Con el despido de Zampese, Lewis no pretende dar un giro a la inercia del equipo, sino intentar recuperar el control de un vestuario harto de aguantar la situación.
Nadie sabe cómo empiezan. A veces es sólo un rumor, un comentario banal, una broma inofensiva. Poco a poco, la crítica se va haciendo más grande. El chiste deja de tener gracia, y la murmuración se extiende, imparable, hasta que estalla. En ocasiones sólo es necesaria una chispa. Otras, hace falta una explosión nuclear. Este es nuestro caso. Hemos tenido que llegar al extremo del ridículo más bochornoso para comenzar a reaccionar. Sin embargo, estas dos humillantes derrotas ligueras no han sido el detonante para el despido fulminante del coordinador ofensivo Ken Zampese, sino la gota que colma el vaso, la punta del iceberg que te hace naufragar. El malestar se venía gestando tiempo atrás.
No seré tan mezquino de alegrarme porque una persona pierda su puesto de trabajo, pero debo ser sincero, no voy a llorar la marcha de Zampese. Ya desde que le nombraron sucesor de Hue Jackson me pareció un entrenador que no estaba lo suficientemente preparado para una función que le quedaba grande, cuyos antecedentes y filosofía no encajaban con las características de la plantilla actual. Como heredero de las enseñanzas de Mike Martz, su mentalidad se ajustaba más a una ofensiva de ataque vertical que a nuestra “West Coast Offense”. El tiempo, desgraciadamente, me ha dado la razón. Mientras duraba la inercia de Jackson, el ataque disimuló sus carencias. Perdonamos su simpleza basándonos en su inexperiencia en el puesto. Disculpábamos su ineficacia por las lesiones de jugadores clave. Ahora ya no había excusas.
Que un quarterback decida pagarse, de su bolsillo, clases particulares de mecánicas de lanzamiento, no parece buena señal hacia quienes le entrenan de oficio, en su propio club. La mejoría experimentada de unos años atrás en Andy Dalton se debe más a la asistencia a los seminarios de Tom House en California que al trabajo de Zampese, cuyo único mérito conocido fue hacer de Carson Palmer uno de los mejores QBs de la liga (aunque ya venía bien entrenado de USC por el propio Hue Jackson). Hubo un tiempo que Zampese sonó como OC en varios equipos, e incluso llegó a hacer entrevistas, pero nunca llegaron a escogerle, y desde entonces nadie le volvió a llamar. Su estrella se apagaba cuando, como suele ser habitual, Mike Brown optó por la opción barata de escoger como sucesor de Hue Jackson a alguien de la casa, en una mal entendida recompensa por su fidelidad. En aquel momento, se inició la cuenta atrás de una bomba de relojería.
Redactor en Bengals.es
Redactor en Spanish Bowl
Ex-Redactor de la AFC Norte de la NFL en el Diario AS
Colaborador de «La Perrera Brown».
Integrante del foro de los Cincinnati Bengals en NFLHispano.com