Nueva semana y otra derrota más a las espaldas. Ya van una docena. Ánimo, ya queda menos de este calvario. Aunque a decir verdad, después de ganar en la jornada anterior y evitar la vergüenza del 0-16, cada vez duelen menos. Es probable que hayamos hecho callo. O sobre todo, que después de ver el espectáculo desplegado por Burrow en la victoria de LSU sobre Georgia, cada vez estamos más convencidos de la conveniencia de afianzar el puesto 1 del draft para asegurarnos al QB.
Ciertamente, la diferencia entre los Browns (6-7) y nosotros (1-12), no fue tanta sobre el emparrillado. Perdimos por una anotación, por séptima vez en la temporada. Dio la impresión de que de haber necesitado realmente la victoria, hubiésemos podido conseguirla. Nos mató la falta de eficacia en la red-zone (provocada, o no, por las pésimas decisiones desde la banda), la imprecisión de Dalton (su pick#6 fue clave) o el arbitraje caserete que, en otras circunstancias, nos haría poner el grito en el cielo.
Desde el primer día, tuvimos claro que el balance de esta campaña no debería valorarse por la cantidad de victorias conseguidas. Quizá hubiésemos preferido más alegrías, pero consolémonos en la esperanza de que este sufrimiento pague dividendos en 2020. Dejando claro este principio, no me molesta tanto perder como algunas cosas que vi. Si Taylor se equivoca como entrenador, malo. Si lo hace aposta ordenado por la directiva, malo también porque le convierte en un pelele.
La dirección no fue buena, pero algunas actuaciones individuales tampoco. Aparte de un año de “formación” para el staff técnico, también es un casting para ver hasta qué punto son válidos algunos de nuestros jugadores más cuestionados. Aquí si no que no hay posibilidad de “tankear”. Se juegan su continuidad, o si no, su futuro en otro equipo. Ross volvía tras una larga inactividad, pero vemos que no ha perdido su capacidad para dejarse caer pases. Glenn fue superado en varias ocasiones, y eso que a Browns le faltaban sus dos rushers titulares. Vigil sólo resulta eficaz cuando la acción se dirige hacia su lado. Y así con otros jugadores.
Pero también hay que valorar lo positivo que estamos descubriendo. Wilson se ha revelado como mejor retornador que Phillips. Mixon puede (y debe) llevar el peso de la ofensiva. Bates es un fantástico cazador de intercepciones, pero debe jugar donde pueda ofrecer esa virtud. Erickson puede convertirse en un nuevo Sanu para jugadas de engaño, pero hay que saber diseñarlas. Todo esto lo desmenuzaremos a continuación.
ME GUSTÓ
Joe Mixon
El motor de la ofensiva, se cogió un buen cabreo cuando incompresiblemente no le dieron el balón en 1ª y 2 yardas para la anotación. 146 yardas, más de 6 por carrera; a las que sumar otras 40 de recepción, y más que pudieron ser. Estadísticamente, está acabando bien el año, tal como pasó en 2018.
Sin embargo, más que en sus cifras, me quedo con su actitud. Pidiendo ser protagonista, cabreándose cuando no le sale la jugada como quería. Esforzándose siempre al máximo en cada oportunidad. Este comportamiento, cuando no hay absolutamente nada que ganar, dice mucho del espíritu competitivo de un jugador. Ahora bien, debería controlarlo un poco, porque cometió una falta personal absolutamente evitable, que forzó un 3ª y largo donde vino la intercepción retornada para touchdown.
Jessie Bates
De nuevo demostró todo lo bueno que es a la hora de cazar los balones que vuelen por su zona. Muy atento a la jugada, y muy buenas manos para atrapar las intercepciones, porque no eran sencillas. Hablo en plural porque para mí, la intercepción que le quitaron los árbitros fue totalmente legal, y en todo caso, la dudosa interferencia de pase de Jackson para nada invalida su esfuerzo para atrapar el balón suelto.
No obstante, volvió a demostrar sus deficiencias a la hora de parar jugadores en movimiento. Su falta de contundencia es evidente. Carece del físico adecuado, pero a falta de él, debería perfeccionar su técnica de placaje, quizá yendo más abajo para al menos interrumpir su carrera o mejorando el ángulo de contacto.
Alex Erickson
De sus manos vino el pase más largo de nuestro equipo (26 yardas, tampoco ninguna locura). Hay ya quien afirma que tiene el segundo brazo más potente de la plantilla… después del de Dolegala. Anécdotas al margen, de nuevo volvió a demostrar que siempre está ahí cuando se le necesita. Que no sólo cumple como receptor y retornador, sino que también puede intervenir en jugadas de engaño. A ver si con él recuperamos la versatilidad perdida desde que se fue Sanu.
Defensa, en general
Si quitamos los 7 puntos encajados por el turnover ofensivo, de nuevo volvió a dejar al equipo contrario en unos accesibles 20 puntos. Cleveland recorrió menos yardas, y tuvo menos tiempo el balón en su poder que nosotros. Bien en las ayudas, y buenos esfuerzos individuales, dentro de las posibilidades de cada cual (como Vigil que siguió luchando por hacerse con el balón en su intercepción). Fallamos defendiendo la carrera, pero la mejoría experimentada en esta unidad los últimos 4 encuentros es evidente.
NO ME GUSTÓ
Andy Dalton
Ya comenté que su buena actuación contra Jets fue un espejismo. Contra Browns volvieron a aparecer todos sus defectos. Falta de sangre fría en situaciones de presión (como el intentional grounding del drive inicial cuando tenía solos a su izquierda a Tate y Eifert, o incluso podría haber corrido él). Falta de sangre “caliente” para evitar el sack que nos alejaba de la end-zone. Falta de decisión para correr en aquel cuarto down a escasas yardas de la zona de marca. Falta de precisión en el pase atrasado y alto, imposible para Tate, que derivó en un pick#6 que a la postre fue la diferencia en el partido.
Ser el mejor QB de la plantilla (a falta de ver a Dolegala, que por cierto, podría tener su oportunidad contra Dolphins ) no le convierte en “buen quarterback”. 3 en 12 en situaciones de tercer down es una estadística lamentable. 5 posesiones en la red-zone saldadas con sólo un TD, 3 FGs y un turnover-on-downs, tampoco son para sentirse orgulloso. Está a nivel de QB suplente, y a estos no se les paga 17 millones. Le quedan 3 jornadas como bengalí.
Auden Tate
No creo que tuviera culpa en la intercepción que nos costó un touchdown en contra. No siempre va a poder convertir sus escorzos en milagros. Sin embargo, le pitaron una falta (faltita rigurosa) evitable que nos costó el drive antes del descanso. Lo peor es que se lesionó la rodilla y, a falta de solamente 3 semanas de competición, está claro que no le da tiempo a volver y ha sido puesto en Injury Reserve. Esto es lo que no me gustó, que se lesionara (no fue culpa suya, claro). Le echamos de menos en las jugadas de end–zone. Una pena que se pierda estos últimos 3 partidos, porque estos minutos de juego, sin Green que le quite protagonismo, son oro para un joven que necesita progresar.
John Ross
Le disculpa el hecho de volver a la actividad tras el largo parón de su lesión, pero lo que no ha perdido es su capacidad para dejarse caer pases. Irrelevante en la ofensiva, su intervención más sonada fue una falta (faltita rigurosa también) que echó para atrás una buena carrera de Mixon. También se equivocó buscando el contacto en vez de irse a la banda en el drive final sin tiempos muertos. Necesitamos su velocidad para estirar las defensas, y con la lesión de Tate, su protagonismo debe aumentar. Esperemos que esté a la altura de esta oportunidad única.
Nick Vigil
Me exaspera su lentitud. Un QB móvil, pero para nada una centella como Mayfield, le ganó la carrera en su touchdown. Cuando la jugada se desarrolla fuera de su área, nunca llega, o lo hace demasiado tarde. Permitió demasiadas alegrías a Chubb, el RB de Browns, quien se fue a más de 100 yardas. Admirable su esfuerzo en la intercepción, pero los árbitros debieron haber dado down-by-contact. Sus números le van a dar un buen cartel en la próxima agencia libre, pero nosotros debemos aspirar a algo mejor.
Playcall ofensivo
Otro espejismo fue la utilización de los tight-ends el día de Jets. En Cleveland volvieron al ostracismo habitual. 2 pases y 1 recepción para Uzomah. 4 de 4 para Eifert, alguna de ellas de mucho mérito. Escasa participación para unos jugadores que contaban con ventaja frente a sus respectivos pares.
Pero lo peor de la jornada fue la escalofriante incapacidad en red-zone. Salvo el touchdown de Mixon (carrera central tras no–huddle para evitar que se reforzara la defensa Brown), el resto de situaciones fueron lamentables. Más allá de la pobre ejecución de Dalton, ordenar 3 pases cuando estábamos apenas a un par de yardas, o probar carreras centrales que no habían funcionado en ninguna parte del campo en ningún momento del partido, fueron decisiones espantosas. Tanto, que es razonable pensar que fuesen tomadas aposta para no anotar y seguir optando al número 1 del draft.
Por aquí se nos fue un partido en el que, por lo demás, fuimos superiores en todos los ámbitos (yardas, posesión, turnovers, etc.). Quizá se precipitó en ir por el 4º down a falta todavía de más de 7 minutos, pero estamos en un momento sin nada que perder. El challenge que pidió al final estuvo bien por dos minutos: uno era porque debíamos parar el reloj de todas formas, y otra, porque tenía razón en su reclamación (hubo varias infracciones en la jugada, otra cosa es que los árbitros no quisiesen revocar su decisión). Sin embargo, nuevamente dejó mucho que desear en la selección de jugadas, y ya se comenta que debería delegar esa responsabilidad en Callahan (otro que tampoco las ha cantado nunca) y centrarse en otras tareas propias de un head-coach, como por ejemplo, asegurar la disciplina de un equipo que cometió 8 penalizaciones y regaló muchas yardas al rival.
Arbitraje
Menos mal que no nos jugábamos nada, porque el arbitraje fue absolutamente demencial. Dejando aparte la intercepción que dieron a Vigil (probablemente no vieron en ninguna imagen una posesión clara de Njoku) el resto de jugadas, todas del lado marrón. Dos recepciones sobre la línea que al principio dan como buenas pese a que el balón todavía les bailaba en las manos que tuvieron que revocar (una tras un challenge de Taylor, otra tras reunión de cebras). Por cierto, reuniones de cebras que se repitieron excesivamente, cortando el ritmo del encuentro. No se aclaraban en algunas decisiones (nos dieron primer down, y después dijeron que no, que era tercer down y pulgadas, ya con la formación puesta).
Y como remate, los minutos finales. La segunda intercepción de Bates la anularon por una interferencia de pase no pitada en tiempo real, y cuya determinación tras la repetición también me parece muy rigurosa y, desde luego, alejada de otras más claras que han revisado y no cambiado. Y en el pase de Mayfield a Landry que les dejaba en field-goal range que sentenciaba el encuentro hubo varias infracciones (jugadores inelegibles en zona de pase, por ejemplo), pero como sólo se puede “challengear” la interferencia de pase, eso fue lo que reclamó Taylor, y aunque la había (bloquearon a un jugador nuestro antes de salir el oval), esta vez no quisieron revocarla.
Desde luego, de no ser porque “nos convenía” perder, estaríamos muy pero que muy mosqueados con la labor arbitral. Ahora bien, dicho esto, sólo quiero manifestar que el equipo arbitral estuvo mal, en ningún momento justificar una derrota de la que, como expongo más arriba, nosotros fuimos los mayores responsables.
PREMIOS 2019
MVP: El único jugador que ha mantenido nivel élite durante todo el año ha sido Huber, el punter. Lo siento si a alguien le molesta esta nominación, pero los pateadores son personas también.
Jugador ofensivo del año: A falta de Green, creo que Mixon se merece este reconocimiento por ser el jugador más determinante de la ofensiva.
Jugador defensivo del año: Dada la irregularidad de Dunlap, creo que este premio se lo voy a dar a Bates. De menos a más durante la temporada, ha tenido la ingrata labor de “apagafuegos” de los errores de sus compañeros. Hubbard se queda muy cerca.
Rookie ofensivo: El 60% de los picks del draft 2019 fueron jugadores ofensivos. De ellos, 2 se lesionaron, 1 aún está inédito, y de los 3 que han jugado: Finley, Sample y Jordan, me tengo que quedar con este último por descarte, ya que ninguno de los otros ha resultado nada especial. El OG debe aprovechar este tramo final de liga para afianzar su titularidad para 2020.
Rookie defensivo: De los 4 drafteados, dos se cayeron ya antes de iniciar el campeonato. La cosa estaba entre Wren (que apenas ha contribuido) y Pratt. Por tanto, la distinción debe ser para el linebacker. No sólo por ser prácticamente el único candidato, sino porque su juego, al menos desde el nivel estadístico, está resultando ligeramente esperanzador.
Comeback player: El claro favorito al empezar el año era Eifert. Pero si el objetivo con él era no forzarle para que llegase sano al final de temporada, ¡bravo!, lo han conseguido. Tan poco le han utilizado que ha terminado siendo irrelevante. Por tanto, el trofeo se lo doy a Lawson, otro al que le cuesta abandonar la enfermería, porque su presencia en el campo condiciona los ataques rivales.
Jugador revelación: Aunque Hopkins me ha sorprendido gratamente como nuevo center titular, creo que los milagros realizados por Tate le hacen merecedor de estos laureles. Por fin, nuevas peticiones de #freeTate durante la pretemporada dieron sus frutos. Sin sus atrapadas imposibles, la ausencia de Green hubiese sido mucho más dolorosa. De hecho, su buen juego incluso permite plantearnos la posibilidad de traspasar a A.J.
Jugador decepción: Muchos candidatos al premio. Desde Dalton, quien encaraba un año decisivo para su futuro, hasta Ross, que pese a su buen inicio de campaña, no es capaz ni de mantenerse sano, ni de corregir sus problemas con los drops. Sin embargo, que el supuesto mejor jugador de la línea ofensiva no sólo se haya visto relegado a la suplencia, sino que cuando ha debido intervenir haya cometido errores groseros, obliga a que el destinatario de tan deshonrosa distinción sea para Price. Hay otros jugadores que han tenido un mal año (Hart, Kirkpatrick, etc.), pero no suponen una decepción, porque nadie esperaba más de ellos.
Mejor entrenador del año: Creo que Bicknell, el de WRs, ha hecho una buena labor con lo que tenía disponible tras las lesiones de Green y Ross. También el joven Livingston, el de safeties, ha conseguido que su unidad sea bastante fiable. No sólo Bates, su estandarte, sino que Williams ha mejorado como “falso LB”, y tanto Wilson como Fejedelem han realizado muy buen trabajo en defensa como quintos DBs. Sin embargo, me quedo con Simmons, el de equipos especiales. Independientemente de la falta de potencia de Bullock, que no es culpa suya, esta unidad ha mantenido un nivel mucho más alto que la defensa o el ataque. Peligrosos en los retornos, y encerrando bien a los contrarios en su propio campo.
Peor entrenador del año: Como responsable del grupo, Taylor debería ser el elegido. El balance de 1-12 (y peor que acabará) me parece inaceptable para la calidad que atesora el equipo. Seguramente nos va a permitir draftear al mejor QB de la próxima promoción, pero el futuro no parece nada alentador como no espabile. Si debo elegir un entrenador de unidad me quedaría con Turner y su desastrosa línea ofensiva, incapaz de encontrar soluciones, que solo llegaron cuando Glenn, vaya a saber por qué, dejó de dolerle la cabeza. Otros que no han dado el nivel y deberían ser despedidos son Lukabu, el de la horrorosa unidad de linebackers, o Casey y su invisible grupo de tight-ends. En la cuerda floja Eason, con una línea defensiva que debería haber rendido mucho más.
Redactor en Bengals.es
Redactor en Spanish Bowl
Ex-Redactor de la AFC Norte de la NFL en el Diario AS
Colaborador de «La Perrera Brown».
Integrante del foro de los Cincinnati Bengals en NFLHispano.com