Esta jornada se puso de manifiesto varios hechos. El primero y principal, que oficialmente será una temporada de balance negativo y, por si quedaba alguna duda, desapareció cualquier remota posibilidad matemática de playoffs. Constató además, hasta qué punto nos tienen tomada la medida los Steelers, para quienes jugar en el Paul Brown Stadium es casi como hacerlo en casa. Pero por encima de todo, quedó absolutamente claro, que somos una auténtica banda y que, de los técnicos a los jugadores, totalmente indignos del cariño que incomprensiblemente aún profesamos los aficionados a estos colores. Si tuvieran algo de vergüenza, ya habrían salido a pedir disculpas. Este equipo tiene mucho más talento del que domingo a domingo se deja en el campo (si en algo somos expertos los seguidores bengalíes más veteranos es en detectar equipos malos) y todos, desde la directiva a los que saltan al campo, deberían plantearse si merecen ser llamados profesionales y el sueldo que perciben.

ME GUSTO:

Primera parte:

Para frotarse los ojos. Parecíamos otro equipo. Nos estábamos imponiendo con absoluta autoridad al favorito para ganar la división y uno de los cocos de la conferencia. En ataque, moviendo las cadenas con fluidez, llegando hasta dentro de la yarda 5 rival en cuatro ocasiones. Dalton encontraba la manera de desactivar la presión acerera con pases rápidos. La carrera encontraba su sitio. Incluso la línea parecía proteger mejor al QB. En defensa, éramos capaces de contener a los Steelers y limitar su ofensiva a 3 field-goals, siempre alejados de la zona de marca. Hasta los árbitros se olvidaban de favorecer a los de negro y amarillo con la señalización de un claro pass-interference en la end-zone a nuestro favor y un descarado chop block de Bell que anuló un TD de Antonio Brown.

Andy Dalton:

Pese a la dolorosa intercepción, para mí no fue responsable de la derrota, y sí de que durante buena parte del encuentro mandásemos en el marcador. Es cierto que algunos pases fueron desajustados (sigue creyendo que Core mide 3 metros de alto y que los brazos de Boyd tienen 2 de largo), pero mientras cada uno hizo su trabajo (la línea, Hill, LaFell), él hizo el suyo, llevando al equipo a anotar en cada drive, incluso haciendo un TD él mismo cuando Hill fue incapaz de penetrar por 3 veces. Se le acusa de que en la segunda parte desapareció, pero ¿dónde estuvo la OL (1 sack, 3 QB-hits)? ¿Dónde estuvo Hill (7 carreras para ¡-1 yarda!!!)? ¿Dónde estuvo Lafell (1 recepción en 3 pases)?

Alex Erickson:

Excelente partido el de nuestro retornador. ¡Qué lástima de placaje de Boswell (muy bueno, por cierto) cuando ya se iba para un merecido TD! Estuvo mucho más decidido e incisivo que en partidos anteriores. No tuvo oportunidad de retornar punts porque… la defensa sólo provocó uno, que además chutaron fuera.

Rex Burkhead:

De nuevo nuestro RB más efectivo. Y de largo. Un promedio de 4,6 yardas por carrera por los 2,2 de Hill. Sin embargo, sólo 7 oportunidades por 20 de Jeremy. Una nueva demostración de la deficiente lectura de los partidos de nuestros técnicos. O quizá de algo más grave, como apunta Gerardo, de la soberbia de una directiva incapaz de reconocer sus errores en el draft, y cuyos primeros picks deben funcionar a toda costa, cueste lo que cueste, incluso perjudicando al equipo o postergando a otros jugadores que le echan más… narices.

Actuaciones individuales:

Manda huevos que haya que destacar que alguien haga su trabajo, pero en este punto estamos. Hubo algunos jugadores cuya labor no fue tan desastrosa y por tanto, no merecen ser metidos en el mismo saco. Bullock demostró que ¡caramba!, se puede cambiar al kicker sin que se hunda el mundo: 100% de acierto y sin sobresaltos. Hewitt hizo unos bloqueos muy buenos, y también Zeitler en el TD de Hill. LaFell estuvo sobresaliente en la primera parte. Jones y Burfict también, cuando se pusieron a defender en vez de hacer el capullo. Kirkpatrick, como siempre, una de cal y otra de arena. Bien limitando a Brown, mal cometiendo penalizaciones muy costosas.