Sin tiempo prácticamente para lamernos las heridas sufridas en Cleveland, debemos recuperarnos con celeridad para hacer frente, en este duelo felino, a los Carolina Panthers. Un partido donde llegamos ya con urgencias, en el que una derrota, justo antes del bye, nos dejaría en una posición mucho más comprometida de la que tenemos. Recordemos que como en USA se cambia la hora, volvemos al horario tradicional de las 7 de la tarde en España, 3 de la tarde en Argentina, y 12 del mediodía en México.
Tan gris como nuestro futuro se tornará el cielo de Cincinnati, ya que se prevé un día parcialmente nublado, con cierta probabilidad de lluvia, y rachas de viento que podrían llegar a los 16 Km/h. La humedad, como siempre, alta, por encima del 70%. Toca ponerse serios, así que llevaremos nuestra tradicional camiseta negra, combinada con pantalón también negro y medias naranja. Así vestimos en la derrota en Dallas, toca quitarse el gafe. Ellos irán de blanco.
Las series entre ambos equipos las lideran los Panthers por 3-2-1, y tienen el “honor” de ser el equipo que más puntos nos ha metido en un partido con los 52 que nos endosaron en 2002. De los que jugaron en el último enfrentamiento, saldado con derrota, sólo quedan en plantilla Boyd, Hubbard, Bates y Huber. En sus filas está como LG suplente nuestro fiasco de 4ª ronda de 2019 Michael Jordan, y de nuestra plantilla tienen pasado Panther el CB Apple y el LB Johnston.
Dirigirá el encuentro el colegiado Alex Kemp, hijo del también árbitro, ya fallecido, Stan Kemp. En su 5ª temporada como árbitro principal, este agente de seguros de Greenville, Michigan, nos dirigirá por 4ª vez, con un balance favorable de 3 victorias por solo 1 derrota. Muy pañuelero en sus inicios, ahora está más comedido. Como ejemplo, en el último partido que nos pitó, en 2020 contra Jaguars, señalaron nada menos que 10 penalizaciones… ¡en sólo el primer cuarto!
En ataque
Cientos de mensajes se han cruzado estos últimos días sobre la deficiente actuación ofensiva en Cleveland. Podríamos justificarlo con la típica mala noche ante los Browns, o jugar de visitantes en prime time, … pero la realidad es que fue la evidencia palpable de lo que llevábamos semanas criticando. La eficacia ofensiva descansa más sobre el talento de los jugadores que en la táctica utilizada y, cuando nos falta alguno, o el rival es capaz de neutralizar otros, nos vemos maniatados, sin capacidad de reacción. Cual conejo deslumbrado por los faros en mitad de la carretera esperando el irremediable atropello.
Con la ausencia de Chase hemos perdido:
- Uno de los mejores receptores de la competición, que no es poca cosa.
- El receptor de mayor confianza de Burrow, tanto deportiva como anímicamente, que es algo irremplazable.
- El factor clave en la estrategia de 3 receptores que obligaba a la defensa rival a estar muy vigilante de él, descuidando por tanto a Higgins y a Boyd. Sin Chase, las defensas se pueden centrar más en los otros dos, ya que al siguiente wide-receiver del depth chart, Thomas, le pueden dejar solo que ni así las atrapa.
- Sin su capacidad para estirar el campo, hay menos huecos para el juego de carrera.
- Sin la principal opción de pase, Burrow necesita más tiempo para localizar otro posible receptor y le llega la presión.
De nada sirve lamentarse, hay que encontrar soluciones. Y estas deben llegar por parte de los jugadores, que tendrán que meter una marcha más de intensidad en sus actuaciones; pero, sobre todo, de parte de los entrenadores, reorganizando un sistema ofensivo que no se sostiene sin Chase (y que a duras penas se sostenía ya con él).
- Ya es demasiado tarde para cambiar nuestra filosofía de 3 receptores. Lo que debemos conseguir es que este nuevo tercer receptor sea el mejor disponible. Hasta 10 jugadores atraparon algún pase el pasado lunes. Todos los disponibles excepto Thomas, precisamente el que, como titular, estuvo más tiempo en el campo. No fue el único mal partido suyo este año, por lo que es razonable cuestionar su continuidad más allá de su amistad con Taylor, o su participación en unos equipos especiales, que tampoco están resultando nada del otro mundo.
Tras su drop, fue Irwin quien entró en su lugar, y al menos atrapó un par de pases. En los minutos de la basura, también hay añadir. No me parece que melenudo actor infantil vaya a ser la solución. Taylor apenas tuvo una intervención en ataque, en un sweep tras la LOS. No espero tampoco que la recuperación de Morgan suponga ningún cambio significativo en ataque.
Sin embargo, sorprende que un jugador con demostradas buenas manos, y peligro tras la recepción, como Evans, apenas fuese buscado en una única oportunidad. 2 miserables snaps para el jugador que consiguió la segunda recepción más larga del equipo después del TD de Higgins. Creo que debería incluírsele mucho más en el juego, incluso compartiendo backfield con Mixon (las formaciones de 2 RBs no están prohibidas) para despistar al rival como doble amenaza.
No obstante, una opción más adecuada sería fichar algún agente libre. Entre quienes estuvieron probando, por sus características, podría encajar bien DeDe Westbrook. Las opciones desde el practice squad no parece muy solventes (Lassiter no aprovechó sus oportunidades y al “bueno”, Pryor, le cortamos para dejar en plantilla a Thomas y Taylor que se están demostrando como bastante irrelevantes).
- Ya es el momento de decir que Mixon no atraviesa su mejor momento, y es hora de dejar paso a los que vienen detrás. Su porcentaje de yardas por carrera fue un patético 3,4 para un global de 3,3 en lo que llevamos de competición. Por aire tampoco fue mucho mejor: 4,6 yardas por recepción, siendo el 4º jugador con más yardas de recepción pese a haber sido el más buscado (9 veces). No es capaz de encontrar huecos ni librarse de placajes.
Cuando le han dado la oportunidad a Perine, sí ha sido capaz de conseguir más yardas por potencia (4,2 de media). Quizá sea muy osado decir que deba ser él nuestro RB principal, pero merece llevar el balón más del triste 10% del total de carreras que lleva hasta ahora. De Evans ya he hablado con anterioridad. Creo que no estamos sacando el máximo partido al potencial de nuestra posición. O que los entrenadores no están siendo capaces de generar fórmulas para que lo primero que se encuentre Mixon en su camino no sea el culo de algún compañero.
- La protección de Burrow volvió a ser un grave problema. La defensa de Cleveland nos vio más vulnerable por el exterior y por ahí llegó la mayor parte de la presión. Esto muestra el camino a seguir por el resto de equipos. Si Garrett es bueno, Burns tampoco es manco, y Williams va a volver a sufrir. No sé si sustituirle por Adeniji será la solución, pero algo hay que hacer. La progresión del pick#11 del draft de 2019 está resultando muy decepcionante. Es inevitable cuestionar el trabajo de Pollack.
Por supuesto, otra opción es dejar a alguien más en protección, normalmente un TE. Pero Hurst nunca ha sido bueno en esta labor, y Wilcox es muy limitado (tampoco se espera la vuelta de Sample que, francamente, tampoco aportaba demasiado en este apartado). Entre los RBs, el más capacitado es Perine (las cifras de Mixon aquí son también muy lamentables), otro argumento más para valorar una mayor rotación en el backfield.
No obstante, la mejor protección sería la que se proporcione él mismo. Le veo algo estático en el pocket, cuando es un QB que lanza muy bien en movimiento y se podría aprovechar esta cualidad preparando rollouts. Igualmente, diseñar jugadas de screen provocaría que se lo pensaran un poco antes de atacarle. Cuando hablamos de plan de juego plano, nos referimos a la falta de variedad de jugadas. No digo ya diseñar alguna jugada de fantasía, que es solamente un recurso puntual, sino por ejemplo, más acciones de jet–sweep, o incluso de option. Burrow no será el QB más corredor, pero tampoco es cojo, y no necesita hacer 100 yardas corriendo, con que logre 5 en cada acción ya haría más que nuestros RBs…
En defensa
Aquí el problema son las bajas, pero vamos paso a paso.
En el centro de la línea defensiva, sin Reader ni Tupou, volvemos a tener un serio problema, porque nos enfrentamos a un equipo eminentemente corredor. La salida de su máximo playmaker, McCaffrey, y la titularidad de un QB tan limitado como Walker, les ha hecho girar a una ofensiva más tradicional, con un runningback golpeador como Foreman. Ante Cleveland probamos una formación 5-2-4, con Carter, Tufele y Hill en el medio de la DL. No resultó muy bien. Ninguno de ellos es NT puro, y el único que tenemos en plantilla, Shelvin, ni llegó a estar activado ante el fiasco que está resultando. De hecho, activamos a Domenique Davis del PS, un undrafted de 2020 que hizo su debut en la liga el lunes ante Browns.
Dado que no se esperan incorporaciones, no nos queda otra que insistir en el planteamiento, cruzando los dedos para que esta vez funcione mejor. El único consuelo, triste consuelo, es que las bajas en secundaria, de las que hablaremos ahora, más la menor amenaza aérea de nuestros rivales, permiten destinar más efectivos a esta tarea de frenar la carrera.
Tras la de NT, la demarcación de CB es la más castigada por las lesiones. Hemos perdido para toda la temporada a Awuzie, nuestro CB1, que estaba cuajando nuevamente una gran temporada. Esperemos que el largo y difícil proceso de recuperación de la rotura de ligamentos de rodilla no impacte en su rendimiento futuro. Tuvo que salir Flowers a demostrar por qué estaba sin equipo cuando le fichamos: es demasiado lento para defender el exterior. Puede aportar contra tight-ends, más lentos, o aprovechando su altura en la end-zone, pero es una irresponsabilidad ponerle a marcar a cualquier wide-receiver de la NFL. En todo caso, también se lesionó y no se espera que juegue el domingo.
Se espera el regreso de Apple, quien será nuestro nuevo CB1. No tengo claro si alguna de estas dos son buenas noticias, pero es lo mejor que tenemos. Y con esto debemos tirar hasta final de año, porque tampoco se prevén fichajes que mejoren lo que hay. Es una pena que la lesión de Taylor-Britt en pretemporada haya ralentizado su progreso, y ahora que le necesitamos de titular, esté todavía tan falto de rodaje (de experiencia, ya ni hablamos). En principio, tras ellos estaría Davis, ya que no se plantean sacar del slot a Hilton (si puede jugar, ya que también se lesionó en un dedo). Esto hace que el rookie Hill esté entrenando con los cornerbacks. Para dar profundidad, probablemente activen desde el equipo de prácticas al CB novato George, quien tuvo una buena pretemporada. En todo caso, recemos más fuerte que nunca: “In Anarumo we trust”.
Visto lo malo, vamos a enfocarnos en lo bueno, que también hay. Hendrickson y Hubbard están volviendo a ser una terrible tenaza para los QBs rivales. Ossai va poco a poco entrando en juego. Van a ser muy importantes para tratar de desactivar las iniciativas rivales antes de que se conviertan en amenaza, sin contar con la ayuda de la presión de una secundaria muy mermada.
Logan Wilson regresó en un formidable estado de forma. Una gran alegría dado el susto que nos llevamos cuando se lesionó. Bell ya lleva 4 intercepciones, cuando en ninguna de sus 6 campañas anteriores en la NFL había conseguido más de una. Por cierto, de las 6 que lleva el equipo, ninguna la ha conseguido ningún cornerback (una de Bates y otra de Wilson). No obstante, se dejó comer la tostada en un pase profundo de Brisett que terminó de sentenciar el encuentro. Bates también rindió a gran nivel, muy seguro en los placajes; así como Davis–Gaither, quien se anotó una recuperación de balón.
Contra Browns perdimos la imbatibilidad en cuanto a touchdowns encajados en la segunda mitad, pero esto no debería empañar el extraordinario rendimiento defensivo de esta campaña. Fundamental para que, pese al pobre bagaje ofensivo, sigamos todavía en la lucha por playoffs.
El rival
Pocos podrían imaginar al comienzo de la liga que en la jornada 8, los Panthers estarían jugando contra los Falcons por el liderazgo de su división. Si en el alocado final del Atlanta–Carolina del pasado domingo, Piñeiro, el kicker de los Panthers, hubiese estado sólo un poco más acertado (o menos desacertado, porque fueron fallos en patadas fáciles para cualquier kicker), ahora estaría escribiendo que nos enfrentábamos al líder de la NFC Sur en vez de al último de la misma.
Puede que sólo sea una anécdota, pero conviene no confiarse. Resulta evidente que son un equipo en transición (Mayfield no les ha durado ni un cuarto de temporada, y desprenderse de McCaffrey, su mejor jugador, es un claro mensaje), pero esto no significa que no sean peligrosos. Las 2 victorias de su balance 2-6 las consiguieron contra Saints y Buccaneers, y sus derrotas ante Browns y Giants llegaron de una patada lejanísima cerca del final.
Como decía, su ataque se ha simplificado para el quarterback P. J. Walker, inesperado titular por las lesiones del novato Corral, el decepcionante primera ronda Darnold, y de nuestro conocido Mayfield (a quien de las 7 veces que le hemos enfrentado sólo hemos ganado una vez, en el irrelevante último partido de Dalton en 2019). Walker entró en la NFL en 2017 como undrafted por los Colts, pero no ha sido hasta su etapa en Carolina cuando ha jugado un puñado de partidos (5 como titular en 3 años). En teoría, no debería ser un QB de quien preocuparnos, pero tras las amargas experiencias ante Trubisky, Rush o Brissett, yo no me fiaría ni un pelo.
El traspaso de McCaffrey supone que el peso del ataque recaiga en las manos de Foreman, un veterano runningback de potencia, a quien la lesión del RB2 Hubbard prácticamente le deja con el 100% de las carreras. Suelen alinear formaciones pesadas, con doble tight-end, para colapsar las líneas enemigas, y forzar a las defensas a emplear muchos efectivos en el box. Además, su línea ofensiva ha mejorado respecto a la del año pasado.
En el juego de pase, el receptor principal es D.J. Moore, quien el domingo pasado atrapó un increíble hail-Mary que mandó el partido a la prórroga. Es un receptor muy rápido, a quien no podemos conceder ninguna ventaja. Otro WR peligroso en este sentido es Shenault, quien ya nos hizo mucho daño en su etapa en Jaguars. Habrá que llevar especial cuidado por su movilidad y explosividad tras la recepción. Pero quien se está destapando últimamente es Marshall, el tercero del triplete Chase–Jefferson–Marshall de LSU con quien Burrow batió todos los records universitarios. Seguro que querrá destacar ante sus ex-compañeros.
En defensa alinean una formación 4-2-5, donde destaca sobre todos el DE Burns, pero también son peligrosos por el centro con el DT Ioannidis fichado este año. Los linebackers y defensive–backs son muy rápidos, lo que les convierte en muy sólidos, sobre todo, ante carreras exteriores. Donte Jackson (otro ex-LSU), su mejor cornerback, arrastra molestias en el tobillo que probablemente le harán perderse el partido. En todo caso, es un equipo equilibrado, que quizá defiende algo mejor el pase (20º de la liga) que la carrera (23º).
El director de orquesta es Steve Wilks, head–coach interino que tomó las riendas del equipo tras el despido del inoperante Matt Rhule. Su pasado como entrenador de secundaria convierte la defensa del juego de pase en su especialidad, mientras que delega bastante la parte ofensiva en el coordinador McAdoo. Es un equipo en transición, que no tiene nada que perder, así que juegan sin inhibiciones, y con el único propósito de lucimiento de los jóvenes para demostrar que merecen un sitio en el futuro.
La clave
Las casas de apuestas nos dan favoritos por 7,5 puntos. Los mismos expertos también nos daban favoritos ante Browns y ya vimos lo que pasó. Así que la clave es dejarse las confianzas en la taquilla y salir con el cuchillo entre los dientes desde el minuto 1. Primero, por demostrarse, a sí mismos, que no son tan malos como parecieron en Cleveland, y recuperar la seguridad perdida. También para meter pronto al público en el encuentro, y que el Paycor Stadium se convierta en una olla a presión y no en una jaula de pitos. Pero, sobre todo, para forzar a Panthers a abandonar el juego de carrera y deban volcarse más hacia el pase, donde son más vulnerables.
En ataque, quizá tocaría hacer más partícipe del juego aéreo a Hurst, liberado de sus funciones de bloqueo, funcionando más como receptor puro y “falso TE” en formaciones 12 (doble TE). También deberíamos aprovechar (tal como sin duda van a hacer ellos con nosotros) las bajas en secundaria para buscar terceros receptores, que puedan enfrentar emparejamientos más favorables. Igualmente, vendría bien alguna bomba a Higgins para buscar las cosquillas a sus safeties.
En defensa, fundamental frenar su juego de carrera. Habrá que ser imaginativos en las formaciones, y quizá meter más linebackers si la línea es insuficiente (además, no tenemos tantos defensive–backs fiables). No podemos dejar que Walker juegue a su antojo, porque cualquier QB en la liga te la puede liar, y ya bastantes ejemplos hemos sufrido. Puede que haya que tirar más blitz de lo habitual, y apretar mucho en la presión, para forzar que sus terceros downs sean largos y no puedan descansar la responsabilidad de avanzar en sus corredores.
Mención especial para los equipos especiales. Huber está muy cuestionado y otro mal partido del punter podría acelerar su relevo. McPherson está excesivamente fallón, y no estamos precisamente para regalar puntos. Los retornos están resultando irrelevantes, sin chispa ni peligro. Cuando hablamos de mejorar el juego, también debemos mirar a Simmons.
En mi opinión, vamos a demostrar que somos mejor equipo y nos vamos a imponer, aunque la experiencia me alerta de que no sin sufrimiento. Ponernos con balance negativo antes del bye podría generar muchas dudas sobre el avance del proyecto, mientras que descansar dejando el equipo todavía con opciones de playoffs ayudaría a acelerar la recuperación de nuestros jugadores clave aún en la enfermería. Apostaría por un marcador alto, y un resultado que no se resuelva a nuestro favor hasta el último cuarto.
Redactor en Bengals.es
Redactor en Spanish Bowl
Ex-Redactor de la AFC Norte de la NFL en el Diario AS
Colaborador de «La Perrera Brown».
Integrante del foro de los Cincinnati Bengals en NFLHispano.com