3, que si no fue un absoluto desastre se debió más a los desaciertos de los Eagles que a nuestro buen hacer.

 

QUARTERBACK:

Si Dalton era lo único a lo que nos podíamos agarrar en ataque, su bajón de forma, que se empezó a entrever en el partido de Wembley, ha supuesto el hundimiento general del equipo. Más allá de haberse vuelto más impreciso en sus lanzamientos, y menos coordinado con aquellos receptores que no se llamen Green, le he notado cierta apatía, cierto hastío en su juego. Por supuesto, ha seguido haciendo jugadas de mérito corriendo incluso para TD, pero sin esa energía que el equipo necesita le transmita su líder. Obviamente, en su defensa está el hecho de haber seguido recibiendo más palos que una estera por culpa de una línea ofensiva incapaz de protegerle, y que sus receptores secundarios se dejasen caer más pases de la cuenta. No obstante, un QB no tiene permitido rendirse (ni por sueldo ni por galones) y quizá así se lo hicieran ver, porque en el partido contra Philly su actitud fue de nuevo la del comienzo liguero (acompañado también por un mejor juego tanto de su OL como de los WRs).

 

RUNNINGBACKS:

En estos partidos se comprobó que nuestro mejor RB era Bernard. Sobre todo, tras su lesión. Bien porque le afectase menos la debilidad de la OL, por un diseño de jugadas más favorable, o porque sencillamente atesore más talento para la posición, Gio era el principal baluarte terrestre del equipo. No sólo corriendo, también en protección al QB. Tras su lesión, el protagonismo pasó a Hill, quien ha defraudado enormemente. Nos hemos hartado de repetir que los esquemas ofensivos no favorecen sus condiciones, pero aun así, su porcentaje de yardas por carrera es lamentable. Inaceptable para alguien de su nivel, sobre todo porque cuando ha sido relevado por Burkhead, éste sí ha sido capaz de penetrar entre las líneas contrarias a base de empeño, pese a no tener las mismas condiciones atléticas. A todos nos gustaría ver más en acción a Burkhead por su doble amenaza también como receptor, una vez que su responsabilidad en equipos especiales ha sido reemplazada por Peerman, a quien activamos de IR tras la lesión de Bernard en una discutible decisión que ha relegado a nuestra flamante 1ª ronda el CB Jackson a perderse definitivamente su año rookie.

 

WIDE-RECEIVERS:

Cuando se lesionó Green en la primera jugada del partido contra Buffalo, fue el momento en que definitivamente acabó nuestra temporada. La conexión Dalton-Green era lo único que había funcionado en ataque, y tras su ausencia se demostró que la coordinación de Dalton con el resto de WRs distaba de ser óptima. LaFell ha resultado un experimento fallido, pese a su recuperación contra Eagles. Boyd es un novato prometedor, pero por ahora, más futuro que presente. La falta de Green debería aparejar más participación de receptores del fondo del depth-chart pero hasta ahora no se ha producido. La aportación de los Wright, Erickson y Core está siendo meramente testimonial, a pesar de que cuando se les ha requerido, sobre todo Core en este último partido contra PHI, hayan respondido bien.

 

TIGHT-ENDS:

La recuperación de Eifert ha coincidido prácticamente en el tiempo con la lesión de Green. Esto ha derivado en que, en vez de complementarse, las defensas se cerrasen sobre nuestro TE, reduciendo su impacto en la ofensiva. Obviamente, sigue siendo un arma fundamental, sobre todo en jugadas de red-zone, pero su aportación general no está siendo la que nos gustaría ver (recordemos, por ejemplo, el partido de BAL, donde no la olió en toda la primera parte). Necesitamos más su presencia y big-plays, como la escapada de 71 yardas contra los Giants. Quien está totalmente desaparecido es Kroft (y tampoco podría decir que su labor como bloqueador merezca ser destacada), mientras que Uzomah no es ni convocado (ahora está lesionado, pero este hecho ya ocurría antes de la lesión).

 

LÍNEA OFENSIVA:

De nuevo, el principal foco de problemas del ataque. Tras varios partidos realmente malos, sobre todo al hacer los snaps, por fin se decidieron a sentar a Bodine, aunque sólo fuese durante un drive (que acabó en TD, por cierto). El “castigo” parece haber resultado, porque contra Eagles rindió bastante mejor. ¿Por qué no se le exigido más antes de llegar a esto? Tanto si es malo, o un gandul, Alexander no puede eludir aquí su responsabilidad como entrenador. Como tampoco puede hacerlo en el fiasco que está resultando Ogbuehi, a quien hartos de alternar juego con banquillo, decidieron el último partido sentarle definitivamente y darle una oportunidad a Fisher, que todos estábamos reclamando, y que el chaval no desaprovechó. Desde luego, no lo hizo peor que Winston. Estos dos agujeros son tan grandes, que hacen irrelevante la labor de Whitworth, Zeitler o Boling (que tampoco están teniendo su mejor temporada) porque la OL colapsa igualmente (el partido contra los Giants fue vergonzoso). Seguimos sin noticias de Westerman.

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.