El cielo ha caído sobre nuestras cabezas. Nuestro mayor temor, una lesión fatal de Burrow, se produjo a los 9 minutos del segundo cuarto del partido en Baltimore. En aquel fatídico minuto terminó la temporada 2023 para los Bengals. Así de drástico, así de cierto. El equipo no estaba preparado anímicamente para la pérdida de su líder y, sumado al potencial y ganas de Ravens, no tuvimos ninguna opción el pasado jueves. Pero el problema es el abismo que se abre hacia el futuro. La franquicia no estaba preparada para su pérdida (Browning como única alternativa es una solución de saldo). Los entrenadores no estaban preparados para su pérdida (no se puede mantener un esquema de juego basado en el talento de un quarterback top-3 de la liga a manos de un quarterback varios peldaños por debajo). Los aficionados no estábamos preparados para su pérdida, sumidos ahora en una incurable depresión.
Si nunca es buen momento para perder a nuestro guía, mucho menos en la “Steelers Week”. La única forma de salvar una temporada que ya comenzó torcida era derrotar a nuestro mayor enemigo. Ahora, probablemente ni tengamos este triste consuelo. Los Steelers no están jugando bien. Su ofensiva no carbura, su juego es deslavazado. Pero ahí están, con un balance 6-4, en puestos de playoffs. Nosotros no estamos tan lejos, 5-5, pero con la sensación de que la temporada se nos escapa como arena entre los dedos.
Como decía arriba, el partido contra Steelers es nuestro “clásico” particular. Es el equipo contra quien más veces nos hemos enfrentado, siendo derrotados la mayoría de las ocasiones (el balance es de 68-39 a su favor y 33-22 en Cincinnati). Ni siquiera con un equipo sobre papel superior, como el que tenemos en los últimos tiempos, hemos conseguido cambiar la tendencia. Recordad el año pasado. En el partido de casa, la jornada inaugural, tras un encuentro nefasto por parte de Burrow, aún así tuvimos opciones de ganar en un último extra–point, y en la prórroga con un field–goal, pero en ambas oportunidades falló McPherson (la lesión del long-snapper no ayudó). Se terminaron imponiendo ellos, así que debemos tener presente que, en cualquier circunstancia, ellos son unos supervivientes a quienes cuesta horrores vencer.
Todas las noticias son negativas. Tanto que apenas podemos destacar lo poco positivo del partido del domingo. Por ejemplo, que vestiremos la, para mí, equipación más elegante, con la camiseta naranja, pantalón negro, con rayas y medias naranjas. Y el horario. Volvemos a la franja de las 7 de la tarde en España (retransmitidos por Movistar +, que nunca nos da suerte), que serán las 3 de la tarde en Argentina y 12 del mediodía en México.
Este dato no sé si es positivo o no, pero se espera lluvia para la hora del encuentro (probabilidad del 60%). Un día desapacible (como si los dioses también estuvieran contrariados), con frío (unos 5ºC), nubes, humedad, y viento (15 km/h). El jugador elegido para el “rule the jungle” será el recordado Domata Peko. Esperemos que su espíritu indomable se traslade a los jugadores.
En nuestras filas tenemos al ex-steeler Mike Hilton, mientras que ellos tienen al ex-bengal Ogunjobi. Su coordinador defensivo, Teryl Austin, ocupó idéntica función en Cincinnati en 2018. Nuestros Tyler Boyd (WR) y Cal Adomitis (LS) son nativos de Pittsburgh, mientras que el LB Shaka Heyward (en el practice squad) es primo de los hermanos Heyward (Cameron y Connor) en el bando acerero.
En estos partidos entre franquicia que no se tienen cariño alguno, la labor del árbitro siempre está bajo el microscopio. Esta vez, el elegido por la NFL es Brad Rogers, de 51 años, tejano de Fort Worth, y cuando no arbitra, es profesor universitario de negocios en su “alma mater”, la universidad de Lubbock Christian. Como árbitro principal (desde 2019), solo nos ha pitado en 2 ocasiones, con un balance de 1-1 (la última nada menos que en 2020). Es un árbitro que intenta ser amable y equitativo en el trato con los jugadores. Sin embargo, es el tercero más “pañuelero”, con mas de 13 penalizaciones de media por encuentro. El 25% de ellas son holdings del ataque, pero no se corta tampoco en marcar interferencias defensivas de pase.
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En ataque
En ataque todo cambia. Ya no podemos depender del talento de Burrow para solucionar terceros downs imposibles, así que el primer mandamiento es no llegar a ellos. ¿Cómo evitarlos? Para empezar, evitando penalizaciones tontas, pero solo con esto no será suficiente. Hay que diseñar un plan para evitar que Browning se vea demasiado comprometido.
Para empezar, la línea ofensiva deberá ser más firme que nunca. Burrow permitía prolongar las jugadas moviéndose en el pocket, o saliendo de él, sin perder de vista el campo, pero esto se acabó con Browning. Habrá tiempo para la primera opción, una segunda como mucho, y después, adiós (más vale tirar el balón fuera que exponerse a un strip-sack). Siempre hemos dicho que era la propia ambición de Burrow extendiendo la jugada lo que generaba tantos sacks. Ahora, la línea ofensiva, defendiendo a un tipo de jugador más estándar, tendrá que demostrar si esto era así, o sólo consecuencia de su propia ineptitud.
La segunda fase es el juego de carrera. Si hasta ahora el porcentaje de jugadas por tierra era de un escueto 30%, ahora tendrá que aumentar. Mixon, ahora ya sin excusa, debe ajustarse los galones de capitán y remontar su penoso porcentaje (4 yardas tras 153 carreras). Afinar su visión para localizar los huecos, dar potencia a su tren inferior para romper placajes, acelerar si, por alguna casualidad, encuentra vía libre. Si no responde ahora, no veo motivos para que continue. Quizá con un mayor volumen pueda llegar a “calentar” más las piernas, pero también es posible que haya más oportunidad para sus compañeros (Williams y quizá Brown si sale de la lista de lesionados esta semana, ya que Evans no existe).
Pero claro, lo de dar más vidilla al juego de carrera será si conseguimos las suficientes jugadas prolongando los drives. Si encadenamos un tres y fuera tras otro, va a ser imposible. Habrá que pasar de vez en cuando. Como no veo a Browning diseccionando la, por otra parte, dura defensa acerera, ni a Jonah Williams conteniendo a T.J. Watt, habrá que soltar rápido el oval. Aquí entran en juego nuestros recién descubiertos tight-ends. Puede que tengamos que variar nuestro habitual personal 11 (3 WRs) por otro 12 (doble TE) con el fin de maximizar la protección y ofrecer al quarterback un pase de emergencia.
No podemos pretender avanzar mucho de golpe. Por las circunstancias expuestas arriba, los pases deberán ser rápidos, cortos, y que después el receptor se busque la vida, ganando las yardas tras la recepción. Por suerte, seguimos contando con Chase, pero como sin duda doblarán su marcaje, habrá que buscar otras alternativas. Higgins sigue sin entrenar. En nuestra situación, yo no le forzaría. En cambio, buscaría más a receptores menos habituales, con quienes los Steelers estén menos familiarizados, pero con quien Browning pueda tener mejor conexión al entrenar con los suplentes. Me refiero a Irwin, Jones o Iosivas (quien puede recuperarse a tiempo).
Y por supuesto, el propio Browning tendrá que poner de su parte. La semana pasada, un quarterback con todavía menos experiencia que él como Dorian Thompson–Robinson fue capaz de llevar a los Browns a la victoria frente a Pittsburgh. No debe tener miedo a equivocarse. Si le interceptan, mala suerte, a la próxima saldrá mejor. Los Steelers van a sobrecargar mucho el box para cortarnos el juego de carrera, así que dejarán espacios atrás. Alguna bomba, llegue a su destino o no, puede resultar interesante para echarles hacia atrás. Y sobre todo, si en jugadas claras de pase se centran mucho sobre los receptores y dejan más espacios, no dudar en utilizar sus piernas para ganar primeros downs.
En todo caso, el principal examen lo tienen los entrenadores, modificando y adaptando a la nueva realidad el plan de juego. Han tenido 10 días para hacerlo, más que en un espacio intersemanal normal. Ahora ya no tienen la red de protección que les ofrecía Burrow (aunque les esté ayudando con el pinganillo desde la banda). Cuando otros equipos contendientes se han visto en idéntica situación, sus entrenadores han sido capaces de mantenerles competitivos. Es hora de que demuestren estar a la altura de un equipo que, no lo olvidemos, aún sin Burrow, sigue contando con jugadores de elite.

En defensa
Con el ataque manco, le tocará a la defensa (una vez más) tener que dar la cara. Este año no estamos demasiado acertados (somos la 30ª defensa total). El día que no conseguimos turnovers (como pasó ante Ravens), se exponen todas sus carencias (como dato, somos el segundo equipo con mejor diferencial de turnovers; ¿el primero?, los Steelers).
Hay que revertir radicalmente la situación. La defensa de Browns es la que menos yardas ha concedido en toda la liga en lo que llevamos de competición. Ante Steelers encajó 172 de carrera. Nosotros somos la segunda peor defensa contra la carrera de la NFL. Creo que no hace falta hacerles un croquis a los entrenadores de Pittsburgh sobre cuál debe ser su táctica. Por tanto, tenemos que frenar esta sangría al precio que sea. Y si el precio es reducir secundaria para fortalecer el front-seven, lo pago gustoso.
Hay que ayudar a Reader en centro de la línea. Supongo que podrán a su lado a otro gordo (Tupou) y por fuera de ellos a Hill y a Hubbard (si se recupera) o a Hendrickson (los dos a la vez sólo en jugadas de pase). Tras ellos, una línea de 3 linebackers con Pratt, Wilson y Davis–Gaither. Que si no llegamos a frenar a sus jugadores no sea por falta de personal. La secundaria la reduciría 4 jugadores, con Battle (ya titular) patrullando el box, Hill protegiendo el área profunda, y los cornerbacks Hilton y Awuzie (yo tampoco forzaría a Taylor-Britt) sobre Johnson y Pickens respectivamente.
Pero Steelers ya no es el equipo de Roethlisberger y sus mandarinas. Su estilo de juego es más sobrio, más machacón. Son de los pocos que siguen contando con fullback puro y formaciones pesadas con varios TE. Juegan mucho con el RB Warren saliendo como receptor. Habrá que estar atentos tanto a él como al TE Freiermuth, recién salido de la lista de lesionados. Hay que reducir espacios entre líneas y las salidas a la flat, porque Pickett puede hacernos más daño ahí que en el pase largo. Si la idea es que no corran para forzarles a pasar (son la penúltima ofensiva por el aire de la liga), no podemos dejarle ninguna ventana abierta.
Va a ser un partido duro, y dependemos de la defensa para tener alguna opción. No hay que bajar los brazos en ningún momento porque no sabemos cuándo tendremos la oportunidad de voltear una situación adversa con algún robo de balón. Pero si por cualquier razón nos vamos del partido, al menos, intentemos probar a los jóvenes (Murphy, Turner) para que no todo sean pérdidas.
El rival
Steelers, contra la mayoría de los pronósticos, es el séptimo equipo clasificado en la AFC. Si alguien tenía duda de su resiliencia, es que conoce bien poco a este conjunto. Su juego no enamora, pero apoyados en una sólida defensa, el ataque hace lo que tiene que hacer para, al menos, estar vivos a lo largo de todo el partido, y dar el martillazo al final. Además, llevados por su inconformismo, a pesar de la buena trayectoria del equipo, han despedido (con razón) a Matt Canada, su coordinador ofensivo, porque el ataque no rendía al nivel esperado.
El nuevo coordinador ofensivo es Eddie Faulkner (no confundir con William Faulkner, el escritor por quien hay verdadera devoción en el pueblo de “amanece, que no es poco”). Hasta ahora, se encargaba de entrenar a los runningbacks, por lo que podemos intuir por dónde van a ir los tiros de su nueva ofensiva. La pareja de corredores Harris y Warren son muy complementarios (499 yardas el primero y 493 el segundo) y, sin lugar a duda, el pilar de su ataque. Warren además es el segundo máximo receptor del equipo.
En el juego de pase no destacan demasiado. Pickens es su mejor arma en este apartado, sobre todo si tiene espacio libre delante de él. Por lo demás, la evolución de Pickett parece estancada, y salvo pases de seguridad, no se prodiga demasiado. En este apartado, son un equipo que nos ha “matado” muchas veces con pases cortos al tight-end, y no me extrañaría que volvieran a emplear la misma táctica.
Su defensa son palabras mayores. La vuelta de Hayward, más la siempre inquietante presencia de Watt (tanto por el lado ciego como por el opuesto) generan pavor en cualquier línea ofensiva. Tanto por su peligro atacando al quarterback, como por sus “zarpas” taponando los pases en la línea. Su tradicional defensa 3-4 se complementa con Roberts en el middle linebacker, taponando cualquier intento de progresar por ahí.
No obstante, el mayor peligro me parece su secundaria. Con la lesión de Fitzpatrick (es duda su presencia ante nosotros), el strong-safety Kazee es quien se encarga de “cazar” las intercepciones. En los cornerbacks, la experiencia de Peterson por un lado, y la energía (y permisividad arbitral) del novato Porter en el otro, harán complicado encontrar líneas de pase.
Si el partido se hace espeso, cobrarán importancia los pateadores. Su kicker Boswell es casi infalible (18 de 19), mientras que su punter Harvin (quien sigue la misma dieta de nuestro recordado Bullock) es el 4º con mejor porcentaje (empatado con nuestro Robbins). Atentos a los retornos de kickoff, que son el 4º mejor equipo en este apartado.
Este equipo está hecho a la imagen de Tomlin, quien lleva ya 16 años en el cargo, y todavía no conoce una temporada con balance negativo. Si de algo podemos estar seguros es que van a dar la batalla, en el football, el “anti-football”, en lo táctico, en lo físico, o en cualquier parte. Nunca toman prisioneros, y tampoco lo van a hacer el domingo.

La clave
Nuestra principal única opción es ganar el sorteo inicial, avanzar a posiciones que nos permitan anotar y, tras hacerlo, presionar al árbitro para que pite la hora y dé por concluido el encuentro en ese punto.
No es una broma. Va a ser un partido que se nos puede hacer muy largo. Nuestra obligación es enfriarlo, no distanciarnos en el marcador y, si es necesario, jugárnoslo en un cara o cruz al final. Cada punto valdrá oro, por lo que no intentaría 4ºs downs por golosos que sean si estamos en posición de anotar 3 puntos.
La lluvia puede ser un factor que haga todavía más difícil pasar, por lo que hay que correr todo lo posible, y así evitar que nos coman la moral a base de sacks. Atentos a los fumbles si el balón está mojado.
La vuelta de Jones nos permite ser más incisivos en los retornos de punt. Hay que aprovechar cualquier mínima ventaja que podamos tener.
Pese a todo lo dicho sobre nuestra situación actual, los apostadores pronostican una victoria de Steelers por solo un punto, por lo que no nos deben ver tan mal como lo hacemos nosotros. Estamos en la semana de Acción de Gracias. Es buen momento para dar gracias de tener un equipo que, aun sin Burrow, nos aporta jugadores espectaculares que ver (Chase, Hendrickson, McPherson, etc). Esperemos que las rebajas no afecten a nuestros bengalíes y que este domingo no sea un “Black Sunday”. Hay que seguir confiando en los de naranja y negro en las buenas y, sobre todo, en las malas. Who Dey!


Redactor en Bengals.es
Redactor en Spanish Bowl
Ex-Redactor de la AFC Norte de la NFL en el Diario AS
Colaborador de «La Perrera Brown».
Integrante del foro de los Cincinnati Bengals en NFLHispano.com