No voy a llorar por una victoria. Aunque ganas me dan. En Cleveland pasamos el trámite de derrotar a un equipo claramente inferior, al que además se le pusieron muchas cosas en contra, pero seguimos sin dar la imagen de solidez que se espera de un equipo supuestamente aspirante. Taylor decía, antes de repartir los balones de la victoria, que los partidos en la AFC Norte son así: toscos, duros, competidos… Y aunque no le falte algo de razón, la diferencia actual entre ambas escuadras es tal, que el encuentro ante Browns debió haber quedado decidido mucho antes, sin tener que recurrir a la lotería del onside-kick.
El caso es que, sea como sea, salimos de allí con una victoria, algo que no lográbamos desde 2017 y, mejor que peor, seguimos vivos. El balance de 3-4 nos pone terceros en una división donde Steelers y Ravens no pierden comba, pero en la conferencia ascendemos posiciones y ya estamos 9ºs, a un partido del wildcard. Mientras no llegue el juego, al menos, debemos aferrarnos a los resultados. Por su parte, nuestros rivales para el próximo domingo, los Philadelphia Eagles, con su 4-2 van segundos en la NFC Este y empatan con Bears por la última plaza de wildcard en su conferencia.
Importante: Como en España cambiamos la hora y en USA no, el encuentro comenzará a las 6 de la tarde. Como ignoro si los husos horarios se modifican también en México y Argentina, recomiendo a nuestros amigos transoceánicos estar atentos una hora antes de lo habitual por si acaso.
Por supuesto, nunca hay que perderse ningún partido, pero menos el de esta jornada porque es el “White Tiger”. Ya sabéis, el partido donde vamos todo de blanco: casco, camiseta, pantalón y medias; donde también se pide a la afición que acuda vistiendo este color para decorar la jungla del Paycor Stadium de blanco inmaculado. Nunca hemos perdido en las 4 veces que hemos usado esta combinación. También estarán pintadas de blanco las end-zones y el logo central del campo. El tiempo parece querer unirse a la fiesta, ya que se prevé una tarde soleada, con poquitas nubes, una temperatura de 17º con una humedad del 50%, y poco viento (rachas 20 km/h máximo). Se encargará de animar la contienda como “ruler of the jungle” Gary Gordon, más conocido por su nombre artístico Angelo Dawkins, famoso luchador de WWE nacido en Cincinnati.
De los nuestros, sólo el LB Bachie estuvo en Philadelphia, (4 partidos al final de 2020), aunque también el entrenador de TEs, Casey, jugó para los de la ciudad del amor fraterno entre 2013 y 2014. Pero mirando la plantilla de Eagles, uno se encuentra con nombres familiares. Quizá el que menos sería el OT Fred Johnson, recambio de emergencia en los tiempos de infame línea ofensiva. Sin embargo, es inevitable que se nos empañen los ojos al recordar al kicker Jake Elliott, ProBowler y AllPro, y la desafortunada gestión que se hizo de este pick de 5ª ronda de 2017, cortado en el training-camp de ese año para que dejara su sitio a “no-sé-en-qué-pierna-me-ha-dado-el-calambre Bullock”. Y por supuesto, el partido servirá para la vuelta a casa de C.J. Uzomah, el carismático y motivador tight-end, ídolo de la afición y tigretón entre 2015 y 2021.
NOTA: En su lista de lesionados está nuestro pick#9 del draft 2017, el WR John Ross, quien estuvo 4 años con nosotros, con un paso tan fugaz como su record de las 40 yardas en la combine. Me parece injusto meterle en el mismo grupo de los anteriores, porque nadie le echa de menos.
Será la primera vez que Burrow y Hurts se vean las caras en la NFL. En la competición colegial, su último enfrentamiento fue la semifinal del torneo universitario de 2019, donde los Tigers de LSU destrozaron a los Sooners de Oklahoma por 63-28, con 7 touchdowns de Burrow. Aunque probablemente, el duelo más emotivo sea el de los gemelos Brown: nuestro RB Chase, y su SF Sydney.
En general, el balance de enfrentamientos entre ambas franquicias nos es favorable por 9-3-2 (es curioso que, con tan pocos enfrentamientos, hayamos empatado dos veces). Los últimos cinco se han saldado con tres victorias y dos empates, por lo que no conocemos la derrota contra ellos en lo que va de siglo, y nunca nos han ganado en Cincinnati.
El árbitro designado para dirimir la contienda será el representante de ventas de automóviles John Hussey. Nacido en Huntington Beach, California, hace 60 años, este hijo de banquero de San Pedro, licenciado en la escuela María Estrella de los Mares, es el fundador y CEO de la asociación protectora de animales CUDDLY. Habrá que ver si siente más simpatía hacia los tigres o hacia las águilas. En la NFL desde 2002, y árbitro principal desde 2015, nos ha dirigido en 9 ocasiones, con un balance favorable de 5-4, pero a los Eagles les ha pitado en 8 partidos, saliendo victoriosos en 7 de ellos. Como curiosidad, fue también el árbitro de la noche del “White Tiger” que ganamos a los Rams el año pasado. Nunca ha sido de los más pañueleros, y este año conserva su media de poco más de 11 penalizaciones por encuentro (con cierta tendencia a pitar más contra los equipos de casa que a los foráneos). Como todos, las infracciones más señaladas son las salidas falsas y los holdings ofensivos, pero es el árbitro que ha pitado más faltas por violencia innecesaria de toda la liga, así que cuidado con hacer el tonto.

En ataque
Ofensivamente, el juego del equipo fue muy similar al desarrollado en New York. Ante una defensa muy presionante, con marcas muy pegajosas, Taylor planteó una filosofía conservadora, asentada en una temprana anotación. Sólo tras el descanso, cuando los Browns se acercaron en el marcador, fuimos más incisivos, buscando a Higgins y Chase con algo más de mordiente.
En Cleveland, equilibramos al 50% el juego de pase y de carrera (25 jugadas para cada uno), pero con resultado muy dispar. Apenas logramos una media de 2,4 yardas por carrera, siendo especialmente sangrantes las ridículas 7 yardas de Moss en 6 carreras. De nuevo, Brown fue el corredor más inspirado, ya consolidado como principal (el 60% de las carreras fueron suyas), y teniendo nuevamente como enemigo nº1 a Volson, cuya penalización anuló un impresionante eslalon de 28 yardas que nos metía en la red-zone.
No seré yo quien critique jugar más por tierra, pero habría que hacerlo algo mejor. Pese a la labor de los tight-ends Sample y All como 6º y 7º jugadores de línea, no conseguimos generar espacios a los corredores. Las yardas de Brown se deben más al coraje que a la ejecución de la jugada. Como el día de Ravens, estando en field-goal range, volvemos a desperdiciar 3 downs en inútiles carreras centrales, con idéntico resultado: fallo en el lanzamiento. No digo yo que en esas situaciones haya que arriesgar, pero estoy convencido de que se puede correr con seguridad con otro diseño de jugadas.
Lo mismo para el cuarto down que prácticamente regalamos a Cleveland. Una jugada de pase con Burrow clavado en el pocket, justo donde nos quería su defensa. Todo esto da que pensar en una pobre preparación del encuentro. De los 13 drives ofensivos (no incluyo el arrodillamiento final), 4 fueron 3 y fuera. Únicamente convertimos 2 terceros downs en 13 intentos (un vergonzoso 15,4%). Sólo llegamos una vez a red-zone (yarda 18). La defensa de Browns es dura (aunque este año no tanto), pero nuestro ataque debería ser lo suficiente versátil como para solventar estas complicaciones.
De nuevo, vimos a Burrow quizá algo ansioso por buscar la gran jugada en vez de conformarse con el primer down. El hecho de alinear doble tight-end en la mayoría de las jugadas proporcionó una aceptable protección de la línea (solo encajamos 3 sacks), pero se redujo la participación de los receptores no llamados Chase ni Higgins. A Iosivas solo le envió un pase (complicado, como siempre), con el que no pudo quedarse, mientras que Burton nuevamente asistió de espectador. Ni siquiera el hecho de contar con más tight-ends en el campo hizo que se involucraran en tareas de recepción. Un pase muy largo a Hudson, un drop de All (casi mejor, porque de haberlo atrapado le hubieran parado para pérdida de yardas), otro incompleto a Sample, y la única recepción para Gesicki, con unas miserables 2 yardas (al menos, éste se quedó con el balón en el onside-kick). Fuera de Chase y Higgins, se busca más a Brown y Moss como receptores (y no lo están haciendo mal, por cierto).
Todo lo anterior convierte a nuestro ataque en demasiado previsible. Demasiado dependiente del talento de Higgins (cuya temporada está siendo descomunal) y Chase (cuyo rendimiento mejora enormemente con Higgins a su lado). Todas sus recepciones fueron con el receptor encima, y solamente su calidad permitió saldarlas con éxito. Con ellos, y Burrow suministrándoles balones (aunque en la primera mitad apenas tuvo un 53% de pases completados), seguimos dando miedo, pero dando también la impresión de ser un coche deportivo atascado en las primeras marchas. Sin la envidiable fluidez de otros conjuntos.
Es posible que Pitcher y Taylor estén guardando sus cartas para envites más exigentes, como sin duda lo será el del próximo domingo. Llevamos dos partidos jugando con fuego, confiados en una ventaja mínima que se puede evaporar en cualquier momento. Debemos buscar más las costuras defensivas, abriendo el campo a lo ancho, como hicimos en la segunda mitad de Cleveland. Hemos pasado de ser uno de los equipos que más juega en formaciones 11 (3 WRs) a ser de los que más formaciones 12 (doble TE) utilizan. Esta evolución (algo que estábamos pidiendo) está siendo clave en el buen rendimiento ofensivo, pero todavía tenemos que dar un paso más, involucrando a los tight-ends como receptores. Estoy convencido que apenas estamos empezando a rascar el potencial de All. Su labor como fullback saliendo en motion para aprovechar mejor su potencia es sólo una de sus múltiples virtudes.
Sin embargo, todo esto deberá apoyarse en una línea ofensiva que ha vuelto a perder un Brown. Si anteriormente fue Trent, el domingo pasado fue Orlando. En su lugar salió Ford, con una muy discreta actuación (sobre todo teniendo en frente a Garrett). Yo no me apresuraría a poner a jugar a Orlando Brown (ya conocemos lo engañosas que pueden ser las lesiones de pantorrilla por lo que pasó con Burrow el año pasado). Como tampoco cuento con mucha imaginación por parte de Pollack en cuanto a diseñar nuevas formaciones (inclusión de Lee desplazando al exterior a algún OG, cambiar de lado a Mims, etc.), lo normal será que Ford cubra el lado ciego de Burrow (¡que Dios nos coja confesados!), esperando que, con una semana de entrenamiento ahí, pueda mejorar su rendimiento, y contando, sobre todo, con el auxilio de los tight-ends.
Llevamos dos partidos empezando fuerte, pero luego nos desinflamos y nos toca, como los malos estudiantes, tener que resolver al final. Contra Eagles no va a valer lo de jugar mal, pero un poco mejor que el contrario. Es un equipo que nos va a exigir, y tenemos que estar a la altura desde el primer momento. De esta forma, los posibles accidentes finales (como, por ejemplo, el field-goal que falló McPherson) serán menos dolorosos.

En defensa
De la mano de la recuperación de nuestros defensive-tackles ha venido el resurgimiento de la defensa. Contra Browns, su carrera apenas logró 77 yardas (y eso que 44 fueron en una escapada de Thompson–Robinson), y Chubb sólo 22 (volviendo de lesión, no lo olvidemos). En la presión, logramos 4 sacks (dos de Hendrickson, cuya campaña está en números de poder llegar a ser la mejor de su carrera), presionando básicamente con los 4 jugadores de la línea (no me pareció ver mucho blitz). La mayor presencia de Rankins se está haciendo notar.
También Hubbard parece más repuesto de sus molestias (sack, intercepción, y fumble, que por desgracia no se pudo recuperar), e incluso apareció tímidamente Murphy (en funciones de cobertura, vivir para ver). Implicar a toda la rotación me parece fundamental. Contra Eagles va a ser necesario.
Nos enfrentaremos a un quarterback muy móvil. Hurst lleva más de 200 yardas y, salvando las distancias, genera un peligro similar al que conocemos de Lamar Jackson. No tiene problema en tratar de arreglar con sus piernas los problemas que considera que con su brazo no puede solucionar. Por tanto, puede ser arriesgado ir con todo a por él, o lanzarle blitz, porque si los elude tendría campo libre. Igualmente, cuenta con el apoyo de un runningback como Barkley que es muy rápido y ágil, por lo que una línea demasiado estática es un caramelo para sortearla. Es una ecuación difícil de resolver, buscando un equilibrio entre apretar y contener. Yo sería prudente, intentando presionar sólo con los 4 de arriba.
Del mismo modo, siendo Eagles el 2º equipo con mejor porcentaje de yardas de carrera por encuentro (166,7 de media), deberíamos reforzar esta faceta defensiva. No sé si añadiendo un tercer linebacker (la velocidad no es la principal virtud de Wilson ni de Pratt) o que el habitual 5º defensive–back fuese un safety. En este sentido, hay que tener en cuenta que Stone no está entrenando tras el golpe en la pierna que sufrió en Cleveland, y quizá haya que sustituirle (el domingo se alternaron Anthony e Ivey), así que vamos justos en esta posición. Igual debemos volver a recurrir a Hilton como safety de emergencia y, por supuesto, que Battle incremente su presencia.
Forman habitualmente con 3 receptores abiertos, para despejarle el box a Barkley. Dos de ellos son peligrosos. A.J. Brown y DeVonta Smith se las verán con Taylor-Britt y Turner, y no sé qué emparejamiento me da más miedo. Son rápidos y físicos. Mal día para no disponer de un “apagafuegos” fiable en la posición de free-safety. Si no podemos fiarnos de evitar el pase en la recepción, debemos evitar que Hurts lance con comodidad. Su juego de pase es el 22º de la liga, con menos de 200 yardas aéreas de media. Quizá porque no lo necesitan, así que debemos sacarles de su zona de confort obligándoles a pasar más de lo que acostumbran, a ver si conseguimos sacks o intercepciones, pero teniendo en cuenta que la secundaria debe rendir al más alto nivel.
En Cleveland, empezamos a ver a Stone algo más cómodo en su posición. Incluso logró la segunda intercepción del partido (su primera desde que es jugador bengalí). Una pena el choque con su compañero Bell, en los minutos finales, que cuestiona su presencia este domingo. Es cierto que encajamos un touchdown al final, pero estábamos en prevent, tratando de que los Browns se quedaran sin tiempo y, como mal menor, se tuvieran que jugar un onside-kick. La mejoría del pass-rush se traduce atrás con coberturas más pegajosas (entre Jeudy y Moore no llegaron a las 60 yardas), pero un inesperado Tillman nos hizo 81 yardas. Esto debería hacer que nuestro nickel-CB (Hilton, si no juega más retrasado), tenga que estar atento a las evoluciones de su WR-slot Dobson.
Termino de hablar de nosotros con una breve, pero necesaria, referencia a los equipos especiales. El retorno de kickoff de 100 yardas para touchdown de Jones, no solo fue una brillantísima jugada personal, sino colectiva, abriéndole huecos para permitirle su fantástica carrera (en especial, Sample). Sin duda, fue clave en el partido, por la tranquilidad que dio al resto de unidades. Ese último esfuerzo, estirándose cuando parecía que no llegaba, es una muestra del coraje de un jugador limitado a estas tareas, y que cuando los retornos no salen como nos gustaría, es objeto de críticas. Desde los tiempos de Brandon Wilson, en 2019 y 2020, no anotábamos en un retorno de kickoff. Fue, además, el primero que se consigue con las nuevas normas del kickoff, la segunda jugada más larga de la historia de la franquicia, y solo el segundo tras la patada inicial.
McPherson volvió a fallar un field-goal desde una distancia accesible a sus cualidades. No me pareció que volviera a ser un fallo del holder, sino más bien precipitación por la presencia de defensores de Cleveland que habían superado la protección. Su conversión nos hubiera dado mucha más tranquilidad para los minutos finales. Hablando del holder (Rehkow), volvió a dar una masterclass de punts. Afortunadamente, nuestros equipos especiales están siendo una de nuestras fortalezas. Debemos seguir por este camino.
El rival
Nuestros rivales del domingo encadenan dos victorias consecutivas, justamente contra los mismos contrincantes de nuestras dos últimas semanas, Browns y Giants, lo que parece haberles devuelto la confianza un tanto perdida al inicio de la campaña cuando se les consideraba candidatos a la Super Bowl. No es una franquicia fácil. La presión de prensa y afición, y un vestuario convulso, hacen que siempre parezcan un polvorín a punto de estallar.
Va a ser un encuentro muy parejo, entre equipos muy similares en cuanto a talento, pero con diferencias en el juego. Su ataque suele alinear, como el nuestro, formaciones 11 para abrir las defensas, pero con continuos motions de sus receptores. Mucha atención al peligro que llevan las RPO entre Hurts y Barkley. Debemos estar muy pendientes para que no nos sorprendan. Suelen involucrar bastante al tight-end Goedert, pero lleva varias jornadas lesionado. No nos confiemos con su suplente, Calcaterra que, aunque menos dotado, también nos puede hacer daño.
A pesar de haber perdido a su LT titular Mailata, sustituido por nuestro ex Fred Johnson, no pareció notarse mucho ante los Giants, ya que corrieron para 269 yardas, con 3 touchdowns por tierra (encajaron 5 sacks, eso sí). En la derecha está otro Johnson, el veterano Lane, que se perdió un partido por lesión, pero ya está jugando. La línea ofensiva juega esquemas zonales pero, aunque hayan perdido fuelle tras la retirada de Kelce, siguen ejecutando casi a la perfección los tush-push. Mucho cuidado con dejarles cerca de nuestra goal-line.
Derrick Henry y sus tremendas setecientas y pico yardas se lleva los titulares, pero cuidado con Barkley, que lleva unas nada despreciables 658 (3º de la competición), y sus 6,1 por carrera son el mejor porcentaje entre los runningbacks titulares de la liga. Se compenetra a la perfección con Gainwell, quien gana bien (valga la redundancia) las yardas difíciles. Ambos son también grandes receptores, por lo que hay que estar pendientes cuando salgan fuera del backfield. Importante cerrar bien los flancos exteriores. Por cierto, tanto el head-coach Sirianni, como su joven coordinador ofensivo Moore, no tienen miedo en jugarse cuartos downs.
Su defensa es la 9º mejor de la liga, y le hizo ¡8 sacks! a Daniel Jones. Compensada entre pase y carrera, se hacen fuertes en la red-zone, donde son el 2º mejor equipo a la hora de evitar touchdowns. La experiencia de Vic Fangio (38 años entrenando, 25 como coordinador) hace que, aunque haya aterrizado este mismo año, la defensa ya se haya adaptado a su idea.
La línea defensiva emplea muchas formaciones Wide-9, con los rushers muy abiertos. Esto deja espacios por el medio, pero hay que saber aprovecharlos. Es el 4º equipo de la liga con mejor promedio de sacks (3,2 por encuentro). La alineación más habitual es 4-2-5, con los dos safeties profundos y los cornerbacks alterando cushion y press para camuflar sus intenciones. La secundaria, con jugadores como Slay y Mitchell en los cornerbacks, y Gardner–Johnson y Brankenship en los safeties, es una buena combinación de talento, juventud y veteranía.
Como he dicho antes, el kicker es Elliott, que ya sabe lo que es patear en Cincinnati. Este año es el que menos field-goals ha convertido de la liga, pero por una razón: es también el que menos ha chutado (ha anotado 6 de 8), porque es un equipo muy resolutivo en la red-zone, que además, suele jugarse cuartos downs en vez de chutar. El punter, Mann, es el cuarto mejor de la liga en porcentaje de yardas totales, con unas fantásticas 51,6 de media. En los retornos están en una discreta zona media de la liga.
El linebacker Zach Baun, líder del equipo en placajes, se perdió la cita en Nueva York por un problema en el hombro del que aún no está recuperado al 100%. Ya perdieron al inicio del campeonato al defensive-back James Bradberry. El OT reconvertido a RG Becton está en el protocolo de conmociones, lo que sería otra baja importante para su línea ofensiva.
Es un equipo con un pasado reciente muy brillante, por lo que la exigencia siempre es máxima. Será un partido difícil, en especial para nuestro compañero Carles, coprotagonista del podcast Tiempo de Taunting, cuya hija le ha salido de los Eagles.

La clave
La igualdad que sin duda va a rodear este enfrentamiento hace que sea fundamental ser muy efectivos en la zona roja. Ellos se van a jugar cuartos downs si lo necesitan, así que nosotros no deberíamos ser menos. Ya toca ser valiente al staff de Taylor, acusado de excesivo conservadurismo. Nuestra ofensiva es la 8ª en conversión de touchdowns cuando llega ahí. Pero hay que llegar, que ante Browns sólo lo hicimos una vez.
Sin duda, va a ser un partido competido. Pero esperemos que no tanto como cuando nos visitaron en 1994, cuando en los últimos 3 segundos de partido, pasamos de perder 27-30 a ganar 33-30. Anotamos un field-goal a falta de 3 segundos, recuperamos el kick, y chutamos otro para ganar desde 54 yardas, record entonces para nuestro kicker Pelfrey (entonces no era tan normal chutar desde tan lejos).
Como decía, será fundamental comenzar bien, tanto por la propia tranquilidad, como para sacar a los visitantes de su plan de juego y, sobre todo, meter más aún en el partido a una afición de debe estar enfervorecida por el «White Tiger». Debemos hacer de este partido una fiesta. Sería un gran día para que defensa, ataque y equipos especiales fuesen de una vez de la mano.
En este partido, somos favoritos para ganarlo por 2 puntos. Creo que más de uno no va a soportar un nuevo final cardiaco, así que, por nuestra salud, voy a pronosticar un resultado más holgado de 34-21. Es más un deseo que un pensamiento racional, porque creo que he dicho más de una vez en el artículo, somos dos equipos muy parejos, y la balanza se puede decantar hacia cualquier lado. ¡Who Dey, hermanos! Y recordad el cambio de hora.


Redactor en Bengals.es
Redactor en Spanish Bowl
Ex-Redactor de la AFC Norte de la NFL en el Diario AS
Colaborador de «La Perrera Brown».
Integrante del foro de los Cincinnati Bengals en NFLHispano.com