Se avecinan tiempos duros, camaradas. La derrota en el TNF fue la constatación de que no tenemos equipo para conmemorar el 50 aniversario de los Bengals como nos hubiera gustado. Ojo, mirad que digo “como nos hubiera gustado”, no “como nos merecíamos”; porque si hay algún culpable de esta situación es la propia franquicia, inerte ante la cada vez más palpable falta de energía y soluciones desde la banda, indolente ante la marcha de pilares de la línea ofensiva, ciega ante la evidente catástrofe de unos reemplazos incapacitados. No hay que buscar excusas, ni responsables fuera del club, la culpa es totalmente nuestra. De unas políticas continuistas, rácanas y absurdamente jerarquizadas. Tenemos lo que nos merecemos.
La prueba evidente, el partido de anoche. Ante unos Texans que estrenaban QB rookie, que llegaban con una línea ofensiva tan porosa como la nuestra, que venían sin ningún TE porque tenían a los 3 de baja, que durante el partido se les lesionaron los CBs titulares… pues ni aun así fuimos capaces de ganar. Los jugadores tuvieron fallos, y más tarde los analizaremos, pero cuando estos se repiten continuamente, ya no hay que mirar a los jugadores, sino a quienes les entrenan.
En un partido televisado en horario de máxima audiencia, mostramos a todo el mundo nuestra cara más chapucera, más “bungle”. Imposible defender ante el resto de aficionados que no somos tan malos como dicen, porque esta vez ellos tienen razón, y nosotros no. Por más que hayamos recorrido más yardas, llegado más veces a la red-zone, retornado más lejos o placado más duro. Podemos tener un receptor estratosférico o un corredor electrizante, pero si su esfuerzo no se convierte en puntos, no sirve para nada. Llevamos 2 partidos sin anotar un miserable touchdown (6 si lo prolongamos a la actuación de la ofensiva titular en pretemporada). Es bochornoso, sobre todo considerando lo anterior, el extenso plantel de variantes que tenemos para hacerlo.
Me está recordando peligrosamente la campaña 2010. Aquella en la que también se juntaron a la ofensiva estrellas como Ochocinco, Owens, Benson, Gresham… y terminó como el rosario de la aurora, con un penoso balance de 4-12, y nuestras figuras más “serias” (Palmer, Joseph) pidiendo la cuenta para irse. La ventana no es que se esté cerrando, es que nos ha dado en las narices.
Tenemos ahora 10 días hasta el próximo partido. Tiempo suficiente para reflexionar sobre lo que estamos haciendo. No hay que pensar en playoffs (pese a haber perdido contra 2 rivales directos), ni siquiera en ganar un partido. Hay que ir más abajo, más sencillo. Anotar un TD. Más abajo todavía. Convertir un primer down. En ese punto estamos. La confianza entre jugadores y entrenadores se ha roto. Ningún colectivo cree en el otro. Esto sólo se resuelve de forma radical. O los entrenadores se replantean todo lo que han venido preparando (desde esquemas hasta personal) o el presidente deberá tomar medidas y cortar cabezas. Mi pronóstico: no harán ni una cosa ni la otra.
ACTUALIZACION (15/09/17 – 20:35) = Zampese ha sido destituido.
Redactor en Bengals.es
Redactor en Spanish Bowl
Ex-Redactor de la AFC Norte de la NFL en el Diario AS
Colaborador de «La Perrera Brown».
Integrante del foro de los Cincinnati Bengals en NFLHispano.com