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La rivalidad entre Sam Wyche y Jerry Glanville

Hoy la rivalidad entre dos entrenadores. En nuestro bando Sam Wyche, en el bando contrario Jerry Glanville. Podéis recuperar el audio en el podcast «Sin duda, el tigre es el rey del norte».

La rivalidad nació por los duelos de la entonces AFC Central que era la que estábamos antes junto con los Steelers, los Browns y el equipo de Glanville que eran los Houston Oilers.

Jerry Glanville llegó al puesto de HC de los Oilers en 1985 después de dos años siendo su coordinador defensivo. Era todo un personaje que siempre dejaba unas entradas en la taquilla a nombre de Elvis Presley que ya llevaba más de 10 años muerto. Unos años más tarde llegó a escribir un libro titulado “a Elvis no le gusta el football”. Donde se podía observar que su relación con su QB Warren Moon no era buena ya que lo nombró como “nuestro QB”, en lugar de decir su nombre. Glanville acostumbraba a vestir de negro y conducía réplicas de los coches que había conducido James Dean.

A los animalistas tampoco les gustaba Jerry Glanville (foto Craig R. Melvin Betty imatges)

Por nuestro lado Wyche llegó al banquillo de los Bengals en 1984.

Para hacernos una idea del personaje que era Glanville basta con recordar que no solo se las tuvo con Wyche. Porque en 1990 el comisionado de la época Paul Tagliabue llegó a escribirle una carta para pedirle que parase de insultar a los entrenadores rivales.

En aquella época los otros entrenadores de la división eran Chuck Noll en Pittsburgh y Marty Schottenheimer en Cleveland. Inmediatamente Glanville se convirtió en el villano de la división. En una ocasión durante el encaje de manos, Noll le dijo a Glanville que su estilo de juego era barato, por su estilo de juego sucio y Glanville se rió. Noll tras una victoria ante los Oilers fue al baño donde también tuvo que ir un periodista y le dijo al hombre que tenía al lado “Ahhh, me encanta ganarle a ese hijo de puta”.

Pero no hubo ninguna rivalidad como la que tenía con Wyche. Quién llegó a decir en una entrevista “Jerry y yo nos metimos en una situación en la que, en algún momento, se convirtió, realmente, en un odio.”

Los duelos entre Oilers y Bengals eran con muchos puntos. En el año 88, el que llegamos a la Super Bowl les ganamos 44-21 en el primer duelo divisional. Pero en el segundo los Oilers ganaron 41-6 y aunque ambos iban a playoff y no era un partido decisivo, a Wyche no le sentó nada bien esa derrota.

La rivalidad aumentó al año siguiente. El 17 de diciembre del 89 los Oilers iban hacia los playoff y nosotros no. Cincinnati vencía en el último cuarto por 45 a 0 y Wyche ordenó un onside kick y los Oilers que claro, no se lo esperaban, se vieron sorprendidos y recuperamos el balón. Wyche sentó a Esiason pero el suplente Erik Wilhelm lanzó un pase en cuarto down desde cerca del medio campo y puso el 52 a 0. Houston anotó un TD para el 52 a 7 y el partido llegó con el 58-7 a falta de un minuto. Entonces Wyche pidió un tiempo muerto y ordenó chutar un FG a escasos segundos del final para poner el 61-7. Glanville dijo “Él trató de vencernos por 100, se detuvo en 60 sólo porque se acabó el tiempo”. Según publicó en NY Post incluso con la victoria de 54 puntos, Wyche estaba enojado. El HC dijo “no nos gusta su gente. Cuando tienes la oportunidad de subir el marcador, lo haces. Desearía que hoy el partido fuera de 5 cuartos.” Y terminó las declaraciones con otra perla acerca del HC de Houston. “Jerry es un entrenador inusual. Dejadme una nota si a alguien le gusta este tipo. Simplemente no me gusta Jerry Glanville. No me gustan los farsantes, y no creo que Jerry sea un tipo muy genuino. Los golpes bajos que intentaron después de que nuestro QB estuviera en el suelo, son unos bocazas. Jerry intenta acercarse y hablar contigo antes del partido y cuando las cámaras empiezan a rodar, te rodea con el brazo y sonríe detrás de esas gafas oscuras.”

¿Qué diríamos en el podcast con este resultado? ¿Relajación y nos metieron un TD?

La rivalidad entre ellos siguió cuando Glanville estaba en Atlanta y Wyche con Tampa Bay. Era el 1992 y los Falcons bombardearon a los Buccaners con el QB suplente Wade Wilson.

En la siguiente temporada los Buccaners vencerían a los Falcons por 31 a 24. Fue su último enfrentamiento pero Wyche nunca olvidó la rivalidad y la paliza por 61 a 7 y en 2011 declaró en una entrevista. “El año anterior del 61 a 7 Jerry Glanville hizo un comentario en el periódico local diciendo que si los Oilers hubieran atrapado un pase de TD que droparon nos hubiéramos dado por vencidos. Bueno, no le dices a un equipo que se den por vencidos. Entonces, antes del partido, uno de mis jugadores se me acercó, no recuerdo quién, y dijo antes de salir al campo en el vestuario en un momento emotivo. Sam, pase lo que pase hoy, pase lo que pase, no te rindas”.

“Estábamos arriba 30 a 0 en el descanso. Todo lo que hicimos ese día salió bien y no pudieron hacer nada. Nuestros titulares anotaron en el primer drive de la segunda parte, y retiré a todos los titulares. Y acabamos de anotar otros 20 y pico puntos. La última parte del partido pateamos un FG para llegar a 61 y batir el récord de más puntos en la historia de los Bengals. Y pensé. “Oye, habíamos llegado tan lejos, ¿Por qué no establecer el récord? Realmente no intentamos aumentar la anotación fue solo uno de esos días en que todo salió bien”.

Las ruedas de prensa no tenían desperdicio y hoy en día, hubieran incendiado las redes. Por ejemplo con declaraciones de Wyche diciendo “siento que los jugadores de Houston tengan que aguantarlo.” Tras la paliza a Houston Glanville se fue directo al vestuario y Wyche fue hacia el centro del campo. Al ver salir corriendo a Glanville lo saludó “adiós Jerry”. Wyche había sido multado la semana anterior por impedir a los periodistas que entraran al vestuario tras una dura derrota ante Seattle, en el mítico partido en que cogió el micro después de que el público lanzara bolas de nieve al campo diciendo “no vive en Cleveland esto es Cincinnati”. Pero ese día después de ganar a Houston tenía tantas ganas de hablar que él mismo llevó a los miembros de los medios en lo que fue una conferencia de prensa abarrotada con 50 periodistas.

Sam Wyche era un HC con carácter (Foto Tony Tomsic/Getty Images)

Según el center de los Bengals Bruce Kozerski “Sam jugó para Jerry en el pasado y había visto a Jerry pegar billetes de 100 dólares en el tablero para acabar con los QB contrarios. Le había visto hacer cosas que no eran éticas.” Algo que evidentemente Glanville niega.

Según Solomon Wilcots “todos respetábamos a Chuck Noll. No se si teníamos el mismo sentimiento por Glanville porque jugaron sucio. Tenían un tipo en el saque inicial que trataba de mutilarte en la parte inferior de la pila, te arrancaban el casco y luego lo tiraban hacia arriba mientras todos salían corriendo del campo. Supongo que pensaron que eso significaba dureza.”

Para Glanville si hacías una penalización debía ser en primer down. Una vez ante los Colts Erick Dickerson corría por la banda y tras conseguir el primer down el safety Jeff Donaldson lo lanzó contra la pared donde están los espectadores de las tres primeras filas. El público lo abucheó y Glanville le pidió explicaciones. Donaldson le contestó “entrenador, fue primero y 10. Me dijiste que nunca tendrías una penalización en tercero y largo, así que no pensé que esto nos molestaría”.

Según el QB Warren Moon “no me gustó nada porque atrajo más atención a nuestro ataque por parte de las defensas. Hizo mucho más difícil jugar de visitante”.

Era una época en la que ningún entrenador de la AFC Central le daba la mano al otro al acabar el partido. Pero la rivalidad y enemistad entre Wyche y Glanville fue increíble. Su relación empezó con Glanville siendo coordinador los equipos especiales y asistente defensivo de los Lions y con Wyche que era el tercer QB haciendo de holder. Las lesiones de los titulares provocaron que Wyche jugase en la victoria ante los Bears por 34 a 17 y en la que Wyche intentó un solo pase que fue interceptado. Unos días después acabó cortado según parece tras una discusión en un entrenamiento en el que Glanville ya probaba a otro holder.

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