La jornada anterior a la festividad de Halloween nos volvió a dejar un partido de terror. Los Philadelphia Eagles nos pasaron por encima en la segunda mitad, después de que en la primera quizá mereciéramos mejor fortuna. Pero en la segunda parte, los aciertos visitantes y los errores locales fueron definitivos para convertir el que podía ser el partido de borrón y cuenta nueva para empezar de cero con el balance igualado, en otra nueva casa de los horrores, con el miedo a perder otra temporada, en una ventana de oportunidad cada vez más cerrada.
Con la campaña a punto de escaparse entre los dedos (las caritas en las ruedas de prensa hablan por sí solas), quizá la última oportunidad de subirse al tren pase este domingo a las 7 de la tarde en España (en USA cambian la hora y volvemos al horario de siempre), las 12 del mediodía en México y las 3 de la tarde en Argentina (a menos que en estos países cambien también la hora, en cuyo caso, insto a nuestros amigos americanos a que hagan ellos mismos las cuentas).
El rival, Las Vegas Raiders de Antonio (gran nombre) Pierce, ex-linebacker de Washington y Giants que, con un balance de 2-6, es de los pocos que todavía están peor que nosotros. Ahí ha recalado nuestro Zach «attack» Carter tras haberle cortado. También está allí, en su equipo de prácticas, Terrace Marshall, la tercera pata del trío de receptores que tenía Burrow en LSU, junto con Jefferson y Chase. De los nuestros, Trent Brown estuvo un par de años allí. El balance de enfrentamientos entre ambas franquicias es favorable a ellos por 19-12, pero no nos han ganado desde que se mudaron a Las Vegas. Los dos últimos enfrentamientos se saldaron con victoria a nuestro favor, siendo el último la victoria en el wildcard de 2021 por 26-19. Como partido histórico destacado, los playoffs de 1990 donde se lesionó Bo Jackson, multidisciplinar atleta de los Raiders. Tras perder nosotros ese partido, se lanzó la famosa maldición de Bo Jackson que nos condenaba a no ganar ningún partido en playoffs, maldición que duró la friolera de 31 años.
Para la cita volveremos al casco naranja, combinado con la tradicional camiseta negra, pantalón blanco con rayas naranjas, y medias naranjas. El mismo uniforme que vestimos la última vez que les derrotamos. Como «ruler of the jungle» oficiará Tyler Eifert, para los nuevos, un antiguo lesionado tight-end, que dejó los Bengals para cazar caimanes en Florida. El tiempo en Cincinnati parece que no acompañará, ya que se prevén chubascos con una probabilidad del 55%, temperatura rondando los 18º y vientos de unos 17 km/h.
Arbitrará el encuentro el colegiado Brad Rogers, profesor de negocios en la universidad de Texas Tech. Nacido hace 51 años en Fort Worth, Texas, y árbitro principal en la NFL desde 2019, nos ha dirigido en 3 ocasiones, con un balance de 1-2. Aunque no es de los más pañueleros (se encuentra en la zona media con poco más de 13 penalizaciones por partido), el año pasado fue quien pitó más holdings ofensivos, así que ya sabéis dónde habrá que llevar más cuidado.
En ataque
Dado que la defensa está de aquella manera, será fundamental que el ataque tire del equipo. Y no lo tendrá fácil, sobre todo por dos lesionados clave.
Orlando Brown no ha entrenado, y su ausencia motivará la presencia en el Left-Tackle de Ford. Al menos, ya sabemos lo que hay, y durante toda la semana ha estado entrenando con los titulares. Pero claro, una cosa es un entrenamiento, y otra encararse con Crosby, 7º en la lista de máximos «sackeadores» de la NFL, con casi uno por partido. Por esta razón, suponemos que Sample quedará perenne junto a él en tareas de protección, eliminando así una opción de pase (tampoco es que se haya prodigado mucho, la verdad).
La otra baja, la de Higgins, no por repetida es menos grave. Es muy bueno, pero con su salud de cristal, es complicado comprometerse con él con un contrato de elite (seguro que cuando se marche de los Bengals, no vuelve a lesionarse en la vida…). Esta vez, la ausencia ya es conocida y (esperemos) el cuerpo técnico habrá ideado opciones para reemplazarle.
En las formaciones, ya vimos algo más de participación de Burton (tampoco era difícil, no jugaba nunca…). Creo que debemos seguir contando con él por su capacidad para estirar defensas a lo largo del campo. Lo que no podemos hacer es buscar pases divididos hacia Iosivas, porque le falta el físico de Tee para imponerse. Esto no significa que haya que relegarle, porque sí tiene buenas manos, y velocidad si estuviera en posición de conseguir yardas tras la recepción. Así las cosas, las recepciones complicadas tendrán que ser tarea de Gesicki, cada vez menos alineado en una posición de Tight-End, que sinceramente, mi opinión es que no le gusta demasiado. Algo que está aprovechando All, sin duda el futuro de la franquicia en este puesto.
Burrow ya ha dado un toque de atención a los técnicos sobre el juego de carrera. Y no es para menos. Debe estar hasta las narices de tener que ser él quien soluciones todos los problemas de la ofensiva, ya sea con su brazo (casi siempre) o con sus piernas (exponiendo su físico). La incapacidad para conseguir ganar los downs de pocas yardas es muy seria (y no podemos pretender saldarlo todo con QB-sneaks). Hay que encontrar la manera de resolver con éxito estas jugadas, aunque sea con cambio de personal (Trayveon Williams), poniendo más músculo en la línea, o jugando más descaradamente con un tight-end como fullback (total, cuando salen en motion para bloquear, todos nos tienen ya tomada la matrícula).
Lo que está claro es que es bastante significativo que sea precisamente el quarterback, quien normalmente suele preferir más jugadas de pase para ser protagonista, quien reclame un juego más poderoso por tierra. Es inevitable mirar la temporada de Mixon en Texans para convencerse de que el problema no era él. Quizá la composición de la línea, los esquemas de bloqueo para la carrera, o la incapacidad de Pollack para coordinar el juego de carrera sean los motivos por lo que no termina de arrancar, pero Burrow tiene claro, como lo tenemos todos, que sin juego de carrera que permita balancear la ofensiva, no vamos a ninguna parte. Si Moss no consigue resultados, habrá que darle más balones a Brown, o ver si hay alguna otra alternativa ahí fuera (cosa que dudo, porque la directiva se mueve menos que un gato de escayola).
Así las cosas, a Chase le tocará ponerse la capa de superhéroe. De su mágica conexión con Burrow dependerá buena parte de nuestro destino, demostrando que no necesita que nadie le quite moscones para brillar. Por supuesto, esto también lo sabe la secundaria de Raiders, pero es nuestra mejor arma, y debemos exprimirla mientras las demás se suman a la fiesta.
Quizá por ser la defensa la unidad más criticada, estamos obviando que el ataque está un poco atascado. En los últimos 3 partidos no hemos pasado de 17 puntos (de los 21 de Cleveland, 7 fueron de un retorno). Muy poco para un ataque con nuestro potencial. Ni somos capaces de conseguir distancia en la primera parte, ni realizar los ajustes necesarios en la segunda. Los técnicos ofensivos también tienen mucho trabajo por hacer en una liga que se nos está acortando peligrosamente.
En defensa
La secundaria, especialidad de Anarumo, sigue siendo un lastre que tira de toda la unidad hacia abajo. Ante Eagles, un conjunto eminentemente corredor, nos hicieron trizas la estadística que nos colocaba entre los mejores equipos evitando big-plays. Sus receptores no tuvieron piedad con nuestros cornerbacks, y los safeties también se vieron superados.
Tambien sería injusto culpar solamente a los defensive-backs cuando Hurst acabó el partido sin tener que llevar a lavar la camiseta. El pass-rush no existe el día que tienen controlado a Hendrickson. Si no somos capaces de meter una mínima presión al quarterback, cualquiera en la liga nos puede hacer un roto. Incluido Minshew.
Pero como decía antes, no se esperan refuerzos, así que habrá que tirar con lo que hay. Battle salió en demasiadas fotos para lo poco que jugó (apenas 3 snaps). El dúo calavera Stone y Bell jugó prácticamente todo el partido. Newton tampoco dio relevos a Turner y Taylor-Britt, siendo Hilton, entre los «titulares», el CB menos utilizado. Pocas cosas van a cambiar si los que tendrían que hacerlo apenas pisan el campo.
En la línea, poco a poco Jenkins va entrando en la rotación. Algo más que Jackson. Uno se preguntaría, ante la falta de presión interior, si no sería interesante alinear más a un Nose-Tackle capaz de absorber dobles bloqueos que pudieran liberar a algún compañero.
En la linea de linebackers , también sin novedad. Wilson y Pratt acaparan la mayoría de los snaps, lo que tampoco es un gran problema, porque este año año están rindiendo bien, más allá del riesgo de cansancio y desgaste que supone.
Ante Raiders, la presión debe dar un vuelco espectacular, porque será la única forma de que la secundaria tenga alguna oportunidad de anticiparse a los receptores rivales. Sí exceptuamos a Hill (quien para algunos no tenía estatus de titular), la unidad defensiva está al completo, pero su rendimiento dista mucho de ser el esperado.
Es un avance la mejoría defendiendo la carrera, pero sirve de poco si no somos capaces de conseguir que entre en escena el punter rival. El público que ha asistido con resignación a las 4 derrotas en el Paycor Stadium empieza a impacientarse. Y con razón.
El rival
Las Vegas Raiders (2-6) está en un proceso de reconstrucción donde, de momento, no van a exigir resultados al nuevo entrenador Pierce. Sin embargo, la franquicia del «just win, baby» nunca jamás va a entregar gratis un partido. Y menos ahora que el indiscutible número uno de este deporte, Tom Brady, forma parte del accionariado propietario del club.
El afán ganador es una señal característica de este equipo. Otra son los jaleos. Tras unas críticas de Pierce (este también debe ir aprendiendo lo que supone entrenar una franquicia como ésta), el receptor estrella Davante Adams, descontento todo el año, terminó saliendo del equipo.
Su quarterback es el carismático Minshew. Capaz de lo malo y lo peor, suple con su entusiasmo la falta de calidad. Pero ojo, que nadie se confíe. Este equipo ya se ha merendado a dos componentes de la «terrible» AFC Norte: los intermitentes Browns y los invencibles Ravens. Llevan 4 derrotas seguidas, y nosotros somos especialistas en romper rachas…
El juego de carrera lo está llevando Mattison, con poquita ayuda de White por sus molestias. En el de pase, el wide-receiver más destacado es Meyers (receptor con muy buenas manos), seguido por el retornador Tucker, un jugador muy habilidoso, habituado a moverse por zonas concurridas de personal, ya que tiene 11 hermanos. Pero el receptor que destaca por encima de todos es el tight-end Bowers. El novato es el líder de la NFL en recepciones y yardas (52 y 535) en una defensa cuya base son las formaciones 12 con doble tight-end. Sobre todo, nos deberían preocupar sus 287 yardas tras la recepción por la debilidad de nuestros safeties.
En la defensa , el placador más destacado es el linebacker Spillane (4º de la NFL), pero llega con molestias en la rodilla y es seria duda. Aunque, como decía antes, el peligro se llama Crosby y sus 6,5 sacks pese a perderse un partido por lesión. Se especuló con una posible salida del pass-rusher durante el periodo de traspasos, pero me parece que en él, los de Nevada tienen una roca sólida sobre la que construir. Suelen formar en 4-2-5, con una línea firme contra la carrera (son el 6º mejor de la liga en este apartado). Junto a Spillane en la línea de linebackers se encuentra Deablo, quien por razones obvias debería destacar en estas jornadas de Halloween.
En secundaria son más vulnerables. Pese a no haber concedido big-plays (son los únicos que aún no han encajado un pase de más de 40 yardas), son el peor equipo en cobertura para la web profootballfocus. El jugador más destacado es el cornerback Hobbs, aunque a quien hay que vigilar es al safety Moehrig, 2° en placajes del equipo y primero en intercepciones.
El hecho de que un safety tenga tantos placajes es consecuencia de los problemas defensivos para detener las jugadas. Son el segundo equipo de la liga con más placajes fallados (105). Con 210 puntos encajados, son el cuarto peor equipo de la liga en este apartado, por lo que el domingo no le valen excusas a nuestro ataque.
Su kicker, Carlson, sólo ha fallado 2 field-goals, ambos de larga distancia, mientras que el punter Cole se encuentra en la mitad de la tabla en las principales estadísticas. Para terminar, simplemente recordar el respeto que siempre hay que tener hacia estos equipos que, sin nada que perder, no tienen miedo a ganar.
La clave
Hay tantas que no sé bien por dónde empezar. Supongo que por lo básico: tratar de encauzar el rendimiento defensivo. En este sentido, nos llega un equipo que no debería generarnos demasiados problemas. Los Raiders promedian 18 puntos y 288 yardas por partido, 7° y 5° peor porcentaje de la liga respectivamente. Minshew, con 22, es el segundo quarterback de la NFL que ha encajado más sacks, lo que a priori apunta a buena oportunidad para recuperar el pass-rush.
Tampoco corriendo representan un gran peligro. Sus 3,6 yardas de promedio por carrera para 632 totales son la segundas marcas más bajas de la liga. Sería buena ocasión para acelerar las rotaciones en el frontal defensivo para prepararnos de cara a lo que viene el jueves, con poco descanso: la visita a Baltimore.
Por lo dicho anteriormente, necesitaríamos un partido «tranquilo» (ya sé que pido un imposible). Intentar ponernos pronto con ventaja en el marcador para intentar rotar jugadores de cara al partido del jueves. No forzaría la recuperación de los lesionados, sino que aprovecharía para foguear a sus suplentes por si tampoco llegan al partido de Ravens que, este sí, es fundamental para nuestro futuro. No sólo Ford en el left-tackle, sino también Burton, que demuestre sobre el campo todo el talento que le falta fuera de él.
Clave también tiene que ser mejorar la productividad por tierra. Balancear más el juego de pase y carrera, y permitir a nuestros runningbacks cobrar más protagonismo. Tanto en jugadas de pocas yardas como en la red-zone. Siempre solemos ir de menos a más en este sentido. Ya es hora de empezar a ir a más. Sobre todo, si la climatología empieza a ser un factor.
Las casas de apuestas nos dan favoritos para ganar este partido por 7 puntos. Y eso que la mayoría de ellas son precisamente de Las Vegas. En mi opinión creo que, está vez sí, la rabia acumulada estos últimos partidos va a salir en tromba el domingo para dar una merecida alegría a los aficionados de Cincinnati. Creo que vamos a ganar de forma más o menos clara, pero que no se va a materializar hasta el último cuarto. Diría un marcador de 34-20, como siempre, más con el corazón que con la cabeza. Un corazón que, pese a todo, no deja de latir en naranja y negro.
WHO DEY, HERMANOS!!!!
Redactor en Bengals.es
Redactor en Spanish Bowl
Ex-Redactor de la AFC Norte de la NFL en el Diario AS
Colaborador de «La Perrera Brown».
Integrante del foro de los Cincinnati Bengals en NFLHispano.com