AnalisisBengals 2017

Titans 24 – Bengals 20

A nadie gusta perder. Y menos cuando tu equipo lo hace a falta de menos de un minuto para el final. No importa que no nos hubiéramos merecido ganar, o que no haya nadie más a quien culpar de la derrota que a nosotros mismos. La sensación es desagradable; el regusto, muy amargo, como de arroz pasado. Son muchos meses de espera, son pocos partidos los que tiene la temporada. No puedo pensar en la campaña que viene. No me convence el argumento de una mejor posición en el draft. Ni siquiera la promesa de una hipotética y necesaria limpieza en el cuadro técnico. Yo quiero que mi equipo gane, y cuando no lo hace, estoy jodido.

 

Ya escribí en una ocasión que ser aficionado de los Bengals supone estar adscrito a la cofradía de la desdicha. Perder forma parte del ADN bengalí. Lo sabemos y lo asumimos. Pero como reputados gourmets de la derrota que somos, sabemos cuándo ésta se produce porque no damos para más, y cuando por que no sabemos aprovechar lo que tenemos. Ahora estamos en este segundo caso. Está claro que no tenemos un quarterback elite de la liga (¡menuda novedad!, ¿cuántos equipos lo tienen?) pero hay una plantilla compensada, con buenos jugadores en todas las líneas (salvo la OL). Entonces, ¿por qué no podemos disfrutar con nuestro equipo? Ninguno es perfecto, todos los conjuntos atraviesan durante el partido periodos de buen juego y baches de desacierto. Pero el nuestro es una caída constante, sólo salvada por el pundonor de algunas estrellas (Dunlap, Green), cuyo talento se les cae de los bolsillos. De nuevo, hay que mirar a la banda para tratar de encontrar una explicación.

 

Quien dice que con cada derrota estamos más cerca del despido de Lewis, se equivoca. Ni siquiera nos van a dar el gusto de ver cómo le dan la patada en el culo. Os recuerdo que éste es el último año de su contrato, y lo que parece claro es que no le vamos a renovar, así que harán una lacrimógena rueda de prensa, le agradecerán los servicios prestados al club, e inaugurarán una placa con su nombre en un lugar señalado del estadio. Creo que ya deben hasta tener reservado el local donde irán después a tomarse un piscolabis. Tengo la impresión de que a Lewis ya se la suda todo, y lo único que pretende es quemar sus últimos días con cierta apariencia de dignidad (que en mi opinión, no está consiguiendo, y su recuerdo final será el de un mediocre cuyo único mérito fue rescatar del olvido una franquicia en su día gloriosa).

 

De Lewis puede entender su falta de sangre, nunca la ha tenido, pero ¿los coordinadores? ¿En serio puede ser que Guenther encabece la lista de candidatos a sucederle? ¿Estamos locos? Por lo menos, Lewis dirigió la defensa de Baltimore de 2000, que está considerada como una de las mejores de la historia del football, pero ¿Guenther? A duras penas tiene el nivel necesario para coordinador defensivo ¡y estamos pensando en hacerle head-coach! Lo único que ha hecho ha sido dilapidar la herencia de Zimmer. Si a Lewis se le acusa de no imponer disciplina en el vestuario, recordemos que Guenther es en teoría el jefe más directo de los Pacman y Burfict, cuyo comportamiento está descontrolado, y de los Dunlap, Kirkpatrick, etc., que no dejan de soltar puyas en internet. Su nivel técnico como entrenador está en la mitad baja de la liga, pero es que como líder es un completo chiste.

 

Y de Lazor ¿qué decir? Salió por la puerta de atrás de Miami, y aquí se le brindó una oportunidad única, que está tirando por el retrete. Nunca ha sido un apasionado del juego de carrera (tampoco lo era Zampese), pero los niveles a los que está llegando el equipo rozan lo absurdo. 14 carreras (1 de Dalton y 2 end-arounds de Erickson) por 35 pases, en un partido que estuvo igualado hasta el final. Nuestro ataque es el último de la liga. El último, señores. Un ataque con A.J. Green y Joe Mixon. Cualquier coordinador mataría por tenerles a sus órdenes. 1 de 10 en terceros downs. UNO DE DIEZ. Y si malo es al principio, peor es al final. A.J. Green en su TD hizo tantas yardas como el resto del equipo en toda la segunda mitad. Lamentable se queda corto. Es un dolor ver atacar (por decir algo) a nuestro equipo. Lewis no puede seguir, eso está claro, pero los demás deben irse también (y Alexander el primero).

 

Con todo, como siempre, el partido dejó algunas cosas buenas que sería injusto no recordar.

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