Otro capítulo más que añadir a nuestra incansable búsqueda de formas de perder un encuentro. El pasado domingo fueron 3 fumbles en los 3 primeros drives. Dallas tenía 16 yardas por más de 100 nosotros, pero el marcador se fue 10-0 para los tejanos, una distancia insalvable. Para hacer más bochornoso el ridículo, uno de los fumble fue un butt–fumble, una pérdida de balón por chocar contra el culo de un compañero que, para colmo, ni siquiera es la más divertida ocurrida en la NFL. Ni para eso servimos.
En todo caso, resulta sorprendente que tras 24 derrotas (sí, 24), el equipo de Taylor siga perdiendo de una nueva manera inaudita. Apenas hizo falta un minuto para que los aficionados volviésemos a sentirnos avergonzados de nuestro equipo. Un fumble de Bernard en sólo la 2ª jugada del partido. Al banquillo. El siguiente drive para Williams. Otro fumble, con la inestimable ayuda de Adeniji. (concretamente, de la parte donde la espalda pierde su casto nombre). Ambos al banco. La última vez que 2 runningbacks bengalíes habían perdido un fumble en un mismo partido databa de 1994. Cada vez nos acercamos más a nuestra década maldita.
Sobre este butt-fumble, me gustaría hacer dos reflexiones: ¿qué demonios hacía Adeniji ahí en medio, cortando el paso a nuestro corredor? Y la otra ¿qué seguridad en la posesión del balón aporta Williams si un simple culo (por grande que éste sea) es suficiente para hacerle perder el oval? Quizá podría haber una tercera reflexión: el fumble fue recuperado por un defensive–end, ¿realmente no había nadie en nuestra ofensiva más rápido que un gordo de línea defensiva para placarle y evitar el touchdown? ¿en 78 yardas de carrera? Tengo la impresión de que el equipo ha bajado los brazos y se mueve sólo por inercia.
Por si no fuera suficiente ridículo (perdón por la rima), el siguiente drive, también cuando estábamos en red-zone, culminó con un nuevo fumble, esta vez del WR Erickson. Un WR, recordemos, encargado de los retornos de punt, supuestamente por su mayor seguridad en la protección del balón sobre otros potenciales retornadores como Boyd, Bernard, Phillip o el mismo Wilson. Paradojas bengalíes.
Dalton, encantado de recibir tantos regalos navideños en su vuelta a casa como “El Almendro”, no tuvo más que aprovechar la generosidad de nuestra secundaria para lograr más anotaciones, festejadas en la grada por su esposa como si acabase de ganar la Super Bowl. No les culpo. Aunque ya no pintaba nada en Cincinnati, las formas en las que fue desposeído de su puesto dejaron bastante que desear. Como tantas cosas, Taylor pudo haberlo hecho mejor.
Sobre todo porque, recordemos, fue reemplazado por un QB al que Taylor y los suyos vieron tanto talento que incluso subieron por él en 4ª ronda, dando a cambio dos 6ªs. Ese mismo QB que, aunque oficialmente era el QB2, fue adelantado en la sucesión de Burrow por otro QB de la escuadra de prácticas. Un QB a quien ni siquiera consideraron enviar al campo cuando Allen estaba tan cojo que apenas se movía mover (no hablemos de fijar una buena plataforma sobre la que lanzar). Ignoramos qué pasará ahora cuando, con Allen también lesionado, se vean en la tesitura de tener que alinear al patético Finley. Ya puestos, fichemos a Kaepernick y que las risas sean completas. Es broma, por supuesto, pero lo que no lo es, es la evidencia de que para 2021 vamos a necesitar un QB suplente (Allen, pese a su encomiable coraje por seguir dirigiendo el ataque a una sola pierna, y su más que aceptable rating de 99, no me lo parece).
Una jornada más, la ofensiva del gurú Taylor y el prometedor Callahan quedó limitada a 7 puntos. Cierto es que ellos no tienen la culpa de los fumbles (aunque la técnica para no perder los balones también forma parte de sus responsabilidades), ni de que los árbitros anulasen un TD de Perine por un holding que a otros equipos no le hubieran pitado (es lo que tiene carecer de peso alguno en la liga), pero anotar apenas 7 miserables puntos, ante un equipo que venía encajando más de 30 de media, y cuya defensa contra la carrera era la peor de la liga, se antoja un nuevo fiasco ofensivo.
Aunque quizá, más que el penoso rendimiento anotador, hizo daño a los ojos el “despliegue” estratégico. Más allá de algunos jet-sweeps de Boyd con cierto éxito, la mayoría fueron pases muy sencillos (que Higgins se dejó caer alguno), draw–plays del año de la nana, y por supuesto, nuestra jugada estrella: el QB-sneak (tras tiempo muerto, porque había que prepararlo bien…).
En cuanto a la línea ofensiva, la inactividad de Jordan es un nuevo paso hacia su denominación oficial como fracaso. Al menos, sólo fue 4ª ronda, aunque también subimos por él dando a cambio una 5º y una 6ª (conclusión: no subamos nunca más en 4ª ronda). Gran draft el de 2019, con Williams generando dudas, Sample en cifras mediocres, Pratt invisible, y sin saber todavía qué tenemos en Wren. Pero estábamos con la línea ofensiva, y aparte del mencionado holding de Spain, y el inesperado protagonismo del culo de Adeniji, no estuvo mal del todo. Bueno, también habría que descontar los golpes que recibió Allen por los que no pudo acabar el partido, pero fuera de eso no estuvieron mal. Ah, y la cagada de Hart, que ni echándose encima del balón fue capaz de recuperar el fumble de Erickson. Pero quitando eso no concedió ningún sack hasta que salió Finley, que encajó dos. Pero aparte de eso… ¡qué demonios, no hay excusas!
En el apartado de receptores, el mejor fue Green. Creo que con esto está todo dicho. Higgins estuvo impreciso y Boyd sólo encontró espacio corriendo tras la línea de scrimmage (oficialmente, un pase al recibir el balón por delante del QB). Erickson no sólo falló en el fumble, sino que tampoco estuvo fino en los retornos. Thomas dejó caer el pase que le enviaron, pero al menos, no la lio esta vez. Los receptores más fiables fueron… los runningbacks (8 de 8 en pases lanzados a ellos).
Pero pasemos ya a la defensa. Una defensa que sin Burrow debía dar un paso adelante. Una defensa que llevaba promediando 20 puntos encajados, pero el domingo volvió a la habitual treintena. Es cierto que 7 puntos son atribuibles al turnover ofensivo. Y que los últimos 7 vinieron ya en los minutos de la basura. Pero tuve la impresión de que si Dallas hubiese necesitado meter una marcha más, tampoco hubiésemos podido detenerles.
Conseguimos 2 sacks ¡albricias! Pero de Hunt y Evans, ninguno de Lawson, nuestro pass–rusher de cabecera. Dalton, más allá de llevarse algún golpe (educadamente disculpado por Bates, de nuevo, y de largo, nuestro mejor hombre) tuvo escasos problemas para vencer nuestra cobertura. Alexander es tan coladero como Sims, y estar lesionado es pobre excusa, porque también teníamos a Phillips.
Bates, enorme, como de costumbre. Se volvió a dejar una intercepción por el camino, pero de nuevo estuvo providencial salvando un TD en equipos especiales. Objetivamente, no hay necesidad de renovarle (le queda aún un año más de contrato), pero enviaría un mensaje al grupo en el sentido de que si juegas bien, obtienes recompensa. Además, creo que una ampliación de contrato ahora precisamente permitiría encajarlo mejor, al poder distribuir la cantidad en varias temporadas.
Jornada gris para los linebackers. Ninguna acción especialmente destacada más allá del comentado sack de Evans (otro jugador del que difícilmente se puede explicar su ostracismo, siendo el 2º máximo sackeador del equipo con …¡¡¡ 2 !!!). Anarumo probó diferentes formaciones, no sabemos bien si para confundir a extraños o a propios. En cualquier caso, el resultado fue que la pareja Pratt-Bynes estuvo mucho más en el campo que los novatos Wilson-ADG. Teniendo en cuenta que lo más probable es que Bynes no esté en el equipo en 2021 (bueno, quizá Anarumo tampoco), lo inteligente sería dar más oportunidades a los jóvenes.
Otro de quien podríamos afirmar que no volverá a vestir la elástica atigrada es Atkins. Apenas 7 apariciones en todo el partido auguran escaso porvenir en Bengals, sea quien sea el cuerpo técnico en 2021, ya que su sueldo no se corresponde con su rendimiento, y debemos liberar cap para las renovaciones. En el lado contrario Hubbard, cada vez más protagonista, es otro candidato a una ampliación de contrato.
Otra de las novedades que conocimos antes de comenzar el encuentro fue la presencia de Seibert como kicker en detrimento de nuestro gordito favorito. Sólo tuvo una oportunidad de demostrar que puede reemplazar a Bullock a largo plazo, pero estuvo a punto de liarla, ya que su extra-point se estrelló en el poste derecho antes de terminar entrando. No fue un gran debut.
Como decíamos al principio, Taylor tomó la firme determinación de sentar inmediatamente como “castigo” a todo quien lo hiciera mal. Una muestra de disciplina que, en mi opinión, llega tarde y desproporcionada. Hemos visto múltiples fallos de Hart, más trascendentes de largo que el de Adeniji, pero sin embargo, se muestran inflexibles con el rookie y condescendientes con el veterano. Bernard perdió un fumble… después de más de 800 jugadas sin sufrir ninguno (era un record en ese momento). Tampoco me parece precisamente el jugador sobre quien mostrarse más riguroso. Me parece un síntoma más de lo desquiciado que está nuestro cuerpo técnico.
Nos quedan sólo 3 partidos para finiquitar una temporada realmente decepcionante. Saldremos de ella con la confirmación de las bondades de Burrow, y las deficiencias del cuerpo técnico. La continuidad de Taylor dependerá de las ganas de los Browns de rescindir su contrato (sospecho que pocas) y de si cuenta realmente con el apoyo del vestuario (las declaraciones de Burrow de que está 100% con él me parecen lógicas, puesto que es el entrenador en activo; si viene otro, también dirá que está al 100% con el nuevo).
También nos deja la evidencia de que ni Green, ni Atkins, ni Dunlap, 3 pilares básicos de nuestro equipo durante la pasada década, van a continuar como atigrados. Igualmente, la confirmación del fiasco que ha resultado Ross, y que Price apenas tiene valor como suplente. Dos primeras rondas realmente decepcionantes. Las dudas sobre la promoción del draft de 2019 se han incrementado, pero al menos tenemos la sensación de que la situación en la unidad de linebackers se empieza a encauzar. Lo malo es que ahora surgen agujeros en línea defensiva y secundaria. En la línea ofensiva, se constataron nuestros temores al inicio de la temporada: era una unidad mediocre y sin fondo de banquillo (fue necesario fichar a Spain y en el trade de Dunlap, preferir un OG como Finney sobre otra posición).
Dejando aparte el QB, creo que estamos peor que al inicio de la campaña. Seguimos necesitando reforzar la línea ofensiva (al menos un OT), pero hay que conseguir cornerbacks (Sims no debe continuar y Alexander tampoco demostró valer su contrato), línea defensiva (al menos un rusher interior), receptores (Tate puede suplir a Green como WR3, pero nos vendría bien un velocista para reemplazar a Ross) y tight-ends (aun volviendo Uzomah, la unidad es floja, floja). Todo esto sin olvidarnos de encontrar un sustituto a “Fat” Randy Bullock. Una extensa reconstrucción… que debería llevar a cabo un nuevo equipo técnico.
Redactor en Bengals.es
Redactor en Spanish Bowl
Ex-Redactor de la AFC Norte de la NFL en el Diario AS
Colaborador de «La Perrera Brown».
Integrante del foro de los Cincinnati Bengals en NFLHispano.com