El sol brilla mucho más radiante cuando Burrow tiene un partido como el del pasado domingo en San Francisco. Una actuación prácticamente perfecta, demostrando una movilidad y precisión que nos recordó al de sus mejores tiempos. Una victoria contundente y de prestigio ante uno de los gallitos de la competición, que vuelve a ponernos en el mapa de los candidatos, aunque sigamos en el fondo de nuestra división con un balance de 4-3.
Pero la NFL no descansa. Los partidos anterior y posterior a Halloween son realmente de susto o muerte. Si hemos salido vivos del enfrentamiento ante 49ers, nos llegan ahora nada menos que los Bills, en una noche de miedo, con dos estrellas, Burrow y Allen, pugnando por ser la más brillante. Este Sunday Night Football, retransmitido a toda la nación, se jugará a la hora de las brujas: las 2:20 de la madrugada del lunes en España, las 9:20 de la noche del domingo en Argentina, y las 6:20 de la tarde dominical en México.
No hace falta recordar que éste fue el partido que nunca llegó a disputarse el año pasado. La desgraciada lesión de Hamlin al poco de comenzar forzó a suspender un encuentro que había comenzado por todo lo alto (7-3 a nuestro favor en los primeros drives de cada conjunto), y con una afición enfervorizada. Por supuesto, hubo una réplica del enfrentamiento, ya en playoffs, en partido jugado bajo la nieve de Buffalo, donde cuajamos una de nuestras mejores actuaciones para colarnos en la final de conferencia. En total, aunque el balance de los cara a cara les favorece por 17 a 16, les hemos ganado las 3 veces que nos hemos visto en postemporada (os recomiendo el resumen de la final de la AFC de 1988 que incluimos en la Guía Bengals de 2020), así como en 5 de los últimos 7 encuentros.
Hubo un tiempo en el que el flujo de jugadores entre ambas franquicias fue bastante fluido, pero en la actualidad, tan solo nuestro OG Ford ha vestido la elástica de ambas escuadras. Hablando de camisetas, llevaremos la negra, combinada con pantalones blancos con franjas naranjas y calcetas también naranjas (3-3 con esta combinación). Esta camiseta será de manga larga, porque se espera una noche fresquita en el Paycor Stadium (unos 8ºC, pero una humedad del 87%), con el cielo nublado, escasa probabilidad de precipitaciones (7%) y vientos ligeros (10 km/h) pero variables.
El partido lo dirigirá Alex Kemp, agente de seguros de 50 años de edad. Nacido en Greenville, South Carolina, está en su 10ª temporada en la NFL, la 6ª como árbitro principal. Hijo de un ex-árbitro, Stan Kemp, nos ha dirigido 5 partidos con la gorra blanca, con un balance favorable de 4-1. La última vez, en la paliza contra Carolina del año pasado (los Panthers son de Carolina del Norte, se ve que hay rivalidad entre los carolinos). Es el árbitro más pañuelero de toda la competición, con una media de más de 15 por encuentro, así que el equipo que consiga ser más disciplinado gozará de cierta ventaja (nosotros somos el equipo que menos faltas comete, con solo 31, mientras que Buffalo es el que más, con 55). Su falta favorita es la salida falsa, seguida a cierta distancia por el holding ofensivo y la interferencia defensiva.
En ataque
Estábamos esperando como agua de Mayo un partido como el del domingo. ¿Tanto influye que Burrow pudiera jugar algunos snaps bajo el center? Pues sí, y no. Está claro que desde esta formación se pueden hacer play-actions, y hay más variedad de jugadas por tierra (algo, por una vez, bien aprovechado por Mixon, pero también permitió diseñar jugadas de carrera para Burrow, incluso nuestro añorado “QB-sneak”), pero los cambios fueron más profundos.
Vimos jugadas en jet–sweep (que funcionaran mejor o peor es lo de menos, solo intentándolo ya hacemos pensar a la defensa). La jugada del TD de Chase, amagando una screen, estuvo muy bien ejecutada. Se abrió el abanico de receptores para no centrarnos únicamente en Chase. Se balanceó mucho más el pase y la carrera (32 y 27 jugadas, de largo el partido más equilibrado). Se buscó un poco más la integración de los tight-ends. En definitiva, una serie de cambios que veníamos reclamando, y que la combinación de la mejoría de Burrow y más tiempo para la preparación del partido parece que pudieron conseguir.
Pero es indudable que tener a Burrow a su mejor nivel, es claramente un factor diferencial. Nos volvió a deleitar con esas jugadas de Houdini en las que nadie es capaz de saber cómo consiguió zafarse de la presión, y sin perder la visión del campo para encontrar algún compañero a quien pasar, en vez de tirarla a la grada. Estuvo quirúrgicamente preciso (28 de 32) y los pases de touchdown a Boyd y a Iosivas tuvieron un tacto exquisito (gran mérito también por parte del novato, especialista en recepciones circenses). Pero sobre todo, aprovechando la defensa individual de 49ers, pudo encontrar huecos por los que correr para conseguir primeros downs. Esta agilidad lateral, así como la mejoría de la línea ofensiva, contribuyó a que sólo encajara 3 sacks.
La receta para el domingo es más de lo mismo. Apoyarse en una buena protección para castigar la secundaria de Buffalo. Orlando Brown está rindiendo a un gran nivel, y da la impresión de que en la derecha estamos descubriendo a un nuevo y mejor Jonah Williams. Volson estuvo muy activo, y Karras y Cappa siempre aportan tranquilidad. Si con estos 5 somos capaces de contener la presión rival, se abren más opciones para el pase a los tight–ends. Dado que las defensas contrarias suelen dejar dos safeties profundos para protegerse de las bombas, es en la zona intermedia donde estos jugadores, más las aportaciones de Boyd e Irwin, pueden hacer daño. Recordemos que vale lo mismo un touchdown conseguido en 3 jugadas como uno que nos lleve 10. Y si además, de esta manera controlamos el tempo de partido y damos descanso a la defensa, tanto mejor.
En nuestra filosofía ofensiva, es el pase el que abre el camino a la carrera. Si estiramos el campo con muchos receptores, Mixon encontrará más espacios por los que moverse. Pero siempre y cuando lo haga con la misma determinación que en San Francisco, sin dejar de mover las piernas para zafarse de los placajes. No voy a pedir que rote con otro runningback, porque esto no va a ocurrir (ante 49ers de nuevo sólo 2 carreras para Williams), pero sí debemos intentar seguir encontrando fórmulas para mantener viva la amenaza de la carrera, que nos permita ser incisivos con los play–actions.
Buffalo es un equipo que va a llevar el marcador a guarismos elevados, y debemos sostener el envite. No digo anotar en cada drive, pero casi. Hay que seguir explotando al máximo nuestro potencial (ya toca un buen partido de Higgins). El ataque se va a ver muy exigido, y no podemos dar un paso atrás en la progresión. Ni a nivel colectivo, ni al individual. Extrema concentración para evitar drops. No nos podemos permitir fumbles, ni jugarnos el balón en pases imposibles que puedan ser interceptados. Y mucho menos en red-zone, donde debemos mantener la mente fría. Tenemos un kicker que las enchufa desde 50 y tantas yardas, no hay que volverse locos.
En defensa
3 turnovers (2 intercepciones y un fumble), pero sobre todo en qué momento se produjeron, muestran que la defensa sigue a un nivel excelso. Sin duda, estos fueron los highlights, pero no hubieran sido posibles sin una fantástica actuación coral de todos sus miembros. Ya no más “Dr. Jekyll y Mr. Hyde”, el domingo pasado todas las unidades estuvieron excelentes (incluso Williams con un buen retorno, ya que el fallo de McPherson es excusable por el viento en el estadio).
Ya comenté en la previa del partido de 49ers que la clave no era parar a McCaffrey (54 yardas de carrera, 64 de pase, y un touchdown en cada modalidad), sino a todos los demás (las 149 yardas de Kittle fueron en su mayoría en los minutos de la basura). Aiyuk, pese a sus 109 yardas, sólo atrapó 5 pases. Ningún otro corredor ni receptor fue relevante. Tan solo Purdy, sacando milagros de la chistera (365 yardas de pase, algunas inverosímiles, y 57 de carrera) mantuvo con vida al ataque minero. Muchos equipos nos castigan la espalda de los linebackers para ganar así yardas “fáciles”, pero Wilson y Pratt les escarmentaron con una intercepción cada uno. Puedo tener mis dudas en cuanto a su solvencia contra la carrera, pero no recuerdo una pareja de linebackers tan eficaz en labores de cobertura.
El domingo pasado fue titular Turner por delante de Awuzie. No tengo claro si fue por la lesión del veterano, o porque ya se ha iniciado el cambio de guardia con el novato. Con Taylor-Britt cada vez más consolidado en su papel del líder (parece mentira para un jugador de solo segundo año) y Hilton cuajando una extraordinaria actuación, apareciendo por todas partes, la secundaria, al menos en el apartado de cornerbacks, es una unidad muy solvente. Para el SNF tendrá otra nueva prueba de fuego, ya que Diggs, cabreado o no, es una estrella de la liga. Si ponemos a Taylor-Britt sobre él, el físico de Davis puede imponerse a Turner. Y para completar el trío, en los últimos partidos está destacando Shakir, aprovechando la atención que despiertan los dos anteriores. Va a ser un partido donde vamos a sufrir atrás. No podemos pretender anularlos, pero hay que conseguir contenerlos.
Si tradicionalmente nos cuesta defender a los tight–ends, Bills no tiene uno, sino dos muy buenos. Knox siempre nos hace daño, y el novato Kincaid es su tercer máximo receptor. Nuestro mejor marcador es Hill (a mí no me gustó Scott), pero hacerle subir al box para que esté pendiente de ellos supone perderle como válvula de seguridad ante el pase profundo (y Allen tiene un buen brazo). Creo que esta labor de marcaje debería recaer sobre los linebackers, pero cuidando en mantener constante la concentración, pendiente de su par incluso si se rompe la jugada. Por su parte, Scott podría quedar como vigilante de las carreras de Allen, que hay mucho peligro ahí también.
Por esta razón, creo que nuestros rushers deben ser comedidos en su presión, ya que si Allen se escapa de ellos puede conseguir yardas con facilidad. Hay que aprovechar la atención que despierta Reader con dobles bloqueos para que penetre Hill y esto haga a su QB caer en los brazos de nuestros edges, en vez de tener que ser ellos quienes vayan a buscarle. Si hay que incomodarle, podemos mandarle blitz con Hilton.
Para este partido preveo una vuelta al clásico 4-2-5 defensivo, con tendencia a incorporar un sexto defensive-back (quizá Battle) con velocidad para evitar que avancen a base de big–plays. Debemos mantener la conciencia de ser una defensa “que se doble pero no se quiebre”. No me importa que nos hagan yardas (va a ser inevitable), si nos mantenemos firmes en la red-zone (donde ellos tienen el 2º mejor porcentaje de TDs de la competición).
En el apartado de lesiones, parece que no vamos a contar con el SF Anderson (tampoco estaba interviniendo demasiado) ni el DT Tupou (esto me preocupa más, porque Carter está decepcionando). Davis-Gaither va a ser duda hasta el último minuto (y necesitamos rotación de los LBs), mientras que confiamos en que Hendrickson pueda ser de la partida (aunque no vendría mal rotarle con Murphy, porque es un baluarte que no podemos perder por desgaste).
El rival
Si ante 49ers nos congratulábamos de su menor descanso por haber jugado el partido anterior el lunes, contra Bills nos encontramos todo lo contrario, ya que al haber jugado su último partido el jueves, llegan con 10 días de descanso y preparación.
Van segundos en su división, tras los Dolphins, con un balance de 5-3 y una trayectoria bastante irregular. Ganaron con solvencia a Miami, pero cayeron ante Jets y Patriots. El resto de victorias han sido contra Commanders, Raiders, Giants y Buccaneers. En la NFL ganar siempre es difícil, pero no hablamos precisamente de equipos contendientes y sufrieron para imponerse a los dos últimos. Esta resistencia es intrínseca al equipo de Buffalo, porque su derrota en Londres ante Jaguars también la vendieron cara. Es evidente que no están en su mejor forma, pero esto no significa ni mucho menos que sea un conjunto que se vaya a rendir.
Además, cuentan a su favor con el factor de la motivación tras haberles derrotado en su feudo en la final de división del curso pasado. Aquel día pusieron la nieve como excusa (como si nunca nevara en Buffalo…), y este año les estamos recordando que el próximo domingo tendrán la ocasión de vencernos sin el blanco elemento de por medio. Lo que es indudable es que la victoria de cualquiera de los dos conjuntos daría un golpe sobre la mesa, poniéndose por delante de uno de sus principales rivales por competir en la conferencia.
Poco podemos decir de su ofensiva que no conozcáis. Josh Allen, a pesar de no atravesar su mejor momento con molestias en el hombro, es capaz de poner muchos puntos en el marcador. Su plantel de receptores es talentoso y variado (4º equipo de la liga en juego aéreo). Por tierra quizá dan menos miedo, pero la versatilidad de Cook como corredor y receptor les abre muchas opciones, y acaban de fichar al RB Fournette quien, por su juego físico, es sin duda un excelente complemento.
En defensa han perdido importantes baluartes como el LB Milano y los CBs White y Elam. Pero han fichado al veterano DT Linval Joseph, lo que sin duda hará poca gracia a Mixon. Aunque el pass-rush sigue siendo la asignatura pendiente de Buffalo, su adquisición, más el DT Oliver, y los edges Rousseau, Epenesa y Von Miller otorgan a esa unidad un importante peligro. Forman como nosotros en una disposición 4-2-5, siendo ahora Bernard su LB más destacado. La secundaria puede ser su unidad más débil, pero sólo en la parte de los cornerback por las lesiones. Aunque hayan traído en trade desde Green Bay a Rasul Douglas, ahí podemos hacerles daño obligándolos a tirar de banquillo alineando muchos receptores. En la de los safeties, los veteranos Poyer (muy eficaz contra la carrera) y Hyde (2 intercepciones) forman una pareja muy sólida, complementa por Rapp, fichado de Rams.
El mundo de los entrenadores es tan voluble que su head-coach McDermott ha pasado de ser de los mejor valorados a los más discutidos. Es, en todo caso, un entrenador valiente, a quien no le va a temblar el pulso para jugarse cuartos downs. Pero en quien hay que fijarse es en su entrenador de QBs, Joe Brady, que fue coordinador de pase de Burrow y Chase en los LSU campeones de 2019. Por la Jungla ha sonado mucho su nombre como futuro reemplazo para nuestro Coordinador Ofensivo Brian Callahan.
Las buenas relaciones entre ambas aficiones se esfumarán en cuanto vuele el kickoff, pero esperemos recuperarlas al final. Somos dos equipos demasiado parecidos. Ellos se han quedado a las puertas de conseguir un anillo en 4 ocasiones, mientras que nosotros en 3. Sin embargo, ellos sí están haciendo todo lo posible por armar el mejor equipo posible, fichando y haciendo traspasos. No nos vendría mal un poco de su ambición.
La clave
Volvemos a estar en la contienda, pero no podemos olvidar los déficits que todavía arrastra este equipo. Si resulta que sólo jugamos bien cuando una estrella de la NFL como Burrow está al 100% de salud, esto no dice mucho sobre la capacidad de nuestros entrenadores ofensivos. Si nuestros rushers rompen una y otra vez las líneas, pero al final el QB se escapa y sólo logramos materializar un par de sacks, igual hay que mejorar esta faceta. Si tenemos un agujero sideral en la posición de tight-end, y dejamos pasar la oportunidad de hacer un traspaso, difícilmente vamos a mejorar, y las ventanas de oportunidad no van a ser eternas.
Es natural ser optimista tras una buena racha, pero no podemos perder de vista que todavía queda mucho camino por recorrer. Creo que hemos pasado la peor parte (adaptación a la nueva pareja de safeties, cambio de los OT titulares, lesión de Burrow, …) y ya estamos en condiciones de competir de tú a tú con cualquiera. Esperemos no haber llegado tarde. Tras este partido recibiremos a los Texans, y después vienen 3 huesos como Ravens, Steelers y Jaguars donde nos jugaremos realmente nuestras opciones. Necesitamos empezar a ganar partidos en nuestra conferencia porque de momento salimos perjudicados en todos los desempates.
Pero vayamos partido a partido. Sobre éste, veo la ecuación en el campo muy igualada, así que para decantarme debo fijarme en factores externos. Para este partido, se va a pedir a los aficionados que, según el sector del campo donde se sitúen, utilicen un color naranja o negro, de forma que el Paycor Stadium, nuestra jungla, simule las rayas del pelaje de un tigre de bengala. Además, durante el descanso, se homenajeará a Ken Riley por su merecida (aunque muy tardía) inclusión en el Hall of Fame. Esto debe convertir el estadio en un hervidero que se coma a los Bills y del que no podemos salir derrotados.
Igualmente, debemos aprovechar una de nuestras virtudes como es la disciplina. Ante 49ers sólo nos sacaron un pañuelo y fue casi al final. No regalar yardas al rival por penalizaciones es vital en estos encuentros tan parejos. Del mismo modo, tener acierto en las patadas, tanto las que vayan a palos como las que tengamos que hacer para alejarles en punt, sería otra de las claves.
El buen partido en San Francisco confirma que estamos de vuelta. Tanto de juego como, sobre todo, de ánimo tras el arranque liguero tan irregular. Con todos nuestros efectivos al 100% no temo a nadie, por muy candidato a la Super Bowl que sea el rival. Preveo un partido muy entretenido y emocionante (las apuestan nos dan un ligero favoritismo por 1,5 puntos), con alta anotación y jugadas espectaculares de ambas escuadras tanto en ataque como en defensa. Lo único que siento es que va a ser a una hora en la que no podré ver en directo una nueva victoria. Porque sí amigos, ¡vamos a ganar!
Redactor en Bengals.es
Redactor en Spanish Bowl
Ex-Redactor de la AFC Norte de la NFL en el Diario AS
Colaborador de «La Perrera Brown».
Integrante del foro de los Cincinnati Bengals en NFLHispano.com