Ayer leíamos “Lewis dejará de ser entrenador de los Bengals…” y el corazón nos dio un vuelco. Después seguimos leyendo “…durante unos días como consecuencia de una enfermedad”, y volvíamos a nuestro depresivo estado habitual. Sin embargo, la noticia me dio que pensar. ¿Y si no fuera una indisposición casual, sino que hubiera una mano negra detrás? ¿Quién de la plantilla tendría motivos para tratar de asesinarle? Who dey gonna kill Lewis? Muchos, obviamente, dentro y sobre todo, fuera del equipo. Este pensamiento me ha llevado a proponer un juego con el que, de paso, dar un repaso, valga la redundancia, a lo que llevamos de training-camp. En este particular “Cluedo” bengalí, os reto a descubrir al asesino.

Primer sospechoso: Carl Lawson

Escenario del crimen: Sala de prensa

Arma homicida: micrófono electrificado.

Móvil del crimen: Durante todo el tiempo que llevamos de training-camp, ha sido sin duda el jugador que más ha destacado. Ya sea desde su nueva posición de OLB, o retomando la que le llevó al éxito en Auburn, la de edge-rusher en la línea, ha sido un martirio constante para nuestra devaluada línea ofensiva. El propio Lewis, algo poco habitual, tuvo palabras de elogio hacia él en una reciente rueda de prensa.

Sin embargo, nada de esto ha tenido reflejo en la reciente publicación del “depth-chart”. Como es costumbre en Lewis, los veteranos consolidados ocupan las primeras plazas, independientemente de cómo lo hayan hecho en el campo de entrenamiento. La lógica frustración enloqueció al menudo jugador, continuamente despreciado por su presunta debilidad y falta de tamaño. Con la complicidad de Mixon, otro marginado en el depth chart pese a su fantástico training-camp por su condición de rookie, derivó un cable electrificado al micrófono desde el cual Lewis respondía con su falta de concreción habitual a las preguntas de los periodistas. La electrocución resultó fulminante, entre los flashes de los reporteros, quienes por fin asistían a algo emocionante en una rueda de prensa de nuestro entrenador.